«La glorificación de los mártires es una buena noticia para todos»

Esta mañana la catedral ha acogido la primera beatificación de su historia: la de Valentín Palencia, Donato Rodríguez, Germán García, Emilio Huidobro y Zacarías Cuesta. En su homilía, el cardenal Amato ha destacado que estos mártires son un ejemplos de concordia para una humanidad fratricida.
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El sacerdote Valentín Palencia y los cuatro jóvenes discípulos y colaboradores suyos, Donato Rodríguez, Germán García, Emilio Huidobro y Zacarías Cuesta son ya beatos. Una abarrotada catedral ha sido el marco escogido para la ceremonia que les ha elevado esta mañana hasta los altares. A petición del arzobispo, don Fidel Herráez Vegas, el cardenal Angelo Amato, prefecto de la congregación para la Causa de los Santos de la Santa Sede, ha dado lectura a la carta apostólica con la que el papa Francisco ha inscrito a estos cinco mártires burgaleses en el catálogo de los beatos, permitiendo que se celebre su fiesta, cada año, el 15 de enero.

 

Ha sido el momento culmen de la celebración esta mañana –la primera que se realiza en la historia de la diócesis–, en la que, además del cardenal Amato y el arzobispo, han participado, entre otros, el nuncio de Su Santidad en España, monseñor Renzo Fratini, el arzobispo emérito, don Francisco Gil Hellín, el presidente de la Conferencia Episcopal, el cardenal Ricardo Blázquez, o el cardenal Antonio María Rouco Varela.

«Testigos heroicos del evangelio»

A pesar de haber pasado «casi 80 años desde la trágica muerte de los mártires», «su memoria, sin embargo, no solo no se ha apagado, sino que se ha mantenido siempre viva en el corazón de los sacerdotes y los feligreses» burgaleses. A partir de hoy, su memoria seguirá manteniéndose viva, ya que la Iglesia burgalesa celebrará su fiesta cada año, dándoles el culto que se les debe a los santos. Y es que, según ha indicado el cardenal Amato en su homilía, «la glorificación de los mártires es una buena noticia para todos». «Ellos han sembrado amor, no odio; han practicado la caridad con todos, sobre todo con los necesitados, y han transmitido el calor de la presencia de Dios incluso en el corazón de quienes los mataban», tal como ha indicado en su homilía.

 

Para el prefecto de la Congregación de la Causa de los Santos, «los mártires hacen más bella y vivible la casa del hombre, invitando a no repetir el pasado oscuro y sangriento, sino construyendo un presente más luminoso y fraterno», pues ellos murieron perdonando a sus verdugos y rezando por ellos. De ahí que, aunque la persecución es «su pan cotidiano», la Iglesia, sin embargo, sigue teniendo «necesidad de hijos valientes y audaces» que, como los nuevos beatos, hagan «una humanidad no fratricida, sino fraternal».

 

A pesar de lo trágico de su muerte, el martirio de los nuevos beatos, sin embargo, está cargado de un «mensaje de esperanza» que continúa «difundiendo en la tierra la buena noticia del amor fraternal». «La misericordia es la que define el momento final de su vida: morir perdonando, sin odio a los verdugos, reconciliando y sembrando la paz auténtica que nace del perdón», ha destacado el cardenal.

Cuidada celebración

Al concluir la ceremonia, el arzobispo, Fidel Herráez, ha dado gracias al papa Francisco y a sus arzobispos predecesores que han impulsado la causa de beatificación de los cinco mártires, así como a las autoridades civiles y militares que han acudido a una cuidada celebración en la que la música ha tenido un papel protagonista.

 

Una orquesta, formada por más de veinte jóvenes procedentes de diversos ámbitos, han acompañado a la la Coral Santa María, a la escolanía de los Pueri Cantores de la catedral, la Schola Cantorum del Círculo Católico y la Coral de Suances. Han sonado de forma especial los instrumentos que tocaban en la banda del Patronato de San José los cuatro jóvenes que acompañaron a don Valentín: la trompeta, el trombón, el clarinete y el bombardino.

 

Otro elemento que ha destacado en la celebración ha sido el cuadro con los nuevos beatos, obra del pintor burgalés Cándido Pérez Palma. Se ha descubierto entre los aplausos de los asistentes a la vez que se han portado en procesión algunos objetos relacionados con los mártires a modo de reliquias: sus partidas de bautismo, un Rosario de don Valentín y la vara de la cofradía de la Sagrada Familia, que él fundó. Después, la eucaristía ha seguido con normalidad, y se han rezado las oraciones litúrgicas del día de su fiesta.

 

Con la celebración de hoy, Burgos suma ya 172 mártires de la persecución religiosa del siglo pasado en el santoral. Es la diócesis con más mártires de toda España.

 

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