«Gratitud y altruismo» para salvar Rioseco
El estado «triste y lamentable» en el que se encontraba hace apenas ocho años el monasterio de Santa María de Rioseco nada tiene que ver con el actual. «La maleza acumulada con el paso de los años, las piedras de sillería robadas y los altares expoliados» llevaron a Juan Miguel Gutiérrez Pulgar y a un grupo de feligreses de las parroquias del valle de Manzanedo y de la zona de las Merindades a trabajar por salvar aquel emblemático lugar. Desde hace algunos años, la iniciativa se institucionalizó y esta ha sido ya el cuarto año en el que un nutrido grupo de voluntarios ha trabajado durante esta última semana para adecentar el lugar.
«Durante la primera semana completa del mes de agosto nos juntamos alrededor de cien personas para devolver la dignidad a este lugar», comenta Juan Miguel quien, además de ser el sacerdote con más parroquias a su cargo de la diócesis, se encarga de coordinar los trabajos de rehabilitación. Quitar la maleza que se acumula entre las viejas columnas y capiteles, volver a enterrar huesos abandonados, adecentar y recuperar los sillares de los antiguos muros son algunos de los trabajos que se han realizado este año.
La idea surgió hace más o menos un lustro. Cuando Gutiérrez Pulgar conoció aquel monasterio cisterciense, construido en el siglo XIII y abandonado el siglo pasado a su suerte, «se le cayó el alma a los pies». Decidió entonces, con ayuda de amigos de la zona, crear un grupo de voluntarios y este año ha conseguido reunir a más de 130 personas que han trabajado durante una semana en medio de «un ambiente fabuloso», como lo califica. «Aquí no hay distinciones; ninguno se cree superior a los demás ni por cuestión de edad, ni ideologías o lugar de procedencia. Se respira gratitud y altruismo», comenta. Allí cada uno ha tenido su trabajo, que se ha desarrollado «con total libertad» y sostenido por los potajes de las voluntarias, «que nos preparaban el café o el almuerzo».
Una semana de trabajo que concluye hoy con la celebración del «día del voluntariado», donde el plato fuerte será la celebración de la eucaristía celebrada en uno de los viejos altares recuperados para la ocasión. En el calendario, fijada ya la fecha del próximo año, cuando Juan Miguel y su equipo esperan volver a crear comunidad para salvar Santa María de Rioseco.