El Museo del Retablo incorpora nuevas piezas a su exposición
La de Burgos es una de las diócesis con más parroquias del país. A ellas hay que sumar un incontable número de ermitas y otros tantos monasterios que albergan en su interior un rico patrimonio artístico que, a pesar de las dificultades, intenta ser protegido y potenciado. Con todo, muchos de los pueblos de la provincia están en peligro de extinción y otros incluso ya inermes. Hace años que la Iglesia burgalesa se dio cuenta del problema y lleva tiempo intentando salvaguardar tan rico patrimonio. En 1994, el entonces arzobispo, don Teodoro Cardenal Fernández, ponía en marcha en la iglesia de San Esteban el Museo del Retablo, un lugar donde albergar los bienes muebles de tantas iglesias en peligro de desaparición.
Desde entonces, este peculiar Museo alberga varios retablos, así como otros objetos litúrgicos, recuperando su función cultual y catequética para prestar un servicio a la demanda de cultura religiosa de burgaleses y foráneos. Los bienes que se exponen en este espacio siguen siendo propiedad de sus parroquias de origen y vuelven a las localidades siempre que se requiera, si bien, exhibidos en el Museo, pueden ser contemplados por todos los burgaleses y custodiados con todas las garantías que carecen en sus pueblos, como controles de vigilancia y edificios que no corran riesgo de venirse abajo.
Los últimos objetos litúrgicos en sumarse a los expuestos en San Esteban proceden de la parroquia de la Natividad de San Juan Bautista de la localidad de Revillarruz. Se trata de una cruz procesional datada en 1578 y obra de los orfebres Jerónimo Corseto y Pedro García Montero y de un cáliz custodia en torno a los años 1563-1750, obra de Pedro Fernández del Moral, platero del rey Felipe II.
Tras hallarse custodiados en los últimos años en casas de varios vecinos del pueblo, e incluso en la caja fuerte de un banco, los feligreses de la parroquia han valorado positivamente la nueva ubicación de los objetos, «algo digno de elogio», según detalla Antonio García Ibeas, director del Museo del Retablo. «Además, permitirá que mucha gente los pueda apreciar de primera mano y dar a conocer tanto la cultura como el patrimonio de Revillarruz, sin olvidar que los objetos son propiedad de la parroquia y volverán al pueblo cuando haya celebraciones litúrgicas u otros actos importantes», apostilla. Tanto la cruz como el cáliz custodia se exhibirán a partir de ahora en la zona de orfebrería del Museo, ubicada en el coro alto del templo.