In memoriam D. José Alonso de Linaje
La muerte no sabe de días. Al amanecer de este Martes Santo, D. José ha muerto. Esta vez, la Pascua, para él, no será en la esperanza, sino en la realidad. Su muerte, iniciada el día del Bautismo hoy encuentra su sentido.
D. José, un sacerdote, entregado a la Causa del Evangelio, nos ha dejado. Nacido en Terminón, pronto iba a hacer 87 años, fue ordenado en 1952. Sus primeros pueblos allá, en el Valle Tobalina (Villaescusa, Plágaro y servs., más tarde en Castrojeriz, Miranda de Ebro, el Cementerio de Burgos… En todas partes donde ha estado ha dejado la huella de su mucho saber, su bien hacer y su muy bien saber estar. Fiel, leal, auténtico, cuidadoso en los pequeños detalles, esos que tanto se agradecen, impresionante la belleza de su letra de amanuense medieval, consecuente con sus ideas.
La ilusión y alegría con que vivía su sacerdocio era contagiosa. Allá donde estuvo suscitó vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa, hizo que muchos jóvenes se interrogaran y se plantearan seguir a Jesús de cerca. Hoy, D. José, podrá sentirse orgulloso, si es que allí se puede hablar en estos términos…, buenl, lo cierto es que varios sacerdotes, agradeciendo a D. José el despertar y el cultivo de su vocación, le presentarán al Padre como él hizo con tantos en sus parroquias y en el Cementerio donde asombraba la dignidad con que hacía este servicio, trasmitiendo esperanza y paz.
D. José, descansa en paz. Un ruego, tú, que en este mundo, tanto te preocupaste de nuestro seminario, continúa, ahora, en este empeño.
¡Descansa en paz!
Jesús Yusta Sainz