Jóvenes de la diócesis participan en una peregrinación a Lourdes

Sesenta jóvenes de la diócesis participaron la primera semana de agosto en una peregrinación a Lourdes. El delegado de pastoral juvenil, Agustín Burgos, relata la experiencia.
Los jóvenes de la diócesis posan para una foto frente a la basílica de Lourdes.

Los jóvenes de la diócesis posan para una foto frente a la basílica de Lourdes.

 

La actividad de verano programada por la delegación de infancia y juventud este año era la peregrinación a Lourdes. Sesenta jóvenes comenzaron esta peregrinación el día 30 de julio con la celebración de la misa en la parroquia de Santa María de Miranda de Ebro. La celebración allí no era casual. Querían comenzar allí bajo el amparo de la Virgen de Altamira, la última advocación mariana antes de salir del territorio de la diócesis. Tras la celebración, cada uno de los peregrinos fue recibiendo la bendición con el santísimo con cada uno de sus grupos de origen: jóvenes de parroquias de Miranda, Medina, Amaya, Gamonal, El Rosario, S. Pedro de la Fuente y otras.

 

Una parada en la ciudad de San Sebastián y San Juan de Luz permitieron a los participantes disfrutar del mar y la belleza. Por la noche llegaron por fin a Lourdes y participaron allí en la tradicional procesión de las antorchas. El primer encuentro con la Virgen en la gruta y portando las velas. Allí rezaron el rosario en diferentes idiomas. La cruz que se estrenó en esta peregrinación se unió a las distintas insignias de los peregrinos en esa noche. Terminaba la jornada dedicada a la “luz”.

 

El segundo día tenía como tema “la roca”. Los jóvenes se adentraron en la experiencia de la joven Bernardette: su mensaje, sus viviendas, su pila de bautismo, el lugar en el que vivía el párroco en la época de las apariciones, etc. La procesión de los enfermos, el momento de los juegos y la oración internacional de jóvenes en la gruta. Una vigilia llena de símbolos y allí mismo, bajo la misma gruta. Las manos levantadas debajo de la imagen de las apariciones en el momento final de la vigilia internacional es una de las imágenes que emocionan. Terminaba la jornada de la “roca” con una puesta en común en la oración final del día que indicaba lo que iba pasando ya por el corazón de muchos de los peregrinos.

 

La tercera jornada estaba dedicada al “agua”. El viacrucis, la celebración penitencial, el baño en las piscinas del manantial de Lourdes, los momentos de compartir, la marca del barro durante todo el día, los momentos de convivencia más cercana y el final del día bajo el agua con las velas, llenaron toda esta jornada.

 

El cuarto día era el día del “cambio de vida”. A las 07:30 de la mañana comenzaba la misa en castellano, en la gruta. Junto con otros grupos de españoles la misa fue el broche de estos cuatro días junto a la Virgen. Los cantos del coro “pedal” animaron la celebración con la alegría que acompañó todos estos días. Las visitas Pau y Bayona y las anécdotas propias de esta jornada fueron los momentos finales de un viaje que en las horas de regreso sirvieron para ir escuchando los diferentes testimonios que se fueron contando a los largo de tres horas. Gozo, alegría, detalles, perdón, misericordia, iglesia, confianza, sencillez, compartir, descubrir, agua, luz, roca, madre, fidelidad, diócesis, fueron algunas de las palabras que resumían lo que se fue comunicando en estas vivencias. El próximo verano de nuevo hay una cita. En agosto y en Ávila, santa Teresa de Jesús reunirá a jóvenes de toda España y de otros países europeos en un encuentro juvenil especial.

 

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