«Mediadores y testigos» cada vez más cerca del sacerdocio
Seis jóvenes han dado esta tarde un paso más en su camino vocacional, haciendo que su futura ordenación sacerdotal esté cada vez más cerca. El arzobispo de Burgos, don Fidel Herráez, ha presidido la eucaristía en la que han sido instituidos como lectores los seminaristas Innocent Nkunzimana, Fulgence Ndayikeje, Álvaro Zamora y Fernando Puigdomenech; mientras que Isaac Hernando y Diego Luis han recibido el ministerio del acolitado.
«Nos alegra acompañar a estos seis hermanos nuestros que nos hacen descubrir que Dios sigue llamando y haciéndose el encontradizo eligiendo a algunos para que sean mediadores en su obra de salvación amorosa», ha dicho el arzobispo en su homilía. «Y nos alegra porque la vuestra es una respuesta generosa a esa llamada», ha matizado, mientras animaba a los nuevos lectores y acólitos a poner en Jesucristo el «programa fundamental» de su vida, «prosiguiendo su causa y viviendo a su estilo» para ser sus testigos en medio de la actual sociedad.
Un paso más
«Aunque son ministerios que pueden recibir todos los laicos, es un paso más en nuestro camino al sacerdocio», comenta Álvaro Zamora, uno de los cuatro jóvenes que ha recibido el ministerio del lectorado. «Esto hace que nos llene de ilusión y vaya aumentando nuestro afán sacerdotal. Son pasos previos a la ordenación que ayudan a ir configurando y madurando la vocación a la que el Señor nos llama», revela. Parecida opinión mantiene Diego Luis, que ha sido instituido en el ministerio del acolitado: «Supone para mí un pequeño “sí” más, dentro del “sí” que Dios me llama a responder día a día, a ejemplo del “sí” de María, viviendo en clave de entrega y servicio al Señor y la Iglesia y a todos los hombres».
Ahora, estos jóvenes seguirán con su formación en el Seminario y en las parroquias donde colaboran desempeñando los ministerios en los que han sido instituidos esta misma tarde y que les ayudan a prepararse con más intensidad para el futuro ministerio, afianzando su vida en la Palabra de Dios y en la eucaristía.
«El lectorado –explica Zamora– es un servicio para la comunidad cristiana. Su tarea principal es la de leer la Palabra de Dios en los actos litúrgicos. También es el encargado de preparar a los lectores habituales de las parroquias para que la proclamación de la Palabra de Dios llegue a sus destinatarios y se haga de un modo correcto, dando la importancia que merece la liturgia. Por último y más importante, la responsabilidad de llevar a nuestra vida lo leído y aprendido en la Sagrada Escritura, dando así testimonio vivo del evangelio».
Por su parte, Diego Luis explica que el acólito «sirve al altar y ayuda al sacerdote y al diácono. Prepara el altar y los vasos sagrados, y, como ministro extraordinario, distribuye la comunión (en caso de necesidad, durante la celebración o a los enfermos) y expone el Sacramento de la Eucaristía para su adoración».