San Juan de Ávila 2014
El tiempo, ese existencial vivido más que conocido, con el sucederse de los años, nos envuelve, asedia y, al final, parece vencernos. Así, lo que ayer parecía un sueño, un futuro imposible, hoy, es pasado huido que, no obstante, ha dejado sus huellas en nosotros y es vivible en el recuerdo que, a su vez, nos proyecta al futuro esperanzador y sólo vivible en la esperanza.
Esta mañana nos hemos unido a la acción de gracias de unos hermanos cuyos 60, 50, 25 años de sacerdocio nos hablan del Amor de Dios al hombre y al mundo que se sirve a hombres para hacer patente ese Amor.
60, 50, 25 años de fidelidad recíproca son muchos años en un mundo donde lo que priva es la temporalidad, el presente deleitoso y fugaz, el afán de novedad y de nuevas experiencias.
60, 50, 25 años que, en nuestra historia persona,l nos hablan de Guerras, un Concilio, Revueltas estudiantiles, abandonos del ministerio, Crisis, pesimismo ambiental… También del realismo de la esperanza.
D. Antonio Cañizares abre la jornada resaltando la importancia de la Eucaristía para la el cristiano, para el sacerdote, para la Iglesia y para el mundo. Imposible la vida cristiana y sacerdotal que no se alimenta con y de la Eucaristía; imposible transformar el mundo según los criterios del evangelio si antes uno no ha sido transformado, evangelizado por la experiencia eucarística. En y de la Eucaristía nace la fuerza y energía para transformar la realidad. Hoy y siempre, en la historia de la iglesia, es inconcebible un profeta sin la Eucaristía.
También nos preside la Concelebración, a su lado D. Francisco que, este año, celebra su Cincuenta aniversario sacerdotal y todos los jubilares quienes, en sus intervenciones, a veces muy bien trabajadas pero superando los límites indicados por las rúbricas, nos hicieron participes de sus años de sacerdocio y lo que para ellos han supuesto. Nos acompaña el Abad de Cardeña y el P. Rufino Ezquerro OSB en nombre del Abad de Silos. También se unen todos los monasterios de Clausura y la CONFER que han enviado un mensaje garantizando su unidad y oración por todos nosotros a la vez que felicitan a los Jubilares. En el Ofertorio, éstos, hacen un donativo, 2.620€ a Jorge López Martínez, sacerdote de nuestro presbiterio, misionero en Zambia, que casualmente se encontraba entre nosotros.
La comida, como siempre, sirve para intercambiar las últimas vivencias personales y las convividas en aquellos años en esta casa que hoy nos acoge.
Ángel del Campo obsequia a los jubilares, como él, sus últimas grabaciones discográficas: Cancionero épico burgalés y Cancionero polifónico castellano. Igualmente, la Diócesis, a todos ellos, les hizo entrega de una bandeja conmemorativa.
Reiterando las felicitaciones nos despedimos. El tiempo nuevamente nos asedia e inexorablemente ya nos hace pensar en el próximo San Juan de Ávila del que hablaremos mañana.
Jesús Yusta Sainz