San Pedro y San Felices estrena centro parroquial
El arzobispo de Burgos, Francisco Gil Hellín, ha bendecido esta mañana el nuevo centro parroquial de San Pedro y San Felices, un moderno edificio que viene a suplir la ausencia de salones para catequesis y otro tipo de reuniones, haciendo así posible que la actividad pastoral de la parroquia pueda ser ahora atendida de un modo más dinámico. Tras la celebración de la eucaristía dominical en el templo, el pastor de la diócesis se ha desplazado hasta el nuevo edificio, que ha bendecido a la vez que auguraba a los parroquianos hacer un buen uso del mismo.
Un moderno edificio para todo el barrio
El inmueble, que se ha construido en los dos últimos años sobre la antigua casa del párroco, está situado en la calle San Pedro y San Felices y cuenta con cuatro plantas con varias salas para la catequesis, un despacho parroquial, un salón multiusos para grandes reuniones y vivienda para los sacerdotes. A la equipación del inmueble se suma una cocina y una pequeña terraza para facilitar diversas celebraciones: «Queremos que el nuevo centro parroquial sirva para ayudarnos a crear más comunidad y que todos podamos reunirnos a celebrar incluso bautizos, comuniones u otros eventos». Y es que, según detalla el párroco, Miguel Ángel Díez, se trata de un centro «para todo el barrio», donde «no solo podamos reunirnos los miembros de la parroquia para la catequesis, sino donde también puedan encontrarse los vecinos del barrio, los niños y los ancianos».
San Pedro y San Felices cuenta a partir de hoy con un lugar propio donde poder reunirse, ya que hasta la fecha las catequesis y otras reuniones se realizaban en las aulas del vecino colegio diocesano, los salones de una entidad social o el mismo templo. Ahora, «se podrán realizar varias actividades en modo simultáneo sin interrupciones» y realizar la acogida de Cáritas de un modo más cercano y privado.
El inmueble, cuyo coste económico asciende a 800.613 euros, será financiado por los mismos feligreses de la parroquia, que desde que comenzó la obra aportan cada mes al arzobispado su cuota correspondiente, ya que fue la administración diocesana la que sufragó en un primer momento el edificio para que la parroquia no tuviera que hacer frente a los intereses de un crédito bancario. Un dinero que proviene de un fondo común de todas las parroquias de la diócesis y que San Pedro y San Felices irá devolviendo en 312 mensualidades para que otras parroquias puedan también hacer frente a sus necesidades materiales: «Existe un fondo común de parroquias al que aportamos todas y que sirve precisamente para este tipo de gastos. Nos ayudamos unos a otros y es lógico que si nosotros nos hemos beneficiado, lo devolvamos para que otros puedan hacer uso de ese fondo si lo necesitan», indica el párroco. Entre las propuestas para conseguir fondos, los feligreses realizan tómbolas y conciertos; hay algunos que, incluso, colaboran materialmente mes a mes con el pago de una suscripción voluntaria.