Calor, compañía y café en las noches más frías
Cuando el frío empieza a avanzar en Burgos, son muchos los medios que los ciudadanos utilizan para protegerse y resguardarse y pasar el invierno de la mejor manera. Sin embargo, una parte de la sociedad no lo tiene tan fácil. Son las personas sin hogar. En estas fechas se encuentran en una situación muy vulnerable y es cuando en Cáritas ponen en marcha el proyecto «Café y Calor». Esta iniciativa busca animar a las personas que duermen en la calle a acudir a la Unidad de Mínima Exigencia (UME) –que acaba de comenzar su actividad y se mantendrá hasta el mes de abril– para mejorar sus condiciones y que pasen las noches bajo techo. Esta unidad ofrece varias camas para pasar las noches de invierno, y además, ofrece a los usuarios participar en algún programa de Cáritas que les ayude en el proceso de inserción.
Los voluntarios que participan en «Café y Calor» salen al encuentro de las personas que pasan las noches en la calle, y que suelen quedarse en cajeros, soportales de edificios o debajo de los puentes. David Alonso Llamas, responsable de este proyecto de Cáritas diocesana, detalla que «no se entra ni en portales, trasteros, locales abandonados ni en casas ocupadas, porque sería un atentado a la propiedad privada». Lo que hacemos es salir y dar un poco de calor y compañía a las personas, conociéndolas por su nombre, tratando de generar una vinculación con ellos».
Para involucrarse en este proyecto, los voluntarios realizan el curso básico de Cáritas, para luego pasar a realizar una formación en que se da a conocer la realidad de las personas sin hogar de manera general y posteriormente pasan a una formación más específica de educación de calle. A lo largo de año también hay varias reuniones de coordinación para valorar los casos.
Sobre el perfil de las personas que se atiende «Café y Calor», David explica que es muy variado: «Son muchos casos diferentes. Por un lado nos encontramos con personas que ya han pasado por nuestros servicios y les conocemos, pero que por una razón o por otra han decidido pasar la noche en la calle; también hay personas que están de paso por la ciudad y que no conocen dónde está el servicio de Cáritas u otros recursos de pernoctación. Otro tipo de perfil es el de aquellos que han comenzado a dormir en la calle y al desconocer los servicios sociales que tienen a su disposición, entran en esta situación». El centro de la ciudad suele ser la zona por donde suelen pernoctar: «Al ser la zona más transitada, les da más seguridad y así evitan agresiones o amenazas».
José María Antón es uno de estos voluntarios y colabora en el proyecto desde hace cinco años. Decidió apuntarse tras la invitación de un amigo que participaba en él, ya que le pareció una actividad interesante. «Es cierto que no es fácil, el horario es complicado ya que la actividad se desarrolla durante las noches de invierno, y nos encontramos con gente en muy malas condiciones que en muchas ocasiones lo único que quieren es un rato de conversación». Por lo general, los voluntarios son bien recibidos, «nos ven llegar, y en los casos en que esta situación de dormir en la calle está cronificada, ya nos conocen. Nos reciben, tomamos un café con ellos, hablamos, y si ya le conocemos, nos cuentan cómo les ha ido desde la última vez que le atendimos. Hay días en que están más afables y otras veces menos, pero por lo general estas personas están agradecidas por este momento de desconexión y acogimiento». Este proyecto supone además para muchas personas sin hogar un primer paso para entrar en algún programa de Cáritas que les ayude a mejorar su situación.
El proyecto «Café y Calor» está integrado en el programa de Personas Sin Hogar de Cáritas diocesana, programa que además, inicia su campaña este 26 de noviembre. Con el lema «Somos personas, tenemos derechos. Nadie sin hogar», se realizará un llamamiento a reconocer los derechos y la dignidad de las personas que carecen de un hogar donde vivir. Para ello, se recordará que cada ser humano es irrepetible y tiene debe tener acceso a los derechos humanos reflejados en las diversas normas internacionales, nacionales o autonómicas; además, se incidirá en la responsabilidad de las administraciones públicas a la hora de que todas las personas puedan acceder a una vivienda y la necesidad de dar visibilidad a las personas sin hogar. También se denunciará el modelo socioeconómico presente en la sociedad y que genera desigualdad, y que permite que estas personas vean en ocasiones el ejercicio de su ciudadanía les es negado.
Lia
7 abril, 2018 en 23:52
Hola buenas noches vivo en El Barrio De San Pedro y San felices hay un señor que duerme en la calle cerca del bar del el Carmen le podrían ayudar gracias y decirme como os puedo echar una mano gracias
Muchísimas gracias
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