2018 01 10 miércoles: Resumen de prensa

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Sociedad

La Delegación diocesana de Pastoral de Migraciones presenta la Jornada Mundial del Migrante y Refugiado, que se celebra el próximo 14 de enero

 

Local

Desmontado el nido de la espadaña de la Facultad de Teología

 

Provincia

Vuelve la Semana de Cine Espiritual

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«Ignacio de Loyola» es una de las películas que se proyectarán este año.

«Ignacio de Loyola» es una de las películas que se proyectarán este año.

 

La delegación diocesana de Infancia y Juventud trae un año más a Burgos, Aranda de Duero y Miranda de Ebro la tradicional «Semana de Cine Espiritual», que alcanza ya su IX edición. El lema escogido para esta ocasión es «Haz tú lo mismo», y quiere centrar su atención en la opción por los pobres desde el evangelio.

 

La Semana de Cine Espritual es una actividad coordinada desde el departamento de Pastoral de Juventud de la Conferencia Episcopal Española y que pretende formar espectadores críticos capaces de descubrir el sentido de la vida a través del análisis fílmico, filosófico y teológico. Los destinatarios principales de la actividad son jóvenes y niños de los colegios de la provincia, que participarán de proyecciones especiales en horario escolar con materiales que les ayudarán al análisis y reflexión sobre las cintas. Aunque no solo. La delegación de Juventud ofrece otros pases abiertos para quienes deseen descubrir en el séptimo arte un lugar idóneo para la reflexión y el crecimiento personal.

 

Las películas que componen la cartelera de este año permiten un cierto acercamiento a la Doctrina Social de la Iglesia en las claves centrales, especialmente en lo que atañe al compromiso cristiano. Los títulos de los largometrajes de esta edición son «La buena mentira», «Lo que de verdad importa», «Ignacio de Loyola», «Las confesiones» y «Red de Libertad».

 

Proyecciones en Burgos, Miranda y Aranda

 

La Semana de Cine Espiritual tendrá su sede en Burgos en el Auditorio CajaCírculo de la calle Julio Sáez de la Hoya, comenzando las proyecciones a las 20:00 horas. El miércoles 24 de enero se proyectará la cinta «Ignacio de Loyola»; el viernes 26 de enero será el turno de «Lo que de verdad importa». Las dos últimas sesiones serán para «La buena mentira», el miércoles 31 de enero, y «Las confesiones», el 1 de febrero.

 

En Miranda de Ebro se proyectarán las cintas «La buena mentira», el jueves 25 de enero; «Lo que de verdad importa», el viernes 26 de enero, y «Red de Libertad» el jueves 1 de febrero. Las sesiones se llevarán a cabo en el Salón Cultural Caja de Burgos de la avenida Comuneros de Castilla a las 20:00 horas.

 

Por su parte, el Salón Cultural Caja de Burgos de la plaza del Trigo de Aranda de Duero acogerá las proyecciones de «La buena mentira» el 1 de febrero y «Lo que de verdad importa» el 8 de febrero a las 20:00 horas.

 

Todas las sesiones cuestan 3,50 euros.

Inmigrantes en nuestra diócesis: de la hostilidad a la hospitalidad

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Acoger, proteger, promover e integrar son las propuestas que este año ha lanzado el papa Francisco, tanto a los creyentes como a los organismos internacionales, con motivo de la Jornada Mundial del Migrante y Refugiado, que se celebrará el próximo 14 de enero. Cuatro verbos que resumen los 20 puntos que la Santa Sede propone para colaborar en el cumplimiento de los dos grandes pactos globales para la protección de ambos colectivos. Así lo ha explicado esta mañana la delegada diocesana de Pastoral de Migraciones, Hilda Vizarro Taipe, en la rueda de prensa en la que se ha presentado la Jornada, en torno a la cual se cual se desarrollarán en las próximas semanas numerosas actividades de dilvulgación, sensibilización, oración y convivencia.

 

Una actitud que Fernando de Santiago, voluntario de Atalaya Intercultural y miembro de la junta directiva de esta asociación, resumía así: «Ante la realidad de la emigración caben diferentes posturas, la hostilidad y la hospitalidad. Y la hospitalidad empieza en las personas, va madurando en el ámbito social y alcanza su plenitud cuando llega a las instituciones públicas». De Santiago ha argumentado que cuando estalló la crisis, se planteó una reflexión en torno a la realidad de los inmigrantes, ya que, si bien los españoles tienen sus recursos, sus apoyos, los emigrantes necesitan una sensibilidad distinta. «Para llegar aquí han tenido que pasar una serie de fronteras físicas, pero aquí se encuentran con las administrativas». «Gracias a Atalaya», ha asegurado este profesor de español y colaborador en el comedor de esta asociación por la que han pasado ya hasta 200 voluntarios, «me di cuenta de que me estaba perdiendo una situación real y desconocida. Nos estamos perdiendo una oportunidad de enriquecernos».

 

Alpha Diallo, un joven de 29 años originario de Guinea Conakry, ha sido testigo y protagonista de la experiencia de acogida y acompañamiento a inmigrantes en nuestra diócesis. Llegó a España hace diez años a bordo de una patera y, tras su estancia en un Centro de Internamiento para Extranjeros, recaló primero en Valencia y después en Murcia. Al no contar con permiso de residencia, no tuvo oportunidad de trabajar. En 2015 se trasladó a Burgos y entró en contacto con Atalaya, el inicio de un camino que tres años después ha cambiado su vida por completo. El apoyo fue mucho más allá del alojamiento y la manutención: realizó un curso de electricidad, recibió clases de castellano, le ayudaron a conseguir los papeles y hoy ya es «legal». Trabaja en una fábrica, tiene permiso de conducir, un coche, vive en un piso de alquiler y pronto viajará de vacaciones a Guinea Conakry para reencontrarse con su familia. Hoy es él quien colabora como voluntario en el comedor. No obstante, y aunque reconoce que en su país no hay futuro, confiesa que jamás volvería a montar en una patera ni se lo recomendaría a nadie.

 

La inmigración en cifras

 

Según datos del Ayuntamiento de Burgos, a fecha de 28 de diciembre de 2017 había empadronadas en la ciudad 11.882 personas extranjeras. Aunque la tendencia desde 2011 era hacia la baja, a lo largo de 2017 se ha producido un ligero repunte. Por primera vez, hay más mujeres que hombres entre los extranjeros empadronados y por continentes es significativo que, tras varios años de descenso, en 2017 ha vuelto a incrementarse la población americana y africana, mientras la europea sigue descendiendo. Aun así, más de la mitad de la población extranjera empadronada en el municipio de Burgos sigue siendo de origen europeo (el 56%). Por países, encabezan la lista de población extranjera Rumanía, Bulgaria y Marruecos, y las subidas más llamativas se dan en algunos países latinoamericanos (Colombia, Brasil y República Dominicana). Otros dos países han crecido este último año, por los solicitantes de asilo o protección internacional: Venezuela, que ha pasado de 126 a 199, y Ucrania, que ha pasado de 78 a 93. En cambio, la población de Siria solo ha subido de 8 a 9 empadronados.

Retiran el nido de cigüeña de la Facultad de Teología

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nido ciguena

 

En la tarde de ayer, y con la autorización de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, técnicos del Arzobispado procedieron a retirar el nido de cigüeña de la espadaña de la Facultad de Teología.

 

El organismo de la Junta permitió la eliminación del nido a petición de la propia Facultad y el servicio técnico de obras de la diócesis, que argumentaba peligro grave de caída sobre la cubierta del edificio y sobre la vía de acceso peatonal al Archivo Diocesano. De hecho, el pasado mes de mayo algunos restos del nido cayeron al suelo, a punto de dañar a algunas personas que hacen uso de este servicio.

 

La Junta obligaba a retirar el nido antes del 15 de enero, momento en que comienza la migración de este tipo de aves. Aún así, desde el servicio técnico de obras de la diócesis, argumentan que no se pretende acabar con la presencia de la cigüeña, sino atajar el problema del peso del nido y el peligro que conllevaba en la actualidad. De ahí que no se tomarán nuevas medidas si la cigüeña vuelve a anidar en el lugar.

El Círculo de Silencio pide alternativas dignas a los Centros de Internamiento de Extranjeros

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El próximo domingo, 14 de enero la Iglesia Católica celebra en todo el mundo la Jornada Mundial del Emigrante y el Refugiado. Este año el Papa nos propone conjugar cuatro verbos fáciles de entender pero no tanto de llevar a la práctica: acoger, proteger, promover e integrar.Y en principio, el pontífice lo propone  a la comunidad cristiana, que necesita convertirse cada día y no olvidar que «cada forastero que llama a nuestra puerta es una ocasión de encuentro con Jesucristo», pero en esta ocasión también lo propone a los organismos internacionales y a cada uno de los estados que se han comprometido a firmar a finales de este año un pacto global dedicado a los refugiados y otros a los emigrantes.

 

En torno a estos cuatro ejes se desarrolló el manifiesto al que se dio lectura en el el Círculo de Silencio celebrado ayer en el Paseo de Atapuerca como preludio de una serie de actos que se desarrollarán en los próximos días para celebrar la Jornada Mundial del Emigrante y el Refugiado. «Acoger se refiere a posibilitar que quienes salen huyendo de su tierra por la violencia o la pobreza puedan entrar de modo seguro y legal en los países de destino. Otro año más, en 2017, para nuestra vergüenza, han muerto al menos 3.100 migrantes en el Mar Mediterráneo. Acoger es dar la vuelta al revés a la política migratoria europea o norteamericana, y a otras más. Es tender puentes en lugar de cerrar fronteras. Pero acoger también se hace en la proximidad: lo podemos hacer cada uno de nosotros con quienes están aquí».

 

«Proteger», rezaba el manifiesto, «comienza en el país de origen, continúa en el camino y hay que seguir cuidándolo en el país de llegada. Expresamente ha dicho el papa que “en nombre de la dignidad fundamental de cada persona, es necesario esforzarse para preferir soluciones que sean alternativas a la detención de los que entran en el territorio nacional sin estar autorizados”. Traducido: alternativas a los CIEs. Los sucesos de estos últimos días en la cárcel de Archidona (Málaga), con un ciudadano argelino muerto, hablan de las muchas deficiencias de estos centros de internamiento y del dolor trágico e inhumano que se provoca a las personas recluidas».

 

«Promover es impulsar lo mejor de cada persona: ayudar a que cada migrante pueda realizarse como persona en sus diversas facetas, superando trabas administrativas que en muchas ocasiones dificultan desarrollar las propias cualidades, habilidades o creencias. Integrar, finalmente, es un verbo de doble dirección: suena mejor “integrarnos”, porque es tarea de todos. Enriquecernos unos con otros, poniendo al servicio de la comunidad lo propio, lo diverso. Construir una sociedad donde nadie se sienta excluido».