La piedad popular: experiencia y anuncio de nuestra fe

Mensaje del arzobispo de Burgos, don Fidel Herráez Vegas, para el domingo 18 de marzo de 2018.

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Cuando ya nos vamos acercando a la Semana Santa, deseo animaros a todos a que nos preparemos para vivirla con una actitud creyente y sincera que nos ayude a descubrir su permanente y profundo significado. En la Semana Santa hacemos memoria de los acontecimientos centrales de nuestra fe. El Misterio del Amor más grande se presenta ante nosotros. Ojalá sean días auténticamente santos que nos ayuden a descubrir el rostro verdadero de un Dios que es Amor y que entrega su vida para que nosotros tengamos «Vida en abundancia» (Jn 10,10).

 

Desde muy pronto, la fe del Pueblo de Dios ha unido a las celebraciones de la Semana Santa cristiana expresiones religiosas populares que, con las características propias de cada tiempo y lugar, reconstruyen lo que aconteció en Tierra Santa hace casi dos mil años. Os invito a participar en las celebraciones litúrgicas de la Catedral o de las parroquias y a asistir a las procesiones que estos días recorrerán las calles y plazas de nuestras ciudades y pueblos, organizadas con esmero y particular piedad y belleza por las distintas Cofradías y Hermandades de nuestra diócesis.

 

Hoy quiero dirigirme más concretamente a todos los que vais a dedicaros de modo especial a preparar las celebraciones de esos días, porque estáis comprometidos en la diversidad de manifestaciones que dan vida, hondura y colorido a la Semana Santa. Me vienen a la memoria los cientos de cofrades que vais a procesionar durante unas horas en público, pero que ya venís preparándolo a lo largo de muchos meses. Deseo recordar también a quienes vais a realizar representaciones vivientes de la Pasión, por el esfuerzo y la profunda reflexión que lleva consigo. Otros muchos estáis preparando viacrucis, y horas santas, o estáis planificando monumentos y vigilias, o estáis recuperando canciones tradicionales. Cuando observamos esta diversidad de actos y de iniciativas no puedo menos de admirar la fecundidad de la fe para traducirse en formas tan diversas y variadas. Y tampoco puedo dejar de valorar la sensibilidad de tantos creyentes que no sólo viven de modo individual su fe sino que contribuyen con generosidad para que todos nosotros podamos experimentar la riqueza humana y espiritual que procede de la Redención de Cristo.

 

En nombre de toda la diócesis os agradezco vuestro esfuerzo y vuestra constancia. Os felicito por vuestro servicio a la Iglesia y a la sociedad. Os animo a seguir cultivando ese compromiso. En todo ello se muestra la vitalidad de nuestra Iglesia burgalesa. Gracias a tantos de vosotros la fe se hace visible en el espacio público. Y vosotros, más incluso de lo que pensáis, os convertís en apóstoles y en evangelizadores. Sois testigos de que la fe se vive comunitariamente y se encarna en formas culturales que tocan el corazón y enriquecen la imaginación de quienes lo observan. Sabéis también que son muchas las personas que se acercan, especialmente en estas fechas, a las distintas formas y manifestaciones de la religiosidad popular. Pueden llegar atraídos por distintos valores y motivos. Pero, sin duda, la religiosidad popular será para ellas un signo y un vínculo que les una a la Iglesia y a la Verdad cristiana. Deseo recordaros, aunque lo sabéis muy bien, que todo cuanto hacéis recibe su sentido de una fe auténtica y sentida. No dejéis de formaros en la fe y de ejercer la caridad con los más necesitados. Ello contribuirá a la belleza y a la creatividad de lo que hacéis durante los próximos días.

 

Como sabéis también el Papa Francisco alaba enormemente la piedad popular. En ella, dice, está presente una auténtica vida teologal, que llega a denominar «mística popular». Además destaca que es un acto de inculturación de la fe, un gesto evangelizador, porque encarna la fe en la cultura del pueblo sencillo y porque «conlleva la gracia de ser misionera». «Las expresiones de la piedad popular, nos dice en la Evangelii Gaudium, tienen mucho que enseñarnos y, para quien sabe leerlas, son un lugar teológico al que debemos prestar atención, particularmente a la hora de pensar la nueva evangelización» (EG 124-126).

 

Que la gracia de Dios nos ayude para que esta próxima Semana Santa sea para todos una experiencia viva de fe y un testimonio evangelizador. Que acompañemos a Jesús en su camino hacia el Calvario para celebrar también con Él el gozo de su Resurrección.

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