Uno de cada siete burgaleses fue acompañado por la Iglesia en sus necesidades básicas

El próximo domingo se celebra el día de la Iglesia diocesana, una jornada que pretende dar a conocer la labor que llevó a cabo la diócesis de Burgos a lo largo del año 2013 y cómo administró sus recursos económicos para lograrlo. La labor pastoral, educativa y asistencial, están entre las grandes prioridades de la diócesis de Burgos que cerró el último ejercicio económico con un déficit cercano a los 350.000 euros.

 

iglesia diocesana

Esta mañana se ha presentado en rueda de prensa la campaña del Día de la Iglesia Diocesana 2014.

 

El próximo domingo 16 de noviembre, se celebra el día de la Iglesia diocesana, una jornada que pretende dar a conocer la labor que llevó a cabo la diócesis de Burgos a lo largo del año 2013 y cómo administró sus recursos económicos para lograrlo. En este sentido, la diócesis quiere apostar, año tras año, por un mayor ejercicio de comunicación, intentando ser cada vez más una “casa transparente, una casa de cristal”, donde todo el trabajo que realiza la diócesis sea accesible a todos los burgaleses, tal como han explicado esta misma mañana en rueda de prensa responsables diocesanos de comunicación y economía.

A este respecto, la campaña de este año quiere hacer hablar a las cifras. «Quizás parezcan números fríos, pero son números que hablan de vida y manifiestan que la Iglesia burgalesa está viva y que lleva a cabo, también hoy, un inmenso trabajo pastoral, asistencial, educativo y cultural», ha señalado Álvaro Tajadura, responsable de comunicación del arzobispado.

 

Y las cifras hablan de una diócesis de Burgos cuenta con una superficie de 14.022 kilómetros cuadrados, en los que viven un total de 371.248 personas, de las cuales 334.972 se declaran católicas, según datos del INE. Son estas las personas que hacen posible que la Iglesia católica pueda realizar una labor específica en la provincia burgalesa atendiendo a todo tipo de personas con cualquier necesidad en sus 1.003 parroquias y 347 centros pastorales. Además, entre los datos estadísticos de la diócesis, figuran un total de 1.289 catequistas, 884 misioneros (la segunda diócesis con más misioneros de España, después de Madrid), 1.143 religiosas profesas, 259 religiosos y 418 sacerdotes. Todo ello sin contar a los innumerables voluntarios que realizan todo tipo de tareas en la Iglesia burgalesa.

infográfico iglesia diocesana jpgAmplia labor asistencial y educativa

Todos ellos hicieron posible que, solo en el año pasado, fueran atendidas en sus necesidades básicas un total de 54.823 personas. Eso significa que «la Iglesia burgalesa acompañó el año pasado a casi uno de cada siete burgaleses», tal como ha recalcado Vicente Ruiz de Mencía, miembro del consejo diocesano de economía. Casas para ancianos, atención a personas sin hogar, asesoramiento a personas inmigrantes, apoyo al empleo y atenciones médicas han sido las actuaciones más significativas que la Iglesia ha prestado a la sociedad burgalesa a lo largo del último ejercicio.

 

Junto a ello, en la rueda de prensa se ha querido subrayar también la ingente labor cultural y educativa que realiza la Iglesia en la provincia burgalesa. Guarderías, jardines de infancia y colegios que imparten cursos en primaria, secundaria y bachillerato, educan a más de 24.000 alumnos. Junto a ellos, hay que añadir la labor educativa en el mundo de la juventud a través de la escuela diocesana de tiempo libre, que el año pasado aprobó 334 títulos de monitor y coordinador de tiempo libre.

Una Iglesia sin recortes

Uno de los objetivos de la campaña del día de la Iglesia diocesana es mostrar a los burgaleses el modo en que la diócesis ha administrado sus recursos económicos. «Administrar, porque no es un dinero propio, sino algo que fieles, instituciones y otros organismos le han confiado para repercutir en el bien de la sociedad en general y en el suyo propio», tal como se ha encargado de aclarar el ecónomo de la diócesis, Vicente Rebollo. Así, año tras año, los responsables de la economía diocesana hacen esfuerzos por mostrar con mayor claridad el balance de sus cuentas. En este sentido, y aunque no sean gastos que se gestionen directamente por la administración del arzobispado, se ha querido incluir en el balance económica los costes de los centros educativos de la diócesis. Así se tiene una idea más completa de la actividad económica de la Iglesia en Burgos.

 

Por ello, en la cuenta de ingresos, cobra especial peso lo aportado por subvenciones públicas corrientes (algo más de 12 millones), que junto con las remuneraciones por servicios y las aportaciones de instituciones diocesanas suman casi el 63% de los ingresos. Las otras grandes partidas económicas proceden de la asignación tributaria del IRPF y de las aportaciones voluntarias de los fieles de la diócesis, como legados, donativos y suscripciones. El total de ingresos ascendió a 31.069.680 euros.

 

En cuanto a la partida de gastos, destacan de forma especial la retribución al personal seglar que trabaja en centros educativos y otros organismos diocesanos y los casi 9 millones de euros destinados a acciones pastorales y asistenciales. La retribución del clero supone el 15% de los gastos diocesanos y la rehabilitación y conservación del patrimonio el 13%. El total de gastos sumó los 31.417.303 euros.

 

Al cierre del ejercicio económico 2013, la diócesis presentaba un déficit cercano a los 350 mil euros y que se afrontarán con el superávit de años anteriores. Así, Rebollo ha señalado «que la Iglesia burgalesa no puede quedarse al margen de la crisis económica actual y no puede permitirse el lujo de realizar recortes en su labor pastoral, educativa y asistencial».

Colaboración de todos

Las cifras hablan de necesidad. Si uno de cada siete burgaleses ha sido atendido por la Iglesia, significa que son muchos los que necesitan ayuda asistencial, reflejo de la actual crisis que estamos padeciendo. Son muchos los que esperan la ayuda de la Iglesia. De ahí que también se haga un llamamiento a la participación burgalesa en la colecta del próximo domingo. Una colecta que también ha menguado sus ingresos en los últimos años. Y es que la Iglesia tampoco se escapa de la crisis y los burgaleses priorizan sus donativos, lógicamente, en función de sus necesidades más básicas. 

 

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