Una familia que busca ayuda «no es débil, sino inteligente»

El Seminario de San José ha acogido esta tarde la «ITV familiar», una iniciativa donde los participantes vislumbran su actual situación, descubren su identidad, los cambios que surgen en su seno y los caminos que pueden seguir en el futuro inmediato. Organizado por la delegación de Familia y Vida y el Centro de Orientación Familiar, la iniciativa ha contado con el psicólogo y terapeuta familiar, Diego Velicia.

 

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El papa Francisco pedía recientemente en su exhortación Amoris Laetitia renovar el matrimonio y poner en marcha iniciativas creativas que permitan que las familias crezcan en el amor. Fue así como las diócesis de Madrid o Valladolid pusieron en marcha la «ITV familiar», una propuesta más intensa que una charla expositiva donde las familias participantes vislumbran su actual situación, descubren su identidad, los cambios que surgen en su seno y los caminos que pueden seguir en el futuro inmediato.

 

Tras ponerse en marcha en otras diócesis vecinas, la iniciativa ha llegado también a Burgos. 23 familias han participado esta tarde en un taller dinámico y grupal impartido por Diego Velicia, psicólogo del Centro de Orientación Familiar vallisoletano. Para este terapeuta familiar, «buscar ayuda no es signo de debilidad, sino de inteligencia». De ahí que haya intentado acompañar a los asistentes al taller para que descubrieran su actual situación, no porque su relación esté mal, sino porque siempre puede ir mejor. A través de varios juegos y dinámicas, Velicia ha querido que las familias trabajen en torno a tres ejes fundamentales: «Descubrir su propia identidad como familia; asumir que no nos conocemos del todo porque cambiamos y pasamos por distintos momentos y etapas a lo largo de la vida, y trazar una hoja de ruta como familia: hacia dónde queremos ir y señalar qué aspectos deseamos cuidar o potenciar».

 

Para este psicólogo, es importante que las familias tomen conciencia de su propia identidad, pues muchas creen que ser familia se reduce a «tener hijos y educarlos». Sin embargo, la familia es «una comunidad de personas regidas por el amor y un amor que crece cada día, sin olvidar su importe apertura a la vida y su especial misión en la sociedad y la propia Iglesia».

Gestos de amor ante las señales de alarma

Ser familia hoy en día, por tanto, no es tarea fácil. «Los retos son nuevos, hay que incluir todos estos elementos en un mundo que hace cambiar a la familia constantemente», comenta Velicia, a la vez que sentencia: «El amor, se renueva o va para abajo». De ahí que anime a las familias a actualizar cada día el amor a través de «pequeñas entregas cotidianas», pues «el amor que no crece corre riesgos, porque se estanca».

 

Velicia indica dos señales de alerta para descubrir que el amor se está enfriando. La primera de ellas tiene que ver con el desprecio que se manifiestan en tirar la toalla y lamentarse de que no merece la pena esforzarse en renovar la entrega. La otra señal es la actitud de distancia: «Para no discutir prefiero no contar, llegar tarde a casa, encerrarme en el trabajo, en la tablet o en la televisión… Un deseo de no discutir que es una mala solución, porque me aísla e impide que el amor crezca».

 

Para ello, este psicólogo propone realizar «pequeñas entregas cotidianas», sencillos gestos: «Aunque haya tenido un día cansado en el trabajo, no pagarlo con mi mujer ni mis niños. No se trata de prepararle todos los días el desayuno y llevárselo a la cama, sino de preguntar al otro cómo te ha ido, cuéntame… Es necesario hacer un equipo, saber que el otro y yo somos un equipo; poner al otro delante de mí en pequeños gestos, sin grandes heroicidades: apagar la tele y preguntar cómo te ha ido».

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