El clero burgalés celebra a su patrón
Sesenta, cincuenta y veinticinco años de servicio sacerdotal. Lustros de entrega generosa y silenciosa dignos de ser celebrados y aplaudidos por el resto del clero de la diócesis. Y un año más, la fiesta de san Juan de Ávila ha servido de excusa para que algo más de dos centenares de sacerdotes diocesanos se dieran cita en el Seminario de San José y rindieran homenaje a los sacerdotes que ayer celebraban el aniversario de su ordenación sacerdotal [ver listado completo].
La jornada comenzó con una conferencia a cargo del padre Carmelita Pedro Tomás Navajas. Bajo el título “Teresa de Jesús, comunicadora de la alegría del evangelio”, Navajas fue desgranando las actitudes de la santa abulense válidas también para los sacerdotes seculares del siglo XXI. Tras la conferencia, llegó el turno de la celebración de la eucaristía. En ella cobraron especial protagonismo los sacerdotes homenajeados. Entre ellos, el más veterano –que no pudo asistir por problemas de salud– es Jesús Sáiz Terrones Rueda, nacido en octubre de 1920 y con setenta años de ministerio a las espaldas. El más joven de entre ellos es Heriberto García Gutiérrez, actual párroco de Peñaranda y que ha trabajado anteriormente en Roa, Yudego y varios pueblos de sus entornos.
Anunciar el evangelio con coherencia
Entre los sacerdotes jubilares se encontraba también monseñor Ramón del Hoyo, actual obispo de Jaén, quien fuera ordenado sacerdote hace ahora cincuenta años y que en la diócesis trabajó como vicario judicial y vicario general. Él fue el encargado de pronunciar la homilía en la eucaristía, animando al clero burgalés a «predicar el evangelio aún cuando las circunstancias lo impidan». Además, y dado «que todo el pueblo cristiano tiene los ojos fijos en nosotros», dijo, «es necesario hacerlo con coherencia» pues «somos relicarios de Dios». En efecto, es bien sabido que el comportamiento de algunos sacerdotes «han hecho mucho daño a nuestra querida Madre Iglesia» con hechos «tan escandalosos» como «los abusos sexuales a menores, las fortunas que aparecen en las testamentarías de algunos sacerdotes, grandes viajes, buenas vacaciones, coches de alta gama o comidas en restaurantes selectos». De ahí que «su estima entre la sociedad civil esté solo por encima de la de los políticos» y exija de ellos cuidar «su dirección espiritual y sus momentos de sagrario y confesonario, pobreza y humildad» para «ser de verdad pastores de nuestro rebaño».
La jornada concluyó con una comida de hermandad y la entrega de obsequios a los sacerdotes jubilares. [ver galería fotográfica completa de la jornada]