Burgos: san Pedro, san Pablo, flores y la patrona
Como cada 29 de junio, la ciudad de Burgos se ha vestido de fiesta para honrar a los santos apóstoles Pedro y Pablo. Como columnas espirituales de la Iglesia, su fiesta se celebra de forma conjunta, si bien sufrieron el martirio en años diversos: Pedro fue crucificado cabeza abajo en el año 64 y Pablo fue decapitado en el 67. Son, sin duda, «unas fiestas arraigadas en la ciudad», ha dicho el arzobispo en la eucaristía que ha presidido esta mañana, quien «tras un recorrido de casi cuatro años caminando con vosotros» intuye que, para los burgaleses, esta solemnidad «tiene mucha importancia».
Para don Fidel Herráez es importante que veamos a ambos apóstoles como «hermanos nuestros», «no como figuras idealizadas», sino «personas como nosotros que han pasado por momentos de dificultad, pero cuyas vidas cambiaron tras el encuentro con el Señor resucitado». A pesar de ser diferentes en sus orígenes, modos de ser y en los destinatarios de su predicación, «fueron complementarios, unidos por el seguimiento a Jesucristo». De hecho, son los «continuadores y mediadores de su obra» y por el mismo Cristo «son ayudados» en sus dificultades y tareas apostólicas.
En el día en que cumplía el 23 aniversario de su ordenación episcopal y ante una Catedral a la que ha asistido reinas y representantes de las casas regionales y peñas de la ciudad, así como representantes políticos –«unos estrenándose y otros prosiguiendo el recorrido»–, el pastor de la diócesis ha concluido su predicación con un interrogante: «Casi todos los que estamos aquí compartimos el bautismo. Si alguien viera cómo vivimos durante 24 horas, ¿qué descubriría en nosotros de cristiano?». Y ha invitado a los presentes a responder a la pregunta planteada por Jesús en el evangelio proclamado en la celebración: «¿Quién decís que soy yo?».
Flores
Tras la misa estacional, en la que ha acompañado con el canto litúrgico el laureado Orfeón Burgales, la imagen de Santa María la Mayor ha sido portada en andas hasta la plaza del Rey San Fernando. Allí, la patrona de la ciudad y de la diócesis ha sido agasajada con las flores que han depositado a sus pies miles de burgaleses, que han configurado un hermoso altar que pretendía ser un guiño, también, a la celebración del VIII Centenario de la Catedral.
Se trata de uno de los actos más populares de las fiestas mayores. La imagen creada probablemente por Fernando de Oviedo o Cristóbal de Valladolid por iniciativa del obispo Luis de Acuña en el siglo XV recibe, desde 1954, miles de flores cada junio. En ese año, la primera reina de las fiestas decidió depositar en el altar de Santa María la Mayor los numerosos ramos de flores con los que fue homenajeada. Nació así una tradición que se incluye en el programa festivo de la ciudad desde el año 1955. Aunque en algunas épocas su desarrollo se ha interrumpido, en el 1987 el Comité de Folclore la retomaba tal como la conocemos hoy. En los inicios, la comitiva popular de la Ofrenda Floral la conformaban grupos de danzas y folclore. Progresivamente fueron incorporándose más colectivos. Hoy en día está compuesta por peñas, casas regionales, grupos tradicionales, asociaciones culturales y grupos de danza.