Una tarde calurosa permite a miles de burgaleses participar en la procesión del Corpus Christi

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Da igual que sea primavera o verano, haga lluvia o sol, frío o calor. Da igual que se celebre antes o después del Curpillos y o que la procesión discurra por la mañana o por la tarde. Un año más, los burgaleses, a millares, han abarrotado las calles del centro de la ciudad para acompañar a Jesús sacramentado en la solemnidad del Corpus Christi. Una fiesta que, siguiendo la senda marcada por otras diócesis, como Madrid, Valladolid o Salamanca, se ha celebrado por la tarde por primera vez en Burgos. Y, a tenor del desarrollo de la procesión de hoy parece que ha sido un acierto.

 

Aunque la verdad es que lo único que ha cambiado en esta celebración ha sido su horario. Porque todo lo demás ha seguido la liturgia que marca la tradición. La carroza de plata del maestro Suárez ha portando la custodia con el Santísimo Sacramento mientras los repiques de campanas y una lluvia de pétalos de rosa caídos desde las torres de la Seo anunciaban que comenzaba la procesión eucarística, que ha recorrido las principales calles del centro histórico, engalanadas con altares preparados por la asociación civil Pro Corpus. Al llegar a la plaza Mayor, el arzobispo ha impartido la bendición con el Santísimo desde el balcón de la Casa Consistorial. Los actos han concluido con la bendición con el Santísimo a los pies de la Catedral.

 

«Los pobres son tierra sagrada»

 

Antes de la procesión, el arzobispo, don Fidel Herráez Vegas, ha presidido una solemne eucaristía en la Catedral, a la que también han acudido cientos de fieles, niños de primera comunión y algunas autoridades civiles y militares. Para el pastor de la Iglesia en Burgos, «son dos las realidades que configuran» la fiesta del Corpus Christi. De un lado, «el mismo Cristo, que por amor está entre nosotros» y, de otro, «la concreción de ese mismo amor», que ha de hacerse realidad «entre nosotros y con los más necesitados».

 

En efecto, en la jornada en que la Iglesia celebra también el día de Cáritas, el arzobispo ha asegurado que la caridad es una «necesaria e ineludible dimensión» que brota de la eucaristía y que ha de empujarnos «a tocar y palpar las llagas de Cristo» en los pobres, pues ellos son –ha dicho– «tierra sagrada tras la que se esconde Jesús mismo».

 

El arzobispo ha alabado la tarea que realizan los agentes de Cáritas Burgos y los cerca de 800 voluntarios con que cuenta la entidad y que atendieron el año pasado a más de 6.000 familias. «En Cáritas se huele a evangelio», ha asegurado, mientras que ha pedido a todos los presentes «beber en el misterio de la eucaristía para que nuestra entrega a los necesitados sea cada vez más generosa».

 

Más: galería fotográfica de la jornada

Fiesta del Corpus. Fiesta de Cáritas

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Escucha aquí el mensaje

 

Celebramos hoy la fiesta del Corpus Christi. Es una de esas fiestas que el calendario cristiano ha puesto en letras rojas y que el Pueblo de Dios celebra con especial cariño y devoción. La fe se ha hecho cultura en tantas manifestaciones como podemos contemplar estos días en nuestra geografía burgalesa. Ante el Misterio de la Eucaristía nos podemos acercar desde diferentes perspectivas; también la fiesta y la celebración forman parte constitutiva de esta aproximación. Hoy nuestra fe se centra de modo especial en Jesucristo Eucaristía, «Cuerpo entregado y sangre derramada», memoria perenne del inmenso amor de Dios por nosotros; y tenemos la alegría no solo de celebrar este Misterio sino también de alabarlo, adorarlo y cantarlo por las calles de nuestra ciudad.

 

Todos sabemos que la Eucaristía culmina el proceso de la iniciación cristiana. Además, la riqueza que encierra no puede expresarse con un único nombre, por lo que tenemos términos diferentes en función de los aspectos que se trata de subrayar: misa, banquete, comunión, sacrificio, fracción del pan… Por eso, los cristianos reconocemos que ella es fuente y cúlmen de la vida eclesial y de «toda vida cristiana» (LG 11). Y es que, en torno al altar, la Iglesia se reúne para hacer presente el Misterio total de entrega de Jesús en la Cruz. Hoy el Señor nos sigue hablando en silencio, en el Misterio de la Eucaristía, y cada vez nos recuerda que seguirle quiere decir salir de nosotros mismos y hacer de nuestra vida no una posesión nuestra, sino un don para Él y para los demás.

 

No extraña, por tanto, que la celebración del Corpus sea también la fiesta de Cáritas. De esta manera se visibiliza la unidad intrínseca entre la Eucaristía y los pobres. Hace pocos días nos lo recordaba el Papa Francisco en una de sus homilías: «La Eucaristía y los pobres, tabernáculo fijo y tabernáculos móviles: allí se permanece en el amor y se absorbe la mentalidad del pan partido; allí se comprende el cómo del que habla Jesús: dando todo, no reteniendo nada para sí mismo».

 

En efecto, detrás de cada pobre se esconde Jesús mismo. Ellos son «tierra sagrada» que esconde el Misterio de la Encarnación. En su carne herida podemos tocar y palpar las propias llagas de Cristo que se prolongan en la historia y que Él mismo nos encomienda su cuidado. Así lo podemos escuchar en diferentes pasajes evangélicos que recordamos: «Lo que hicisteis a uno de estos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis». «Dadles vosotros de comer». «Pobres siempre tendréis con vosotros». En todas estas expresiones recibimos y acogemos el mandato de Jesús de hacernos cargo de los más pequeños y con su mismo estilo evangélico.

 

Esto es, ni más ni menos, lo que Cáritas pretende realizar. Por eso, cuando en mis Visitas Pastorales me acerco a alguna de las realidades de Cáritas no me canso de afirmar que allí se «huele a Evangelio». Allí está la mano cercana de la Iglesia entregada al mundo de la exclusión y de la pobreza. Allí se visibiliza la caridad organizada y el compromiso comunitario de una Iglesia que quiere ser pobre y para los pobres. Allí el amor no es de palabras, sino de obras.

 

Precisamente, Cáritas Diocesana ha presentado esta semana su Memoria de actividades del año pasado. En ella se nos presenta su importante y fundamental trabajo en favor de nuestra sociedad. Como se puede leer, a través de sus programas y servicios, y gracias a la labor de sus 800 voluntarios y de sus técnicos, han acompañado a más de 6.000 familias de nuestra Diócesis. Son cifras que nos hablan de una situación de exclusión social que se está enquistando en nuestra sociedad. Así nos lo acaba de decir el informe FOESSA, recientemente publicado, que nos previene de una situación donde crece la desigualdad y donde la precariedad y vulnerabilidad de muchos hermanos nuestros es lo habitual.

 

Por todo ello es fundamental animar y acompañar la actividad de Cáritas en nuestras comunidades cristianas. Contemplando el Misterio de la Eucaristía, percibimos la urgencia del amor que nos invita a salir al encuentro de los demás. Es importante que busquemos ese equilibrio necesario en nuestras comunidades que refuercen, junto a la evangelización y la celebración, la dimensión caritativa. Es fundamental que, también desde Cáritas, se profundice en el necesario equilibrio entre voluntariado y técnicos, entre comunidad y organización, entre financiación e identidad… Gracias a todos los hombres y mujeres que sois el rostro de la caridad en nuestra Diócesis de Burgos. Os invito a beber del Misterio de la Eucaristía para que vuestra entrega sea cada día más evangélica y generosa. ¡Ojalá la celebración del Corpus imprima hoy en todos nosotros la huella de que Dios nos ama y que estamos llamados a amar!

Otras dos burgalesas han sido beatificadas hoy en La Almudena

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Beatas

 

El prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, cardenal Angelo Becciu, ha presidido esta mañana en la catedral de La Almudena la ceremonia de beatificación de 14 religiosas mártires de la Orden de la Inmaculada Concepción, entre ellas dos burgalesas, Basilia Díaz Recio y María Asunción Pascual Nieto. Ambas están incluidas en la causa de Mª del Carmen Lacaba y de otras 13 religiosas concepcionistas franciscanas de tres comunidades, cuyo decreto de martirio fue firmado por el papa Francisco el 15 de enero de este año.

 

Basilia Díaz Recio (sor María Jesús) nació el 14 de junio de 1889 en el pueblo burgalés de Moradillo del Castillo. Ingresó en el monasterio de San José de Madrid el 10 de enero de 1921. En 1936, las monjas de dicha comunidad fueron expulsadas del monasterio y se dispersaron; algunas hermanas se refugiaron en un piso de la calle Francisco Silvela, 19. El 7 de noviembre de ese año, cuando bajaban a refugiarse en el entresuelo, un grupo de milicianos entró preguntando por las religiosas: habían sido denunciadas por la portera de un edificio vecino. Las sacaron a todas y las subieron a un camión. Nunca más se supo de ellas. Cuando recibió el martirio, Basilia tenía 47 años de edad y 15 de vida religiosa.

 

Sor María de la Asunción Pascual Nieto nació el 14 de agosto de 1887 en Villorobe (Burgos). El 6 de junio de 1909 ingresó en el monasterio de las concepcionistas de Escalona (Toledo) como religiosa de coro y cantora. Ejerció como enfermera, sacristana, tornera y portera. En 1936, siendo ella la madre vicaria, las religiosas de la comunidad de Escalona fueron obligadas a abandonar su monasterio. Trasladadas a la comandancia de la localidad, fueron interrogadas y presionadas para renegar de la fe y abandonar la vida religiosa. Ante la resistencia de las monjas, fueron conducidas a la Dirección General de Seguridad en Madrid, y después llevadas a la cárcel habilitada en un convento de capuchinas. Al finalizar la contienda, toda la comunidad regresó a Escalona, a excepción de la abadesa y sor M.ª de la Asunción, que fueron separadas del resto del grupo para ser conducidas a la checa. Fueron fusiladas en octubre de 1936.

 

Con el cardenal Becciu han concelebrado el cardenal Carlos Osoro, arzobispo de Madrid; monseñor José Carballo, OFM, secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica; cardenal Ricardo Blázquez, arzobispo de Valladolid y presidente de la CEE; cardenal Carlos Amigo, OFM, arzobispo emérito de Sevilla; monseñor Braulio Rodríguez, arzobispo de Toledo; monseñor Juan del Río, arzobispo castrense; monseñor Eusebio Hernández, obispo de Tarazona; monseñor Juan Antonio Martínez Camino, SJ, obispo auxiliar de Madrid; el superior provincial de la Provincia de los Capuchinos de España, Benjamín Echeverría; y el vicario provincial y el provincial de la Provincia de los Menores, de España, Carlos Coca y Juan Carlos Moya, respectivamente, entre otros presbíteros.

 

En el momento de proclamación de la beatificación ha sido desplegado un tapiz con la imagen de las 14 concepcionistas franciscanas ya beatas, reproducción de un cuadro pintado para la ocasión por el granadino Luis Ruiz, que se ubicará en la capilla dedicada a las beatas en el protomonasterio de las concepcionistas franciscanas de Toledo, casa madre donde se veneran los cuerpos de las dos monjas del monasterio de El Pardo, únicos que se conservan.

 

A finales de julio se celebrará una misa de acción de gracias en el monasterio de.las Concepcionistas Franciscanas de San Luis de Burgos.

«Hay que estar en la onda para entender que Dios se haga comida y bebida»

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Miles de burgaleses se han concitado esta mañana en el entorno del Real Monasterio de las Huelgas para participar, un año más, en la festividad del Curpillos, una celebración típicamente burgalesa en torno al Santísimo Sacramento y que no tiene parangón en otras latitudes del planeta. Para el arzobispo, don Fidel Herráez Vegas, en el Curpillos «celebramos la presencia de Dios entre nosotros y para nosotros» y, aunque no se trata de un «acto externo ni protocolario», sin embargo es capaz de concitar a personalidades del ámbito religioso y de la sociedad civil y militar, sin olvidar las numerosas tradiciones que han surgido en torno a la fiesta.

 

Este año el Curpillos ha servido como «preparación» a la celebración del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, que tendrá lugar este domingo. Para el pastor de la diócesis, es necesario «estar en la onda» para entender el significado profundo de esta celebración: «Dios se hace comida y bebida para inundarnos de su amor y ese amor se concrete en ayuda a nuestros hermanos, especialmente a los que más sufren». Tal como ha indicado en su homilía, «debemos exponernos delante de él en alabanza, en petición, en adoración, en definitiva, en amor». Solo así, ha subrayado, «ese amor se orientará hacia quien más nos necesita, también con una concreción material».

 

Tradición

 

Tras la misa en el monasterio, en la que ha participado la comunidad de religiosas cistercienses, autoridades civiles y militares, niños que este año han comulgado por primera vez y numerosos fieles, ha tenido lugar la procesión con el Santísimo Sacramento por las calles del barrio de Huelgas. Una tradición que, según algunos documentos, se celebra desde el año 1331, cuando la fiesta del Corpus Christi llegó a España tras la promulgación de la solemnidad por el papa Urbano IV y las normas para la procesión dictadas por su sucesor, Clemente V. Entrado el siglo XV, documentos de la Catedral hablan de otra magna celebración en torno a Seo, desarrollándose una procesión más pequeña –«Corpus Chico o Curpillos»– en el Real monasterio ocho días después del jueves. Este año, el calendario laboral ha adelantado la fiesta del Curpillos a la del Corpus, que no es lo habitual.

 

La del Curpillos es, por tanto, una fiesta típicamente burgalesa. En torno a ella ha surgido una importante cultura popular que conjuga lo religioso y lo profano. A la misa y procesión se han añadido otros elementos del folklore castellano, como bailes de danzantes y gigantones o la popular «jira» al parral. Además, durante la procesión con el Santísimo, se porta también el pendón de la batalla de las Navas de Tolosa, parte de la tienda del califa Miramamolín que los cristianos trajeron a Burgos como trofeo de aquella victoria de la Reconquista.

 

Más: galería fotográfica de la procesión

Siguiendo las huellas de san Pablo

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Los peregrinos, en la biblioteca de Celso, en Éfeso.

Los peregrinos, en la biblioteca de Celso, en Éfeso.

 

El pasado martes regresaba a Burgos la expedición organizada por el Secretariado diocesano de peregrinaciones de Burgos, que ha discurrido por los caminos recorridos por San Pablo en la actual Turquía. A lo largo de nueve días, los viajeros han podido conocer lugares con restos romanos excelentemente conservados, como la ciudad de Éfeso o el teatro y las termas de Mileto, el templo de Apolo en Dídima, o los restos de la iglesia de San Pablo en Antioquía de Pisidia.

 

Especialmente emotiva fue para los peregrinos la visita a la casa de la Virgen o a la tumba del apóstol Juan en Éfeso, así como conocer algunos de los lugares donde tuvieron lugar algunos concilios ecuménicos en los primeros siglos de la Iglesia.

 

En Konya pudieron visitar el museo y santuario de Mevlana, fundador de la Orden de los derviches. En esta ciudad, la Iconio de los tiempos del apóstol Pablo, fue especialmente emocionante la celebración de la eucaristía en la iglesia de San Pablo, custodiada por dos religiosas italianas que constituyen una exigua presencia cristiana en una de las ciudades más islámicas de Turquía.

 

Las maravillas naturales que ofrece Turquía pueden resumirse en dos hitos de este periplo: Pamukkale, con sus castillos de algodón, con gigantescas formaciones calcáreas formadas por las aguas termales a lo largo de los siglos, y Capadocia, con sus famosas «chimeneas de las hadas», ciudades subterráneas, pueblos troglodíticos, múltiples miradores que ofrecen espectaculares vistas y el valle de Göreme, que encierra cantidad de iglesias policromadas testigos de un glorioso pasado cristiano.

 

La culminación del viaje fue Estambul, la mayor ciudad de Turquía, a caballo entres dos continentes, Europa y Asia, con la visita de sus maravillas, la iglesia museo de Santa Sofía, la espectacular San Salvador en Chora, con la belleza de sus mosaicos, el palacio de Topkapi, o la mezquita de Solimán. Y no podía faltar, por supuesto, el obligado paseo por el Gran Bazar, con sus 4.000 tiendas, y por el bazar de las especias.

 

El Secretariado diocesano de peregrinaciones tiene programada una nueva peregrinación a Tierra Santa del 4 al 11 de septiembre. Pueden informarse en el teléfono 689 977 094.