Las familias de los seminaristas peregrinan a Santo Toribio

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Con motivo del año Lebaniego, los seminaristas del Seminario Menor de Burgos viajaron el pasado fin de semana hasta Santo Toribio de Liébana junto a sus familias y los sacerdotes formadores. Durante los días 2 y 3 de septiembre, los participantes en la expedición visitaron, además del santuario que custodia la reliquia de la Cruz de Cristo, las cuevas del Soplao y Altamira, así como el santuario de la Bien Aparecida, el Cristo de Limpias y Castro Urdiales.

 

Con esta excursión, el Seminario da por comenzadas las actividades del nuevo curso pastoral. Por su parte, el martes 19 de septiembre, el arzobispo de la diócesis, don Fidel Herráez Vegas, presidirá en el centro de estudios la eucaristía de inicio de curso en la que participarán también profesores y formadores de los seminaristas.

Más de 200 personas participaron en la peregrinación diocesana a Lourdes

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Enfermos, jóvenes y acompañantes, hasta un total de 214 personas, han participado en la XXXVI peregrinación organizada por la Hospitalidad diocesana de Nuestra Señora de Lourdes. La expedición, que este año llevaba por lema «Santa María, causa de nuestra alegría»,  regresó ayer, domingo, a Burgos.

 

Durante su estancia en el santuario, los peregrinos han participado en diversas actividades: Eucaristía en la Gruta, Procesión Eucarística, Procesión de las Antorchas, Vía Crucis, Misa Internacional y momentos de oración y convivencia.

 

El consiliario de la Hospitalidad, Félix Castro Lara, ha destacado y agradecido la entrega absoluta de enfermeros, camilleros, acompañantes, y sobre todo, del grupo de jóvenes (la mayoría, de la Parroquia de Santo Domingo de Guzmán y del Seminario). «El ambiente ha sido extraordinario, el clima de servicio, la disponibilidad de esos chicos y la alegría con la que cuidaban de los enfermos ha sido impresionante», asegura Castro, que acudía por primera vez a la peregrinación y dice haberla vivido con mucha intensidad. De entre todos los actos, subraya un momento que le pareció especialmente emotivo: el de la despedida, en la que cada peregrino deposita una petición.

2017 09 04 lunes: Resumen de Prensa

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Provincia

Discípulos misioneros: con renovado impulso, servicio y entrega

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Recuerdo haber visto un cartel que estaba a la puerta de un establecimiento, a modo de publicidad o de reclamo después del verano, en el que se leía: «las vacaciones terminan, el servicio sigue». Pienso que no es mal slogan para retomar también nuestro servicio pastoral que, sin dejar de haberlo ofrecido durante los meses veraniegos, sí podemos y debemos hacerlo ahora con la fuerza, el impulso, y la novedad de todo lo que empieza. De nuevo nos ha llegado septiembre. Muchos de nosotros hemos podido disfrutar algún tiempo de vacaciones; otros, por motivos diversos, no habéis tenido esa posibilidad. En ambos casos, el verano siempre implica unos ritmos diversos y, mientras se puede, más relajados. Los cristianos sabemos que todo tiempo es un regalo que Dios nos concede para vivir su presencia y comunicarlo en nuestra vida diaria. Ahora nos toca volver a las tareas pastorales en las que estamos embarcados en nuestra Iglesia de Burgos con un claro estilo de renovada ilusión, impulso, servicio y entrega.

 

Contamos con el Plan Pastoral que el curso pasado nos proponíamos, para ir siendo cada día mejores discípulos de Jesús y cada vez más misioneros comunicadores del Evangelio. Ante la invitación del Papa Francisco queremos seguir profundizando personal, comunitaria y diocesanamente en nuestro discipulado misionero. «En todos los bautizados, nos dice él, desde el primero hasta el último, actúa la fuerza santificadora del Espíritu que impulsa a evangelizar… Esta convicción se convierte en una llamada dirigida a cada cristiano, para que nadie postergue su compromiso con la evangelización, pues si uno de verdad ha hecho una experiencia del amor de Dios que nos salva, no necesita mucho tiempo de preparación para salir a anunciarlo… Todo cristiano es misionero en la medida en que se ha encontrado con el amor de Dios en Cristo Jesús; ya no decimos que somos ‘discípulos’ y ‘misioneros’, sino que somos siempre ‘discípulos misioneros». Por ello, es importante que nuestro horizonte se sitúe, como se dice en el Plan Pastoral, en «caminar como diócesis hacia una Iglesia más misionera en continua conversión».

 

Como ya os he dicho en otras ocasiones, ahora que comienza un nuevo curso, hemos de volver a salir todos juntos, como Iglesia diocesana, al encuentro de esas necesidades y expectativas que anidan en el corazón de las personas, la sociedad y la propia Iglesia, siguiendo el ejemplo de Jesús, que se acerca a pedir agua a la mujer samaritana para poder ofrecerle «agua viva», «un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna» (cf. Jn 4,9-14). Como aquella mujer, también nosotros y nuestros contemporáneos encontramos en Jesús, muerto y resucitado, la Vida, con mayúscula, que nos plenifica y nos colma de esperanza y alegría.

 

Los hombres y mujeres de nuestra tierra, en este tiempo no fácil que nos toca vivir, necesitan el Evangelio, para que él sea luz en el horizonte, calor en el corazón y fermento de esperanza en la vida de cada día. Es el Espíritu del Señor el que es capaz de dar Vida a nuestras vidas y reanimar con su fuerza la misión del Pueblo de Dios, pero cada uno de los bautizados, como despliegue de la gracia bautismal, ha de contribuir a que la Iglesia se vaya edificando y pueda realizar esa misión tan necesaria para la humanidad. Cada bautizado es piedra viva del templo que el Espíritu va construyendo en la historia humana (cf. 1Pe 2,5). Porque la Iglesia no es para sí misma; y así sabemos que viviendo realmente como Iglesia estamos construyendo un mundo mejor, como humanidad renovada, en nuestra sociedad burgalesa.

 

Por eso, nuestra Iglesia diocesana necesita seguir a la escucha de lo que el Espíritu le viene pidiendo. Por ser una realidad viva, requiere mirar hacia delante, proyectarse, buscar las vías adecuadas para que su misión evangelizadora sea más significativa, atrayente y estimulante. Tomar conciencia de ello nos ha de ayudar a no instalarnos en lo que se viene haciendo siempre y a encarar con «nuevos métodos y nuevo ardor», como decía nuestro querido S. Juan Pablo II, este gran desafío misionero, afrontando las prioridades ineludibles que vamos descubriendo.

 

Y todo desde un estilo claro como Iglesia diocesana: siempre en camino, queriendo vivir el espíritu y la práctica de la «sinodalidad»; es decir, del camino compartido, del discernimiento comunitario, de la corresponsabilidad afectiva y efectiva. Ojalá que todos, cada uno al nivel de sus posibilidades y responsabilidades, estemos dispuestos a seguir siendo discípulos misioneros, porque aún nos queda mucho camino por andar. Os invito a ello de corazón, al tiempo que pido a Dios en este comienzo de curso para cada uno de vosotros, familias, instituciones, trabajos, situación y circunstancias sean las que fueren, su inmensa y misericordiosa bendición.

San Vitores congrega a los pueblos de la comarca del Tirón en torno a sus reliquias

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Son numerosos los restos óseos que se han encontrado en el arca donde se custodian las reliquias de San Vitores y que ha sido abierta hoy tras cien años sin hacerse. Tras finalizar las obras de mejora en el exconvento que en su día habitaron tanto Dominicos como Franciscanos, la localidad de Fresno de Río Tirón ha vuelto a revivir aquella escena que se llevó a cabo en 1916 en un ambiente de convivencia y fraternidad junto a los pueblos cercanos.

 

El vicario general de la diócesis, Fernando García Cadiñanos, ha sido el encargado de abrir los tres cerrojos del arca que escondía una arqueta de plata ante el aplauso de los cientos de personas que han acudido a presenciar el acontecimiento. El acto se ha desarrollado ante notario mientras el médico Juan Miguel Busto certificaba los huesos hallados en la misma: dos húmeros, dos cúbitos, un radio, un peroné, diversos huesos de las manos y los pies, unos coxales y varias costillas. Ha sido el punto culminante de una romería que ha contado con la celebración de la eucaristía, bailes populares al santo, veneración de sus reliquias y comida de hermandad.

 

Además, tres parroquias han recibido, por su parte, unos fragmentos de reliquias del santo. Han sido las localidades de Zazuar y Casalarreina, así como la parroquia de San Nicolás de Burgos.

 

Devoción y fraternidad

 

La jornada de hoy ha puesto de relieve la fraternidad que el santo ha logrado entre los pueblos de la comarca. Desde hace años, los alcaldes de las localidades vecinas han preparado el acto en el que han participado, también, autoridades burgalesas y riojanas. «Ha sido un día muy esperado y se ha convertido en un día histórico», ha recordado el vicario en su homilía.

 

En su alocución García Cadiñanos ha asegurado que el de hoy es un «día de hermandad»: «Qué bonito es que san Vitores, un hombre de fe y de Iglesia, sea capaz de unirnos a hombres y mujeres diferentes, de pueblos y provincias distintos». «En un mundo dividido, san Vitores y la fe en Jesús nos une con un vínculo tan importante para nuestra sociedad», ha insistido. A su vez, ha invitado a los presentes a imitar su ejemplo: conocer mejor la Palabra de Dios, hablar más de Jesucristo a los demás y querer más y trabajar mejor por nuestros pueblos.

 

Santo burgalés

 

San Vitores nació en Cerezo de Río Tirón en el siglo IX. Fue sacerdote de su pueblo natal, pero se retiró a una cueva cerca de Oña como ermitaño. Según la tradición se le apareció un ángel que le exhortó a volver a su pueblo, sitiado por los árabes. Volvió, animó a sus gentes y predicó entre los árabes. Cuenta la leyenda que le cortaron la cabeza y con ella en la mano, se dirigió a su pueblo, donde fue recibido por sus paisanos, entre ellos unos amigos cuyo hijo acababa de morir y al que Vitores resucitó.

 

Más: galería fotográfica del acto