Diáconos de Burgos participan en el XXXI Encuentro Nacional del Diaconado

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Desde el pasado 3 de diciembre hasta ayer, se ha celebrado en la Casa de Espiritualidad Emaús, en la localidad madrileña de Pozuelo de Alarcón, el XXXI Encuentro Nacional del Diaconado permanente, bajo el lema «El diácono, servidor en una Iglesia de comunión». Dicho encuentro, de carácter anual, está organizado por la comisión episcopal del clero de la Conferencia Episcopal Española, y a él están convocados los diáconos permanentes de nuestro país, tanto célibes como casados, las esposas de estos últimos y los responsables diocesanos del clero.

 

Las ponencias programadas para este encuentro fueron dirigidas por los obispos Bernardo Álvarez, de Tenerife, presidente del comité nacional para el diaconado para el diaconado permanente; Jesús Murgui, de Orihuela-Alicante, miembro de dicho comité; el sacerdote Juan Luis Martín, diocesano de Zamora; y el cardenal-arzobispo de Madrid, Carlos Osoro. Este último presidió la solemne eucaristía del domingo, que fue retransmitida en directo por el programa «El día del Señor», de la 2 de Televisión Española.

 

El trabajo intelectual se alternó con los imprescindibles momentos para la oración y la liturgia, los testimonios pastorales de los diáconos, el trabajo en grupos, y los momentos de ocio y fraternidad, muy importantes estos últimos dada la dispersión geográfica que en nuestro país existe en este ministerio eclesial.

Representantes de Burgos

La archidiócesis de Burgos ha estado representada por el vicario del Clero, Jesús Castilla, los dos únicos diáconos diocesanos David Jiménez y Enrique Díez, y la esposa de este último, Mariasun López. En la diócesis burgalesa, el camino del diaconado permanente es aún reciente, pues las primeras ordenaciones se celebraron el 26 de junio de 2015. Aunque va creciendo, en nuestro país el número de diáconos es pequeño, de unos 415. En países de nuestro entorno es, sin embargo, un ministerio muy afianzado y numeroso: Francia  cuenta con 2.500 diáconos, Alemania con 3.500 o Italia con 4.000. En todo el mundo hay unos 45.000 diáconos permanentes.

 

El diaconado es el tercer grado del sacramento del Orden. El Concilio Vaticano II restauró este ministerio tan antiguo en la historia eclesial y confirió la posibilidad de su carácter permanente, pues había quedado hasta entonces como un simple paso hacia el presbiterado. Asimismo describió sus funciones, entre las que se hallan «Administrar solemnemente el bautismo, reservar y distribuir la Eucaristía, asistir al matrimonio y bendecirlo en nombre de la Iglesia, llevar el viático a los moribundos, leer la Sagrada Escritura a los fieles, instruir y exhortar al pueblo, presidir el culto y oración de los fieles, administrar los sacramentales, presidir el rito de los funerales y sepultura» (LG 29).

 

25 años caminando con María

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La parroquia está instalada en un moderno edificio.

 

La parroquia de la Inmaculada Concepción de Burgos, perteneciente al arciprestazgo de Gamonal, se prepara para celebrar próximamente 25 años desde que fuera consagrada e inaugurada el 7 de junio de 1992.

 

De estilo moderno, el edificio que constituye este templo combina de forma armoniosa el ladrillo vitrificado, el vidrio y la madera, resultando finalista en el Certamen Nacional de Arquitectura en el año de su construcción. La iglesia está además dotada de una capilla del Santísimo que cuenta con un bonito baptisterio, y varias salas para los trabajos pastorales, junto con un salón multiusos. Cuenta también con dos viviendas para los sacerdotes. Al ser una parroquia desmembrada de la de Santa María la Real y Antigua y ser ya antiguos conocidos el párroco y sus nuevos feligreses, comenzó a funcionar rápidamente con sus Consejos Pastoral y Económico y todos los grupos parroquiales con una pujante vitalidad.

 

Su primer párroco fue Emiliano Nebreda Perdiguero y le han acompañado como vicarios en estos años Jesús Rodríguez García, Jesús Castilla Fuente, Eduardo Cámara Navarro y Mario Vivanco Esteban. Desde 2015 el párroco es Francisco Alonso Merino y  cuenta con un diácono permanente,  Enrique Díez Pérez.

 

Destaca la juventud de muchos de sus feligreses, por lo que es abundante el número de bautizos y niños que se preparan a recibir los Sacramentos de iniciación.
Fiestas de la Inmaculada
La parroquia se prepara para celebrar en 2017 los eventos del aniversario, que de momento están sin concretar. Pero de manera inmediata, se celebrarán los festejos en honor de la Inmaculada Concepción, que con el nombre «25 años caminando con María», comenzaron el pasado 29 de noviembre con una novena, y que concluirá el próximo 7 de diciembre. Consiste en una novena a las 19.15 y un eucaristía posterior y la celebración de cada día correrá a cargo de un sacerdote vinculado a la parroquia a lo largo de estos años de historia.

 

Por otra parte, los días 4, 6 y 8 de diciembre tienen lugar en las fiestas de la parroquia. Así, el día 4 tuvo lugar un concurso de dibujo para niños centrado en la figura de María, mientras que hoy se celebrarán una serie de actividades que comenzarán a partir de las 12:00 horas. El día arrancará con una yincana para niños, mientras que los mayores podrán disfrutar con campeonatos de brisca y tute. Los niños también podrán apuntarse a un taller de manualidades, para a continuación unirse todos a tomar un chocolate y recibir los premios ganados en los concursos. A las 19:15 horas empezará la novena y una ofrenda floral a la Virgen y a las 21:30 horas, una vigilia de la Inmaculada que este año adquiere, además, carácter diocesano y en la que participará el arzobispo, don Fidel Herráez. Finalmente, el 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción, habrá una recogida de postres de todos aquellos que hayan participado, que se presentarán a una rifa a favor de la parroquia. A las 12:30 horas se celebrará la misa solemne.

El arzobispo visita las parroquias de Trueba Norte y Sur

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El pasado fin de semana, 3 y 4 de diciembre, las unidades parroquiales Trueba Norte (Espinosa de los Monteros, Quintana de los Prados, Para, Santa Olalla, Bárcenas y Las Machorras) y Trueba Sur (los dieciocho pueblos de la Merindad de Montija y Céspedes y Barriosuso) recibieron la visita pastoral del obispo de la diócesis, don Fidel Herráez Vegas.

 

A lo largo de la visita, entre otras cosas, don Fidel se entrevistó con distintas personas y se ha reunido con grupos de agentes de pastoral, sacerdotes, jóvenes y niños. A todos ellos les dedicó atención, escuchándoles y alentándoles; y además, celebró la misa estacional en Villasante y en Espinosa. También visitó varias iglesias, apreciando el rico patrimonio de estos pueblos, así como las dificultades para su conservación y mantenimiento. Además, se presentó en tres residencias, dos de ancianos y una de enfermos mentales, y llevó la comunión a enfermos. En definitiva, el obispo tuvo la oportunidad de encontrarse con muchas personas, conociendo más de cerca la realidad de esta zona de la diócesis, y, al mismo tiempo, haciendo posible que muchos vecinos de estos pueblos conozcan en persona a su obispo.

 

2016 12 05 lunes: resumen de prensa

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Cultura

El Cronicón de Oña se representa para dar a conocer la fundación del monasterio de San Salvador:

Actualidad

La celebración del Día Internacional del Voluntariado pone el foco en las miles de personas que dedican parte de su tiempo a los demás:

Solidaridad

La Hermandad del Donante de Sangre de Burgos hace previsiones con el propósito de tratar de corresponder a las posibles necesidades de sangre:

Sociedad

La Plataforma de Afectados por la Hipoteca de Burgos se concentra por primera vez frente a las suministradoras de energía:

 

 

Al cuidado pastoral de los pueblos

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Una de las líneas de trabajo que quiere poner en marcha el nuevo plan diocesano de pastoral es la de «plantearse la atención dominical a las pequeñas comunidades rurales». La geografía burgalesa es extensa y variada, formada por muchas y pequeñas localidades que también requieren el debido cuidado pastoral. Bien lo saben Rafael Gómez, José Luis Corral o Raúl Pereda, exponentes de tres generaciones de curas que se afanan día a día por atender a los fieles de sus numerosos pueblos en los arciprestazgos de Medina de Pomar y Merindades de Castilla la Vieja. Gómez es párroco de Momediano de Losa y otros 8 pueblos. Corral atiende Trespaderne y 22 parroquias más. Pereda, vicario parroquial de Espinosa de los Monteros, acompaña junto a su párroco, Alejando Ruiz, la vida de otras 25 comunidades. Ellos son una pequeña muestra, seguro que no la única ni quizás la más representativa, del ingente trabajo que numerosos sacerdotes están llevando a cabo en toda la provincia.

 

La realidad de los pueblos que atienden va en declive. Cada vez son núcleos más despoblados y con una vecindad que envejece rápidamente. Cada domingo celebran la eucaristía en varias comunidades en compañía de entre ocho y quince personas. Una realidad pobre en apariencia, pero gratificante para el ministerio de estos sacerdotes: «A veces te planteas si vale la pena celebrar la misa para ocho personas –comenta Corral– pero ellos hacen un gran esfuerzo por acudir a las celebraciones y corresponden al trabajo que realizamos los curas, así que merece la pena estar con ellos y vivir la fe». Y es que las gentes de estos pueblos «te tienen estima y les coges cariño; tienes un trato continuo con ellos, hablas de sus cosas, de sus problemas… y nace así una amistad y acaba siendo como una relación entre padres e hijos», apostilla Gómez.

 

En efecto, la atención pastoral a estas comunidades no se limita solo a las celebraciones dominicales. «También hay un trabajo de visitar a los enfermos, llevarles la comunión, organizar encuentros y catequesis», revela Raúl. Y es que la gente sencilla de los pueblos pide «que el sacerdote les acompañe, que esté siempre con ellos, que sea cercano y se haga presente en la vida y acontecimientos de los pueblos, también en sus fiestas y tradiciones». Y junto a ello, buscar solución para cuidar las iglesias y ermitas de esos pueblos, reparando goteras y evitando que sus tejados se vengan abajo.

 

A pesar de todo, es mucho trabajo para tan pocos operarios y la realidad se impone a la fuerza. Sus feligreses son también conscientes del problema; saben que en muchos casos no se celebrará semanalmente la misa en la ermita o iglesia de su pueblo y «asumen la realidad de lo que son». «Al principio les cuesta porque es perder cierta ‘categoría’ o ‘relevancia’, pero luego se adaptan a la situación y la aceptan con normalidad», indica Corral. Así que los sacerdotes se organizan por intentar que la celebración de la eucaristía pueda ser accesible al mayor número de personas, sabedores de que sus fieles son mayores y en muchos casos carecen de medios para desplazarse a otras localidades. Además de Trespa-derne, José Luis Corral celebra la misa todos los domingos en Cillaperlata y alterna cada quince días con las parroquias de Arroyuelo y Pedrosa de Tobalina. Rafel celebra todas las semanas en Momediano, Oteo de Losa y Castresana. En la zona de Montija, sin embargo, desde hace algunos años rotan las cuatro misas de cada domingo entre diferentes pueblos, notando cómo la gente sí se traslada a otras localidades a celebrar el día del Señor.

Invierno y verano

El difícil trabajo del invierno se ve incrementado, además, cuando llega el estío. Los vacíos pueblos se llenan de veraneantes que desean celebrar sus fiestas y tradiciones. En sentido estricto, estos foráneos no son «feligreses» de estos curas, pero también a ellos hay que atender. La pastoral de estos sacerdotes se hace más dinámica, acuden a todos los pueblos al menos el día de su fiesta y, junto a los visitantes, afianzan su relación con los fieles de siempre. «Tenemos muchos veraneantes del norte del país, sobre todo de la zona de Bilbao y participan de nuestras celebraciones y nuestra pastoral se multiplica», comenta Gómez. «Se vive intensamente la religiosidad popular y la gente quiere que compartamos con ellos sus tradiciones», puntualiza.

 

Una realidad amplia en extensión y localidades pero escasa en personas que hace que la pastoral también busque nuevos dinamismos y formas de corresponsabilidad. Y es entonces cuando la relación de estos curas también se afianza. Se nota que entre ellos existe sintonía, comparten preocupaciones y celo por atender a su feligresía e interés por consolidar su amistad: «El arciprestazgo nos da la posibilidad de juntarnos, formarnos, rezar en los retiros, organizarnos entre compañeros sacerdotes y también entre las comunidades; realizamos jornadas arciprestales, excursiones, peregrinaciones o certámenes de villancicos…» Cualquier excusa parece buena para que, desde la amistad, la celebración de la fe y la preocupación por los problemas de sus gentes, estos curas sigan trabajando por mantener encendida la vida de los pueblos.