El Centro Internacional de la Vidriera, un proyecto científicamente viable en busca de financiación
La creación de un Centro Internacional de la Vidriera en Burgos, pionero en España, está ya más cerca de hacerse realidad en el marco de las actuaciones relacionadas con la celebración del VIII Centenario de la Catedral. El Consejo Superior de Investigaciones Científicas, a través de tres institutos, el de Historia, el de Cerámica y Vidrio y el de Ciencias de Materiales de Aragón, avalan este proyecto, que cuenta también con el respaldo de la la Sociedad Española de Cerámica y Vidrio, la Sociedad Europea de Cerámica, un laboratorio de la Universidad de Évora y la UBU, en la que trabaja la impulsora de esta iniciativa, la profesora Pilar Alonso Abad.
El proyecto, que se ha presentado esta mañana en la Cámara de Comercio de Burgos, ha sido calificado por la representante del CSIC, María Ángeles Villegas, como «perfectamente viable desde el punto de vista científico», y ha destacado el hecho de que más allá de la labor de investigación, está previsto que desempeñe un papel fundamental a nivel cultural, social y turístico a través de diferentes actividades de difusión y divulgación del arte de las vidrieras. Villegas ha incidido en el carácter permanente de esta iniciativa, dentro de las múltiples que han surgido en torno a la celebración del VIII Centenario de la Catedral, pero de carácter efímero. El centro, ha asegurado, sería el único en España y equiparable a los de algunas ciudades europeas.
Un espacio de dos mil metros cuadrados
A falta de fuentes de financiación por el momento, el emplazamiento que hoy se ha propuesto para ubicar el centro es el bulevar, concretamente el edificio de ladrillo existente junto a la antigua estación, que pertenece al Consorcio del Desvío del Ferrocarril. El proyecto que ha presentado el arquitecto Ignacio Camarero, tendría dos plantas de 1.000 metros cuadros cada una. La superior albergaría una sala de de exposición permanente con vidrieras originales, en una zona que ejercería de cámara negra pero con posibilidad de contemplarlas con luz natural y artificial, además de una sala polivalente para exposiciones temporales, congresos y otras actividades. En la planta inferior se ubicarían los talleres, una biblioteca especializada, espacios de divulgación y almacenes. El coste total del proyecto ronda los seis millones de euros, tres de la adquisición del inmueble y otros tres destinados a construcción y equipamiento.
Tanto el vicepresidente de la Fundación VIII Centenario de la Catedral, Antonio Miguel Méndez Pozo, que ha insistido en que «este es un tren que no podemos perder», como la investigadora Pilar Alonso y la representante del CSIC, han reclamado la colaboración de instituciones públicas y privadas para que esta iniciativa llegue a buen puerto y sitúe a Burgos en el lugar que merece en esta rama artística. Y es que a pesar del gran patrimonio que atesoran nuestra ciudad y provincia, hasta hace diez años, en que esta profesora burgalesa inició sus trabajos de investigación con un equipo multidisciplinar, los conjuntos, talleres, autores vidrieros y las diversas intervenciones a lo largo del tiempo, eran grandes desconocidos. Hoy, gracias a su contribución a través de numerosas publicaciones, congresos y reuniones científicas, la importancia de Burgos en este arte goza de un reconocimiento internacional.
Devolver a la Catedral su luz original
Uno de los sueños de la promotora de este centro casi único, sería devolver a la Catedral la luz que tuvo originalmente y que se truncó con la voladura del Castillo por los franceses. La seo burgalesa conserva fragmentos en «cajones de vidriero» que ahora podrían catalogarse, recuperarse y servir como modelos para crear nuevas vidrieras. La profesora Alonso confía en que pueda devolverse a la nave central de la Catedral su luz original para celebrar sus 800 años de existencia.
Para ello ha mostrado la total disponibilidad del Cabildo su deán, Pablo González, quien ha manifestado que el Centro Internacional de la Vidriera va a ser beneficioso para toda la sociedad, pero especialmente para la Catedral.
Alejandro Saiz Moreno
4 febrero, 2019 en 20:15
Es un sueño que siempre he tenido desde niño y que sigo teniendo; que mi catedral (perdón por la apropiación) pueda lucir algún día sus vidrieras originales, aunque estas, como consecuencia de una desgraciada guerra de hace ya dos siglos sólo sean, eso sí, una copia lo más exacta posible de aquellas para que, aunque sean copia, nos introduzcan en el mundo espiritual y cultural de aquella época, a la vez que sirva para recuperar el esplendor de un monumento sin igual.
Me congratulo de la feliz iniciativa de la profesora Pilar Alonso Abad, que como experta en esta materia quiere hacer realidad una ilusión que albergamos no sólo muchísimos burgaleses sino innumerables admiradores de tan monumental joya arquitectónica.
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