La ilusión de contar con un beato en la familia

A un día de la beatificación de 16 mártires de la Familia Vicenciana en Madrid, dos familiares de uno de ellos hablan sobre la ilusión que supone vivir este acontecimiento.

 

estanislao

 

Mañana serán beatificados en Madrid 60 mártires de la familia vicenciana, de los cuales 16 proceden de la diócesis de Burgos. La ceremonia, que se celebrará en el Palacio Vista Alegre Arena de Madrid, estará presidida por el prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, el cardenal Angelo Amato, y en ella participará también el arzobispo de Burgos, don Fidel Herráez Vegas, así como numerosos prelados españoles.

 

Como es de esperar, en esta ceremonia también estarán presentes los familiares de los que serán los nuevos beatos. Entre ellos se encontrará Matías Páramo Iglesias, sobrino directo de Estanislao Páramo Marcos, y Pilar Marcos Parámo, sobrina nieta del mismo.

 

Ambos coinciden en destacar la «ilusión» que supone para ellos contar con un familiar beato y la ayuda que eso supone «para vivir la fe» con mayor profundidad. Pilar cuenta que en su familia se hablaba poco sobre su tío, pero sí estaba presente en un cuadro con su retrato. A pesar de que el cuadro contaba con un breve texto que señalaba que «había sido asesinado por los rojos», Pilar señala que su madre, prima de Estanislao, nunca les transmitió ningún tipo de sentimiento negativo ni de rencor ante la muerte de su tío, quien fue asesinado el 11 de agosto de 1936 en Madrid. «Nunca nos habló con rabia, aunque este era un tema que tampoco se comentaba demasiado en mi familia, sabíamos que nuestra madre tenía un tío que era fraile y que le habían matado en la guerra, pero poco más. La figura de Estaislao la he ido conociendo más recientemente, buscando información más precisa sobre él». Matías, por su parte, cuenta que uno de los primeros datos que conoció de su tío fue a través de su padre, hermano de Estanislao. «Él era carpintero y tenía una máquina de sellar que había conseguido gracias a la ayuda de mi tío».

 

Pilar comenta que es «una ayuda contar con él» como intercesor y «un orgullo conocer la firmeza con la que vivieron su fe hasta el último momento», mientras que Matías se muestra agradecido por el reconocimiento al martirio de su tío.

 

Fiel hasta el final

 

El hermano Estanislao, natural de Pedrosa de Río Urbel, vivió la persecución y preparación para el martirio con su comunidad de la casa provincial de García de Paredes, en Madrid. El jueves 23 de julio por la tarde los milicianos con descargas cerradas de ametralladoras y fusiles atacaron la casa provincial. Los religiosos se refugiaron en el templo preparándose para morir con el rezo del trisagio, la confesión sacramental y la constante invocación a la Santísima Virgen. Al día siguiente por la noche asaltaron las tres entradas del edificio a un mismo tiempo. Hicieron salir a todos los religiosos de sus habitaciones y bien custodiados empezaron los interrogatorios y amenazas. La mayor parte de la comunidad quedó encerrada en la zona del teléfono que estaba bajo vigilancia de los milicianos.

 

Dispuestos a matarlos a todos, uno de ellos les advirtió: «No tenemos que dar esta nota desagradable que llamaría mucho la atención, pues son muchos». Entonces los milicianos acordaron que volverían al día siguiente para acabar con todos, y se marcharon. Los religiosos fueron buscando refugio como pudieron en diversas partes, y Estanislao y su primo, el hermano Perfecto del Río Páramo, encontraron amparo en la casa de su primo el sacerdote Cecilio del Río, en la calle Libertad. De allí los sacaron los milicianos el día 7 de agosto y martirizaron a los tres junto al matadero de Madrid.

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