Servidores «sin reservas»
Tienen mucho en común. Ambos son burgaleses, han estudiado Magisterio y, tras participar en la JMJ de 2011 en Madrid, decidieron entrar en el Seminario, donde han recibido la formación suficiente para recibir la ordenación. De hecho, el próximo 17 de marzo el arzobispo, don Fidel Herráez Vegas, impondrá sobre ellos las manos recibiendo el primer grado del sacramento del orden y convirtiéndose en diáconos. Diego Luis Diez (29 años) e Isaac Hernando González (26) darán así un paso que califican «decisivo, sin vuelta de hoja» y que les configurará ya con Cristo servidor de cara a su futura ordenación sacerdotal.
«Es la antesala del presbiterado», detalla Isaac. Un compromiso con el que «acogemos el don del celibato para servir a todos, teniendo el corazón indiviso, puesto solo en Dios y los demás, a quienes hemos que servir». «También prometemos obediencia», señala Diego, indicando que «nos ponemos en manos de la Iglesia para servir donde ella quiera». A pesar de que se trata de un paso «irreversible, para toda la vida», ninguno de los dos vive el compromiso con miedo, sino que aseguran que es una decisión que toman con «paz» e «integridad».
Preparados para servir
El servicio es la misión más específica del diácono, cuyo significado en griego es, precisamente, «servidor». Diego desearía que su diaconado fuera «de verdad, no una dedicación momentánea, sino mi misma vida». Eso significa «estar disponible para lo que me necesiten, sin reservarme nada para mí, que es una tentación que siempre hay que superar». Además, dado que el sacramento del orden imprime carácter, estos dos jóvenes saben que la actitud con la que vivan su etapa como diáconos delineará su futuro ministerio sacerdotal. «Lo que viva en este tiempo marcará mi vida de cura», comenta Isaac. Por ello desearía vivir su diaconado como «un compromiso con la gente, para servirlos, escucharlos, acompañarlos, quererles mucho y rezar por ellos». Tras recibir la ordenación, estos jóvenes podrán leer el evangelio en las celebraciones litúrgicas, bautizar, presidir matrimonios y exequias, exponer el Santísimo Sacramento y distribuir la comunión. Además, seguirán llevando a cabo las tareas actualmente encomendadas: terminar la licenciatura en Teología y colaborar en la parroquia de la Inmaculada en el caso de Diego e impartir clases de Religión y atender la pastoral en la zona de Salas de los Infantes en el caso de Isaac.
Los años en el Seminario se les han pasado «volando», «no es posible que haya llegado tan rápido». A lo largo de este tiempo, han estudiado Teología, convivido con sus «hermanos seminaristas» y discernido su vocación ante el Sagrario y en compañía de sus directores espirituales y formadores, a los que están muy agradecidos. Además, han sentido el respaldo de sus familias, amigos, parroquias y comunidades religiosas. A pesar de que cuando decidió entrar al Seminario, Diego ya tenía claro que lo suyo era el sacerdocio –«no entré para probar, sino con convicción»–, en estos años «te unes a ese proyecto que Dios ha pensado para ti desde siempre y para siempre», respondiendo así a una vocación de la que el diaconado «es un paso más, pues la respuesta hay que renovarla cada día». Isaac, además, descubre cómo en estos años Dios ha modelado su carácter: «He progresado, cambiado: no soy el mismo. En el Seminario he aprendido a descubrir mis limitaciones, corregir mis defectos y potenciar las virtudes; el carácter se ha moderado y descubres que no todo depende de uno mismo, sino de Dios conmigo», revela.
«Aunque no esté de moda, Dios sigue llamando y necesitando sacerdotes santos»
Ahora, estos dos jóvenes se preparan para recibir la ordenación diaconal «con una alegría inmensa por dentro». Y a la par que piden oraciones a los lectores de esta revista, animan a los jóvenes que sienten la llamada al sacerdocio a ser valientes y emprender el camino: «Les diría que no tengan miedo; aunque no esté de moda, Dios sigue llamando y necesitando sacerdotes santos. Les aconsejo que hablen con sacerdotes y se dejen acompañar. Si es lo que Dios quiere para ellos, él mismo les dará las facilidades».