Amor con amor se paga
Fue una de las experiencias que más les impactó. Los ciento ocho jóvenes que el año pasado viajaron hasta Cracovia para participar en la última JMJ señalaron que la acogida que les brindaron los polacos sobrepasó lo esperado. Familias que les abrieron sus casas y les dieron cobijo durante los intensos días que duró la peregrinación y que han dado lugar a una bonita amistad que aún perdura a día de hoy.
Tanto es así que durante esta semana han sido los propios burgaleses los que han abierto sus casas para recibir a aquellos que un día les dieron acogida en la ciudad de Leszno. Familias enteras, adolescentes y jóvenes de la parroquia de San Casimiro han disfrutado en Burgos de dos días de convivencia conociendo algunos de los rincones más bellos de la ciudad e intercambiando experiencias con sus familias de acogida.
«La gente de Burgos es muy abierta y acogedora», comenta el párroco, Grzegorz Robaczyk. «No conocíamos nada de Burgos, pero ni mucho menos es una ciudad pequeña, pues ha demostrado su carácter abierto», le ha revelado esta misma mañana al arzobispo, don Fidel Herráez, que les ha recibido en la Casa de la Iglesia. «Llevamos a Burgos, sus gentes, su historia y sus monumentos en el corazón y hablaremos de esta ciudad a todo el mundo», ha dicho ante el aplauso de sus feligreses. Por su parte, el arzobispo les ha asegurado su oración a la vez que les ha revelado sentirse muy unido con el pueblo polaco, ya que porta sobre su pecho un pectoral que le regaló el propio Juan Pablo II.
Convivencia y oración
La expedición llegó bien entrada la noche del pasado lunes. Tras descansar unas horas en sus casas de acogida, la jornada de ayer la dedicaron a conocer la ciudad siguiendo las huellas de san Rafael Arnáiz, santa Teresa de Jesús y el beato Valentín Palencia. Visitaron las iglesias de San Gil y San Nicolás, así como la sede central de Cáritas. Ya por la tarde se desplazaron hasta la Cartuja de Miraflores y el monasterio de San Pedro de Cardeña, donde celebraron la eucaristía y rezaron Vísperas con los monjes.
Hoy han visitado la catedral antes de celebrar la eucaristía en la Casa de la Iglesia. Tras la comida, han continuado su viaje hasta Salamanca, que también responde así a la acogida que les dieron hace ahora un año.
Marta
13 julio, 2017 en 01:03
Verdaderamente Burgos es una ciudad hermosa! Gracias por darnos esta oportunidad de verla. Fue una expiriencia muy bonita. Os esperamos en Polonia con los corazones abiertos!
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