La última asamblea plenaria de Obispos de España

2014 11 23 mensaje arzobispo de Burgos pdf

 

Acabo de regresar de la Asamblea Plenaria de los obispos de España que ha tenido lugar en Madrid. Hemos tratado muchos asuntos de interés y hemos elaborado una Nota sobre la realidad social de España. Sin embargo, me parece que vale la pena referirse al discurso de apertura, pronunciado por el Presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Ricardo Blázquez, arzobispo de Valladolid. Aunque los medios de comunicación se han hecho eco, tengo la impresión de que merecía otro tratamiento. Se trata, en efecto, de un discurso en el que se recogen varios asuntos de gran calado: la Relación final del Sínodo extraordinario de obispos sobre la familia, la preparación al sacramento del matrimonio, el año de Santa Teresa, la defensa de la vida y de la mujer, y la situación de la vida pública española.

Respecto a la Relación final del Sínodo me parece que lo más destacable es esta afirmación: “La Relación es un documento de discusión y un material de trabajo para la próxima Asamblea” que tendrá lugar el próximo octubre. Y esta propuesta: “¿No sería conveniente que en Comisiones de la Conferencia Episcopal y en las diócesis, en Facultades de Teología y de Derecho Canónico, fueran tratadas algunas cuestiones” donde es necesaria la colaboración entre obispos y teólogos?

En cuanto al matrimonio, monseñor Blázquez manifestó la preocupación que todos sentimos no sólo por el aumento de divorcios sino también por el descenso de matrimonios canónicos y de matrimonios en general. Sin entrar a fondo en el análisis de las causas y en las propuestas de solución, sí que dijo algo de lo que todos los obispos estamos cada vez más convencidos: “la preparación para el sacramento del matrimonio no puede limitarse a algunos encuentros ocasionales”. Es necesario ahondar en la relación que existe entre “fe cristiana y sacramento del matrimonio” y en la “identidad cristiana”, porque “si la identidad cristiana está oscurecida, lo estará obviamente el sacramento del matrimonio”.

Sobre el Año Teresiano propuso volver a los escritos y a la vida de la Santa, para descubrir o redescubrir que ella “ante todo y sobre todo fue una mujer de oración”. Guiados “por una maestra excepcional” tendremos la oportunidad de descubrir “el sentido cristiano y humanizador de la oración”.

Respecto a la defensa de la vida constató que la noticia de la retirada por parte del Gobierno del proyecto de ley en defensa de la vida “nos había entristecido y desconcertado”; más aún, “continuamos padeciendo el mismo desconcierto y reclamando lo prometido en el programa electoral”. Recordó también este principio básico: “la ciencia enseña que desde la concepción hay un tercer ser humano distinto de los padres. No es un tumor, es un hijo”. Por tanto, el aborto es un fracaso social y moral, de modo que “sin abortos, la sociedad será moralmente mucho más limpia”. Nada más lógico que “trabajar para que esta aceptación social del aborto se convierta en un rechazo social”.

Por último, se refirió a la situación de la sociedad española. “Es una convicción generalizada y un clamor –dijo- que necesitamos como pueblo una regeneración moral”. Porque hay demasiados hechos “que nos abochornan, desmoralizan y entristecen”. Pero no bastan los lamentos y los rechazos; es preciso “detectar las causas y cambiar el curso de las cosas”. Todos estamos convocados para llevar a cabo esta tarea que es improrrogable. Porque “sin conducta moral, sin honradez, sin respeto a los demás, sin servicio al bien común, sin solidaridad con los necesitados, nuestra sociedad se degrada”. Valdría la pena tomar en serio sus últimas palabras: “¡Cuánto despiertan, vigorizan y rearman moralmente la conciencia, el reconocimiento y el respeto de Dios”!

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