José Luis Lastra: «En el ecumenismo nadie pierde, todos ganan»

El vicario de Pastoral ofreció ayer en la parroquia de San Martín de Porres una conferencia sobre ecumenismo y diálogo dentro de los actos de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos.

ecumenismo lastra

 

«En el ecumenismo nadie pierde, todos ganan». Desde este y otros planteamientos, el vicario de Pastoral de la diócesis, José Luis Lastra Palacios, mostró ayer que es más aquello que nos une que lo que nos separa, en la charla titulada «Ecumenismo y diálogo, una oportunidad en Burgos», que pronunció ayer en la parroquia de San Martín de Porres. Es una de las actividades que se están desarrollando esta semana dentro del Octavario por la Unidad de los Cristianos.

 

A partir del capítulo 16 del Deuteronomio, Lastra interpeló a todos los oyentes a recordar que un día todos fueron esclavos en Egipto, y así les introdujo en la necesaria unidad a través de la justicia, desde el ecumenismo de todos los cristianos al diálogo interreligioso de todos los creyentes.

 

Igualmente hizo un breve repaso de la presencia de distintas confesiones en nuestra ciudad, desde la Iglesia de Filadelfia, evangélicos, testigos de Jehová, mormones, etc., hasta nuestros días, con un bonito titular que apareció en Diario de Burgos: «Todos los nombres de Dios», buscando la unidad de la humanidad para llevar la paz. «Es necesario conocer para encontrarse», subrayó.

 

Comentarios

Comentarios: 12

  1. Pizarro

    Genial, maravilloso y todo muy new age. Porque lo de hacer proselitismo para que las herejías protestantes desaparezcan, nada ¿no?
    Porque lo de pedir a los ortodoxos que acaben con el cisma y vuelvan a la autoridad de Roma, nada ¿no?
    Porque lo de recordar que «extra ecclessia nulla salus», nada ¿no?
    Seguro que misericordian este comentario, pero no se puede seguir tapando el sol con un dedo.


    • José Luis Lastra

      Lo malo es cuando nos creemos poseedores en exclusiva del sol…
      “La unidad de los cristianos no implica un ecumenismo de ‘marcha atrás’ en virtud del cual se deba renegar de la propia historia de fe; ni tampoco se puede tolerar el proselitismo, que envenena el camino ecuménico» (Papa Francisco al Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos).
      «El proselitismo es un pecado contra el ecumenismo. Jamás se debe hacer proselitismo contra los ortodoxos» (Papa Francisco en su viaje a Georgia).
      «En el movimiento ecuménico debemos eliminar una palabra del diccionario: proselitismo. ¿Está claro? No puede haber ecumenismo con proselitismo, hay que elegir: o eres ecuménico o eres un “proselitista”. (Papa Francisco en el viaje de vuelta de su reciente viaje a Ginebra).


  2. María Pilar Sáez

    https://pastoralsj.org/vivir/2117-la-riqueza-de-la-unidad.
    Pizarro, seguro que tiene tiempo para leer esta reflexión. Le aseguro que no tiene desperdicio, aunque no comparta la misma, le hará bien leerla


  3. Pizarro

    El problema está cuando los propios católicos no somos conscientes de que la Iglesia es la única depositaria de la verdadera y única revelación. Si se olvida que el que «todos seamos uno» tiene su fin último en que todos los que se dicen seguidores de Cristo vuelvan a la casa común, entonces todo vale (y no hay más que ver, in situ, el posicionamiento de las sectas evangélicas y de otro tipo en Latinoamérica.
    Sr. Lastra, sorprende que las citas con las que trata de rebatir sean únicamente del papa Francisco. Tengo mis serías dudas de que su desprecio por el proselitismo esté en confrontación con el Magisterio bimilenario de la Iglesia.
    Hablar de lo que nos une no impide poner el acento en lo grande y grave que nos separa y si se sigue estigmatizando que el papel fundamental de cualquier bautizado es anunciar la única Verdad, la salvación de nuestras almas se verá muy comprometida.


    • José Luis Lastra

      Hace falta entender bien lo que el Concilio Vaticano II quería decir con eso de que la verdadera Iglesia de Jesucristo «subsiste» en la Iglesia Católica. Y sobre todo para llevar adelante el ecumenismo en la práctica. Porque el propio decreto conciliar «Unitatis Redintegratio», concluye así:
      «Este Sagrado Concilio exhorta a los fieles a que se abstengan de toda ligereza o imprudente celo, que podrían perjudicar al progreso de la unidad. Su acción ecuménica ha de ser plena y sinceramente católica, es decir, fiel a la verdad recibida de los Apóstoles y de los Padres y conforme a la fe, que siempre ha profesado la Iglesia católica, tendiendo constantemente hacia la plenitud con que el Señor desea que se perfeccione su Cuerpo en el decurso de los tiempos.
      Este Sagrado Concilio desea ardientemente que los proyectos de los fieles católicos progresen en unión con los proyectos de los hermanos separados, sin que se pongan obstáculos a los caminos de la Providencia y sin prejuicios contra los impulsos que puedan venir del Espíritu Santo».
      Y por citar a otro papa, distinto al actual:
      «¿Qué significa restablecer la unidad de todos los cristianos? Todos sabemos que existen numerosos modelos de unidad y vosotros sabéis también que la Iglesia católica pretende lograr la plena unidad visible de los discípulos de Jesucristo, tal como la definió el concilio ecuménico Vaticano II en varios de sus documentos (cf. Lumen gentium, 8 y 13; Unitatis redintegratio, 2 y 4, etc.). Según nuestra convicción, dicha unidad existe en la Iglesia católica sin posibilidad de que se pierda (cf. Unitatis redintegratio, 4); en efecto, la Iglesia no ha desaparecido totalmente del mundo. Por otra parte, esta unidad no significa lo que se podría llamar ecumenismo de regreso, es decir, renegar y rechazar la propia historia de fe. ¡De ninguna manera! No significa uniformidad en todas las expresiones de la teología y la espiritualidad, en las formas litúrgicas y en la disciplina. Unidad en la multiplicidad y multiplicidad en la unidad.» (Benedicto XVI, Colonia, 19 agosto 2005).


  4. Pizarro

    La expresión «subsiste en» fue una concesión a otras denominaciones cristianas en un ánimo por «limar pasadas asperezas». El verbo correcto sería «es». La Iglesia de Cristo es la Iglesia Católica y lo demás no dejan de ser herejías.
    Su cita de BXVI creo que no apoya sus argumentos en la medida en que va contra esta nueva moda teológica de la «teología situacional» en la que la Palabra, el Magisterio y la Tradición se adaptan y amoldan según el sujeto (y cuyo máximo exponente es Amoris Laetitia). ¿Qué es ecumenismo en la práctica? ¿Acaso para llevar a cabo iniciativas ecuménicas hay que olvidarse o renunciar a la Verdad?
    El ecumenismo no debe ser besar el Corán, dar la comunión a cónyuges protestantes de católicos o reconocer Verdad en cristianos separados. La verdadera unión se dará cuando, obviando lo externo, se consiga la vuelta de los hijos pródigos a la única casa del Padre.


  5. José Luis Lastra

    Difícil poder seguir conversando con alguien que se ampara en su anonimato de «Pizarro», que sabe lo que el Vaticano II tenía que haber dicho pero no dijo, y que desautoriza el actual Magisterio de la Iglesia. Quédese tranquilo y siga practicando «su» ecumenismo.


    • Pizarro

      Mi anonimato seguiría siendo el mismo aunque pusiera nombre, apellidos y DNI, pues soy un simple laico sin cargo eclesial.
      Yo no sé lo que el CVII tenía que haber dicho. Sé lo que dijo y que muchos trataron y tratan de retorcer.
      Por cierto, miedo me da su expresión «actual Magisterio». ¿Acaso el Magisterio cambia? ¿Quién determina eso? ¿Acaso la hermenéutica de la continuidad de la que nos habló BXVI ya no vale?
      El problema es que cuando los argumentos no sirven para defender lo indefendible, el recurso al pataleo es lo único que queda.
      Por cierto, gracias por darse la molestia de debatir con un anónimo.


      • José Luis Lastra

        Anónimo señor laico sin cargo eclesial: la Tradición y el Magisterio de la Iglesia siempre son vivos, guardan su esencia por una parte y evolucionan conforme al avance de las ciencias y tratando de discernir los signos de los tiempos. Hoy, por ejemplo, no seguimos interpretando al pie de la letra los primeros capítulos del Génesis. ¿Hemos roto por eso con la Tradición de la Iglesia? ¿O intentamos ser fieles a la Verdad revelada?
        Lo quiera usted o no, el Concilio Vaticano II supuso eso: un gran avance sin romper la Tradición y el Magisterio. Gracias a Dios quedaron atrás las épocas de las mutuas excomuniones y el inmovilismo de «que vuelvan a casa, que aquí les esperamos». Luego cada época y cada papa tienen sus matices que usted podrá compartir más o menos, pero la línea es clara. Yo al menos, humildemente y sin pataleos, es lo que entiendo y expongo.


        • Pizarro

          Pongo como nombre Pizarro para no tener que poner «Anónimo señor laico sin cargo eclesial».
          Curioso el ejemplo de la interpretación del Génesis. Seguramente usted es de los que cree, como el actual prepósito general de los jesuitas, que no podemos interpretar lo que dijo Jesús porque nadie estaba allí para grabarlo. Una Tradición y Magisterio vivo no implica que tenga que cambiar. Lo único que nos permiten las ¿ciencias? (esto de la categorización de cualquier saber como ciencia es propio del materialismo científico) es profundizar en lo ya Revelado. La Iglesia es custodia de la Revelación, no creadora de nueva revelación según los tiempos.
          Respecto al CVII, no es que yo quiera algo o no, sino lo que en sí ha sido: caída de la práctica religiosa, relativismo teológico, renuncia a la apologética y el anuncio de la Verdad. De hecho, ni siquiera lo peor son los propios documentos conciliares, sino la interpretación torticera que de ellos se hizo (y se hace) posteriormente.
          Qué malos son los que excomulgan ¿verdad? Mejor tener a clérigos como el P. Masiá que apoya el aborto, o a príncipes de la Iglesia que celebran ceremonias para gays. Ahora resulta que los padres de Trento son muy malvados, inmovilistas y poco ecuménicos. Que malo fue Su Santidad Pio XII criticando el modernismo. Pero que bien excomulgado estuvo Lefebvre ¿verdad?
          En fin, entiendo que este no es el lugar para un debate con tantas aristas, pero como es poco probable que en las innumerables charlas, seminarios y jornadas que se organizan, posiciones como la mía puedan ser escuchadas, al menos que cuantos pasen por aquí vean que no todos es tan bonito como parece.


          • José Luis Lastra

            Bueno, que yo sepa, el Vaticano II en otras partes del mundo trajo un gran crecimiento de la Iglesia, un resurgir del Pueblo de Dios en corresponsabilidad, y sus frutos pueden palparse actualmente en América Latina, en África, en Asia y en algunos lugares de Europa. La inmensa mayoría de los católicos no somos europeos. Que haya habido caída en la práctica religiosa ha sido sobre todo en las iglesias de vieja cristiandad de Europa, junto a muchos otros frutos buenos que también son palpables. Como por ejemplo el hecho de que usted pueda expresar en un foro público de una diócesis sus opiniones y nadie le mande callar ni le excomulgue.
            Y no vendría mal que profundizara en lo que la Teología y hasta el Derecho Canónico entienden por Tradición viva de la Iglesia y por Magisterio vivo de la Iglesia.
            Por lo demás, puedo estar de acuerdo con usted en algunas cosas de prácticas y opiniones actuales que no son compatibles desde la fe cristiana y algunas incluso desde el sentido común.


          • Pizarro

            Lamento que los derroteros de mi primer comentario nos hayan llevado a la «crítica» del CVII. Nada más lejos de mi intención. Yo más bien hablaría de los funestos frutos de la mala interpretación del CVII. Usted que tan de cerca conoce la pastoral de migraciones tendrá miles de experiencias al respecto. Yo podría hablarle de la mía. Partir del axioma de que lo malo en la vieja Europa se compensa con lo bueno en otras partes del mundo es una falacia, por dos motivos. El primero, porque no hay nada bueno en la caída del catolicismo en la vieja Europa, y ese factor nadie lo ha enfrentado de manera seria. El segundo, porque es falso que el catolicismo crezca en otros lugares. No conozco en profundidad el caso africano o asiático, pero conozco en primera persona la situación de Sudamérica, donde el catolicismo ha sido devastado por la Teología de la Liberación y la renuncia al anuncio del Evangelio en favor de otros asuntos. Esto ha hecho que el crecimiento de diversas denominaciones protestante, especialmente de corte conservador, haya sido exponencial.
            Dice que uno de los frutos del CVII es que hoy yo pueda escribir en esta web y no me censuren. Falso, pues en su día se me impidió seguir comentando una noticia por ser crítico con ella (trataba sobre las autodenominadas «entidades de iglesia»). Además, ¿he de colegir de su frase que mis «opiniones» podrían ser excomulgables o, como poco, sancionables?
            No conozco el Derecho Canónico en profundidad, como por otra parte es común entre la mayoría de los fieles y sacerdotes. Pero le sorprendería saber hasta qué punto sí conozco lo que la Iglesia siempre ha enseñado sobre cómo debe entenderse la Tradición como fuente de la Revelación. Y sigo pensando que para nada es reinterpretar las cosas según el signo de los tiempos.
            Como parece que en algo estamos de acuerdo, y de eso fue su charla de ecumenismo (estar de acuerdo en lo fundamental para poner de lado las diferencias), pues me alegro profundamente de haber llegado hasta aquí.