Fe, leyenda y tradición se dan la mano en la fiesta de la Virgen Blanca

La imagen, en su ascensión al castillo. Foto: burgosconecta.es.
La amenazante lluvia ha dejado paso a un tímido sol que, aunque no calentaba con la intensidad de días atrás, ha animado a cientos de burgaleses a acompañar a la Virgen de la Blanca en su popular romería. Portada a hombros por distintos miembros de la federación de peñas, la venerada imagen ha sido conducida desde la parroquia de San Pedro de la Fuente hasta la campa donde se existió una iglesia en honor de la patrona de la ciudad, destruída en su día durante la invasión francesa. Burgaleses, peñistas y agrupaciones musicales han acompañado a la Virgen en su recorrido.
Una vez en la campa de la Blanca, ha tenido lugar la celebración de la eucaristía en un altar adornado con los estandartes y pendones de las distintas agrupaciones de peñas de la ciudad. En la misa, se ha tenido un especial recuerdo por la concejal recientemente fallecida, Ana Lopidana. Tras la celebración litúrgica, ha dado paso el tradicional reparto de pinchos y rosquillas y, como no, la popular paella.
Fe y tradición
Cuentan que la primitiva imagen de la Virgen Blanca fue encontrada por la hija del conde Diego Rodríguez Porcelos, fundador de la ciudad de Burgos. En el lugar donde halló la imagen, junto a la fortaleza del cerro de San Miguel, el conde mandó construir una iglesia a la que pasó a ser la patrona de la ciudad. A comienzos del siglo XIX, y con la invasión francesa, el templo fue destruido durante la voladura del castillo y la imagen fue trasladada hasta la parroquia de San Pedro de la Fuente, el primer templo que existía fuera de los muros de la ciudad.