#QuédateEnCasa: Una utopía para las personas sin hogar

Cáritas Burgos se afana estos días por dar respuesta a este colectivo, reforzando propuestas de ocio e implementando su pedagogía de la higiene y el aislamiento.

personas sin hogar

 

El «estado de alarma» que vive el país no está siendo fácil de sobrellevar. Tampoco para las personas sin hogar, que deben ahora hacer frente al confinamiento social impuesto por el Gobierno para evitar la propagación del coronavirus. Bien lo sabe David Polo, el responsable del programa de Personas Sin Hogar de Cáritas Burgos, quien reconoce que están siendo «días difíciles» y que la situación les ha «desbordado». Desde el pasado lunes no ha tenido apenas tiempo para descansar, intentando coordinar nuevas iniciativas y métodos de trabajo para que este colectivo evite vías de contagio y salga a la calle lo menos posible.

 

«Nuestro trabajo está siendo muy intenso, pues tenemos que acompañar mucho a estas personas desde una pedagogía del cariño, que les haga comprender la importancia de la higiene y no salir a la calle». Ahora, sus recursos se han tenido que adaptar, ofreciendo a personas sin hogar nuevos modos de acompañamiento durante las 24 horas del día. Los trabajadores de otros programas que se han visto suspendidos (como algunas acciones del programa de Infancia) se han involucrado ahora en este proyecto, que también ha tenido que adaptar sus espacios y métodos de trabajo. En estos momentos, el albergue San Francisco hospeda a 35 personas, otras siete se alojan en la Unidad de Mínima Exigencia y ocho más lo hacen en la Casa de Acogida San Vicente de Paúl. «Estamos desbordados, no hay espacio para más y hay que dejar una o dos habitaciones libres por si surgiera algún contagio por coronavirus entre nuestros participantes», subraya Polo. Además, cuentan con menos voluntarios y son cuatro los trabajadores que se encargan de coordinar todo el programa, con dos personas en cada turno, además de otras dos los fines de semana.

 

A pie de campo

 

Acompañar a las personas sin hogar en esta nueva situación requiere ingenio. El personal de Cáritas debe afrontar ahora nuevos retos, como ofrecer alternativas de ocio las 24 horas y estar al lado de algunas personas que sufren problemas de salud mental y de adicción. «Por fortuna, sostiene Polo, hay mucha coordinación con los servicios sociales y con el personal de psiquiatría de Sacyl, que nos están apoyando bastante en la tarea». También cuentan con el respaldo de la UME, que cada día fumiga las instalaciones para evitar contagios.

 

«Pretendemos fomentar una mayor rutina entre los participantes y hemos creado nuevas normas, entre las que sobresale la higiene». Por la mañana se realizan hábitos de higiene personal y comunitaria, donde todos los usuarios, con la ayuda del personal profesional de limpieza, se afanan por sanear los lugares comunes. «También hemos ofrecido nuevos espacios de ocio, salas de lectura y juegos, ofertamos cine y les permitimos salir a la zona del párking privado para airearse, fumar o jugar con el balón». Además, también pueden permanecer en sus habitaciones si así lo desean. Los participantes disponen de media hora para llegar a la Casa de Acogida, donde se han habilitado dos turnos de comidas y otros dos de cenas para evitar aglomeraciones. Allí, las Hijas de la Caridad también les ofrecen medicamentos y metadona, les toman la temperatura y controlan la fiebre.

 

Lamenta que, en estas noches de reconocimiento a los sanitarios, se están olvidando de aplaudir y respaldar el trabajo ingente que están haciendo los servicios sociales, a los que Polo quiere agradecer especialmente. «Estamos trabajando codo con codo; la misma concelaja de Asuntos Sociales se está implicando en primera persona y yo envío cada tarde un informe a servicios sociales del Ayuntamiento», indica. Mucho del peso de acompañamiento a personas sin hogar ha recaído sobre ellos: «Todo el mundo ha echado el cierre, pero nosotros aquí nos mantenemos».

 

En medio del caos, David Polo asegura que, a pesar de todo, verán también milagros: «Todo esto nos servirá para crear piña, para tejer lazos de apoyo y solidaridad. Creo que podremos dar la vuelta a esta situación de tensión y lograr nuevas redes colaborativas entre nuestros participantes».

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