«Disponibilidad para la acción, humildad para el servicio y perseverancia en la oración»
El arzobispo, don Fidel Herráez Vegas, ha presidido esta mañana la ordenación como diácono de Pablo Andrés Rodríguez Sancho, en una abarrotada parroquia de La Anunciación en la que le han acompañado, además de familiares, numerosos sacerdotes, diáconos, formadores de los Seminarios de San José y Redemptoris Mater, compañeros seminaristas y una gran representación de comunidades del Camino Neocatecumental, al que pertenece.
Durante su homilía, el arzobispo ha pedido a Dios para el nuevo diácono «disponibilidad para la acción, humildad para el servicio y perseverancia en la oración» y le ha recordado que su ministerio, como el del presbiterado y el mismo episcopado, no son para uno mismo sino para el servicio a los demás. «Tú sabes que te abres al Señor no para ganar ningún tipo de prestigio humano, sino para entregar tu vida, solo así será coherente tu diaconado. Nunca puede buscarse un estatus social, nuestro ministerio solo tiene sentido para estar abiertos a Dios y para servir a la Iglesia».
En referencia a los tres compromisos que hoy ha adquirido Pablo al recibir el primer grado del sacramento del orden sacerdotal (celibato, rezo de la Liturgia de las Horas y obediencia al obispo), don Fidel ha subrayado, en primer lugar, que el celibato es símbolo de su entrega al amor a Dios: «no renuncias al amor humano, te abres al amor más grande», y seguidamente le ha pedido que «no deje pasar un solo día sin estar disponible para la oración, oración de alabanza, oración de súplica, por la Iglesia y por la sociedad». En cuanto la promesa de obediencia, el pastor ha incidido en que consiste «en ser fiel no al obispo, sino a la Iglesia a través del obispo» y, dada la vinculación de Pablo al Camino Neocatecumental, le ha llamado a «unir equilibradamente ambas realidades, no orillar ninguna de ellas, sino unirlas, porque ambas forman parte de tu ser eclesial».