El 56 Círculo de Silencio reclama una política migratoria que respete los Derechos Humanos

El Paseo Sierra de Atapuerca reunió ayer de nuevo a decenas de personas para reivindicar un trato y una acogida dignos a inmigrantes y refugiados.
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La delegación de Pastoral de Migraciones, junto con Cáritas, Confer, Atalaya Intercultural y Casa de Acogida Hijas de la Caridad, se unieron de nuevo ayer en el Paseo de Atapuerca en el que ha sido ya el 56 Círculo de Silencio, en esta ocasión con la mirada puesta en los últimos acontecimientos ocurridos en nuestro país con la llegada a Ceuta de 115 de inmigrantes y su inmediata devolución a Marruecos y sobre las condiciones de los Centros de Internamiento de Extranjeros.

 

En el manifiesto al que se dio lectura para concluir el acto, titulado «Otra política migratoria es posible», las organizaciones convocantes recordaron que «el corto espacio de tiempo transcurrido entre la entrada de 115 personas a través de la valla de Melilla y su devolución deja muchas dudas sobre que pudieran observarse todas las garantías que la ley establece. Condenamos la violencia ejercida en el salto de la valla y nos solidarizamos con los agentes del orden que fueron víctimas de esta violencia. Pero esto no justifica que un Estado actúe con un dudoso respeto a la legalidad y a los derechos de las personas. Decir además que Marruecos es un país seguro y que garantiza los derechos de los migrantes no es cierto: sabemos por experiencias anteriores que a estas personas devueltas las suelen trasladar y dejar a su suerte en las fronteras con otros países o en el desierto».

 

Por todo ello, manifestaron su adhesión al comunicado que el 24 de agosto emitieron 50 entidades, entre ellas la Red Acoge, Cáritas Española y el Servicio Jesuita a Migrantes, que concluía así: «Exigimos una política de control de fronteras basada en el respeto a los Derechos Humanos, una profunda modificación de la ley de extranjería que garantice vías legales para la migración regular, la aprobación del reglamento de la ley de asilo que garantice el acceso al procedimiento de asilo en consulados, y que se ponga fin a los acuerdos de externalización de fronteras con terceros países que no garantizan los Derechos Humanos ni la protección de las personas en movimiento».

 

Los CIE, sufrimiento inútil

También los Centros de Internamiento de Extranjeros fueron, una vez más, objeto de crítica. En el manifiesto se aludió al Informe 2017 publicado por el Servicio Jesuita a Migrantes, titulado «Sufrimiento inútil». Durante el año pasado fueron internadas 8.814 personas, con una duración media de 27 días. El 62% de ellas fueron puestas en libertad por imposibilidad de expulsión. Aunque en Burgos no haya un Centro de Internamiento, los detenidos aquí por estancia irregular son llevados al CIE de Aluche, en Madrid. A falta de datos de 2017, en 2016 fueron detenidas en Burgos 133 personas extranjeras sin permiso de residencia y trasladadas a dicho CIE.

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