Imagen del mes: Visitación de María a Isabel

La obra que traemos en el mes de mayo fue realizada para el altar mayor de la Capilla del Condestable de la Catedral de Burgos entre los años 1522 y 1526 por Diego de Siloé (1495-1563).

Visitación

 

La Visitación (Lc 1,39-56) ha sido representada por el arte desde el siglo V, registrándose dos principales variantes: María e Isabel avanzan la una hacia la otra para encontrarse, erguidas y graves, según la forma griega, o bien se funden en un abrazo desde una actitud más espontánea, cuya versión es de origen sirio. En los ciclos marianos románicos no suele faltar la Visitación por la importancia que se concedía a este acontecimiento, a veces con una expresividad insuperable en el rostro de María. En la tardía Edad Media esta imagen ya formaba parte de los siete gozos de María. Por lo general, ambas mujeres se representan en un abrazo, dándose el ósculo de la paz. En las miniaturas flamencas de los Libros de las Horas del siglo XV, así como sobre todo en el Renacimiento italiano, Isabel se arrodilla ante la Madre de Jesús con humildad y es presentada como una anciana.

 

La  obra que hoy presentamos como imagen del mes fue realizada para el altar mayor de la Capilla del Condestable de la Catedral de Burgos entre los años 1522 y 1526 por Diego de Siloé (1495-1563), escultor y arquitecto renacentista de insuperable valía y prestigio, hijo de Gil de Siloé.  La Visitación está representada en esta obra de forma renacentista, es decir, Isabel se arrodilla ante María, reconociendo implícitamente su superioridad. Una iconografía muy similar en cuanto a las figuras de María e Isabel se halla en la Visitación de Luca della Robbia del siglo XV.

 

La escena se desarrolla en el interior de una casa con un carácter hogareño e intimista y está formada por cuatro mujeres: María e Isabel y dos posibles sirvientas, aunque cabe la posibilidad de que se tratase de dos medio hermanas de la Virgen, María Cleofás y María Salomé. Los ropajes que visten son refinados, elegantes, sobre todo la túnica y el manto de María. En la túnica están dibujadas en oro estrellas de ocho puntas, símbolo mariano. Del mismo modo viste María en la escena del Nacimiento de Jesús, obra también de Diego de Siloé. Ambas figuras corresponden claramente al mismo modelo. Entre María e Isabel se produce una clara diagonal de las miradas. La de Isabel ascendente hacía María y la de esta descendente hacia su prima. La proskynesis, postración del individuo en el suelo para adorar, evoca la asimilación con la tierra, algo así como una especie de aniquilación. Era la forma de arrodillarse ante los Reyes. Isabel, al arrodillarse de este modo ante María, seguramente lo hace adorando al Hijo, que habita en el seno de su pariente. Aquí hay que destacar la exquisita actitud de María, inclinada hacia Isabel y queriendo ayudarla a que se levante.

 

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