Matrimonio, evangelización y renovación de la Iglesia: cinco claves del papa Francisco

2014 11 02 mensaje arzobispo de Burgos pdf

 

El movimiento Schoenstatt está celebrando los cien años de su fundación. Con este motivo han acudido al Vaticano unos ocho mil miembros y han mantenido un encuentro con el Papa en torno a la “Familia como propuesta de vida”. Algunos peregrinos plantearon al Papa algunas preguntas relacionadas con la nueva evangelización, la renovación de la Iglesia y el papel que juega en todo esto el matrimonio y la familia.

El papa Francisco respondió con la frescura y gracejo que le caracterizan y señaló estas cinco claves: acompañar a los novios, no ser una Iglesia de “selectos”, rezar y abandonarse en Dios, renovar el corazón de cada uno y tener a la Virgen por Madre.

En primer lugar, acompañar a los novios. Partiendo del hecho de que “la familia y el matrimonio nunca han sido tan atacados como ahora”, bien sea de modo directo o con los hechos, manifestó que un buen antídoto es una preparación seria de los novios. “La preparación al matrimonio tiene que venir de muy lejos. Acompañar, pero siempre de cuerpo a cuerpo (uno a uno). Saber qué es lo que van a hacer. Muchos no saben lo que hacen y se casan sin saber qué significa”. El papa san Juan Pablo II estaba también convencido de esta preparación, que no puede reducirse a un breve cursillo prematrimonial o a una charla para preparar el rito sino que ha de comenzar desde el noviazgo e incluso antes.

La segunda clave que aportó el papa Francisco fue la urgencia de que la Iglesia se convierta en una realidad misionera y vaya en busca de los que se han ido y de los que todavía no han entrado. Porque “una Iglesia que no sale es una Iglesia de “exquisitos” (de “selectos”) Un movimiento eclesial que no sale en misión, es un movimiento “de exquisitos”.

En tercer lugar, para el Papa es imprescindible afrontar la reforma del corazón de cada uno de nosotros. Está bien “renovar la Curia” y “el Banco del Vaticano”, como estamos haciendo, dijo. Pero todas esas “renovaciones son externas” y de ellas son de las que hablan “los diarios”. Y añadió: “Es curioso. Ninguno habla de la renovación del corazón. No entienden nada de lo que es renovar la Iglesia. La renovación de la Iglesia es la santidad. Renovar el corazón de cada uno”. Es lo que vio nuestro pueblo de antaño, cuando sentenció aquello de “los mismos perros con distintos collares”. La renovación de las estructuras es necesaria, incluso imprescindible. Pero si las personas no cambiamos, no habrá una verdadera renovación. ¡Qué bien lo entendió, por ejemplo, santa Teresa, cuyo quinto centenario hemos comenzado a celebrar!

En la nueva evangelización y renovación de la Iglesia la Virgen ocupa un papel de primer orden. “El cristiano no tiene derecho a ser huérfano. Tiene Madre. Tenemos Madre”. El papa ilustró esta verdad con una anécdota: “Un anciano predicador con mucha chispa, terminó su sermón diciendo: ‘¡Bueno, y el que no quiera a María como Madre, la va a tener como suegra!’”.

La última clave apuntada por el Papa fue mantener la alegría y la esperanza. Él, que tanto abunda en estas dos virtudes, descubrió su secreto: “Me abandono y rezo. Él (Jesucristo) nunca me falla. Él no falla”.

Ayer celebrábamos la fiesta de Todos los Santos. Su variedad es como la de un jardín botánico de flores. Todas son hermosas y todas son diferentes. Pero todas tienen un rasgo común: son flores. Todos los santos son hermosos y distintos. Pero todos han coincidido en lo que señala el Papa: renovaron su corazón, amaron intensamente a la Virgen, se fiaron de Jesucristo, hicieron apostolado y, cuando se trata de matrimonios, lo prepararon arraigando su fe en Dios, su oración y su amor. Eso explica que fueran los grandes reformadores de la Iglesia.

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