Ante las elecciones Europeas
El 25 de Mayo se celebran elecciones al Parlamento Europeo. El resultado configurará esta institución durante los próximos cinco años. Desde el Departamento de Formación Sociopolítica de la diócesis de Burgos pensamos que es una buena oportunidad para reflexionar sobre la Europa que se está construyendo y la Europa que soñamos.
La colaboración entre las naciones es un elemento positivo hacia la paz y la fraternidad, máxime cuando nos encontramos entre países que estuvieron enfrentados en dos grandes guerras. Por lo que respecta a España, es innegable que los ‘Fondos Europeos’ han beneficiado notablemente a nuestro país y han potenciado su desarrollo en las dos últimas décadas. Estamos en Europa y seguiremos en Europa. No podemos hacer demagogia con propuestas de aislacionismo como en otras épocas.
Sin embargo, constatamos en los ciudadanos un peligroso desinterés por las instituciones europeas (el 54 % de abstención en las últimas elecciones). Aunque nadie duda de su importancia, la lejanía afectiva y efectiva y el creciente descrédito provocado por los representantes políticos, hacen que la idea inicial de ‘un proyecto común europeo’ se perciba como un centro de intereses particulares de burócratas más que de demócratas. Por otra parte, sorprende que los candidatos españoles al Europarlamento no aprovechen su discurso político para explicar a todos cómo se construye el ‘proyecto común de Europa’. Por el contrario, parece que la descalificación se ha convertido en moneda de cambio.
Somos conscientes de la trascendencia que la Unión Europea tiene en nuestras vidas. El 80% de las leyes españolas viene determinado por directrices europeas. Son éstas las que orientan decisiones tan concretas como la subida de la luz o del IVA, el rescate bancario, los recortes en gastos sociales o la política migratoria. El período electoral es una gran oportunidad para informarse y debatir las principales cuestiones socioeconómicas que darán forma a la Unión en los próximos años.
Este Departamento, inspirado en la Doctrina Social de la Iglesia y siguiendo las orientaciones de los Obispos Europeos y de la Conferencia Episcopal Española, anima a todos los ciudadanos al compromiso personal para no caer en una visión instrumental del voto. Para que esto no suceda entendemos que ‘participar’ es ‘implicarse de lleno en construir democracia’, a la vez que denunciar las hipocresías democráticas. Desde esta opción nos sentimos responsables de hacer visible nuestro compromiso social, cuya expresión es ahora el ejercicio del voto. Éste debe hacerse desde un horizonte ético puesto en las personas antes que en los mercados. Desde estas premisas, consideramos lo siguiente:
- Es importante que los aspirantes al Parlamento Europeo muestren sensibilidad y compromiso por la difícil situación de muchos ciudadanos, especialmente los colectivos más vulnerables como los jóvenes, los parados, los discapacitados y los emigrantes. El alarmante crecimiento de ‘nuevos pobres’ exige que el votante busque en el candidato una verdadera vocación de servicio, marcada por la honestidad, la transparencia y la austeridad personal en la gestión de ‘lo público’.
- Es necesario ir creando una cultura de la moderación y de la solidaridad que inspire la economía social de mercado con un escrupuloso respeto al medio ambiente. Para ello todos debemos aprender a vivir teniendo como horizonte el bien común, siendo conscientes de que debemos vivir con menos para que todos puedan alcanzar un justo reparto de los bienes. La mejor construcción democrática es un mundo mejor para más personas.
- Es esencial recordar la urgencia de defender los derechos de todos los ciudadanos. La crisis económica ha frustrado las perspectivas de futuro de muchos millones de personas y ha tensado no poco las relaciones entre los diferentes países. Si queremos que el proyecto europeo no descarrile nuestros políticos deberán trabajar por la cohesión solidaria entre los diferentes países y por hacer palpable la esperanza de un futuro mejor a cada ciudadano.
Sabiendo que todo esto es posible y que es responsabilidad tanto de los candidatos como de todos los ciudadanos, este Departamento anima a una masiva participación ciudadana. Ante la novedad de un Parlamento Europeo con más competencias y el momento crucial por el que atraviesa Europa, el voto comprometido expresa el deseo de tomar conciencia en la construcción de una Europa más justa y solidaria, sobre todo con los países y las personas más débiles y vulnerables.