Cáritas teme que el coronavirus ahonde aún más en la exclusión social de los menores

Desde el programa de Infancia constatan imposibilidad de completar los deberes escolares, pérdida de empleo de las familias y falta de relaciones entre los menores, así como incremento de adicciones.

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Cáritas diocesana de Burgos, a través de su programa de Infancia y Adolescencia, manifiesta una «gran preocupación» al constatar que la actual situación provocada por el coronavirus «ahonde aún más en la exclusión social de los menores». Desde su trabajo comprueban que muchas de las familias que atienden tienen dificultades para que los hijos puedan completar sus trabajos escolares desde el hogar al carecer de medios tecnológicos; otras han perdido su trabajo y, de igual modo, verifican que se agudizan algunos problemas previos al «estado de alarma», como la falta de relaciones o adicciones con el ordenador y los videojuegos.

 

Cáritas Burgos atiende anualmente a más de 1.000 menores en sus centros de Burgos, Miranda, Aranda, Villarcayo y Lerma, con edades comprendidas entre los 6 y los 18 años. Al decretar el cierre de colegios e institutos también lo hicieron estos centros, por lo que, en estos momentos, el trabajo se basa en hacer un seguimiento telefónico de las familias para saber cómo se encuentran, abordando asuntos como la salud, las relaciones dentro de la familia, el trabajo, la necesidad de alimentos y el seguimiento de las tareas escolares por parte de los niños y niñas.

 

«En lo que respecta al trabajo, son muchos los que nos transmiten su preocupación, especialmente entre las madres que son empleadas domésticas y han perdido esta fuente de ingresos», detallan desde Cáritas. «Otras no disponen de redes de apoyo y sus hijos deben quedarse solos mientras ellas van a trabajar». Además, a nivel escolar, el confinamiento no hace más que multiplicar los problemas previos: «La mayoría de las familias no habían abonado la cuota para acceder a la plataforma del colegio y, aunque en algunos casos les han dado unos días de margen para hacerlo, son varios los casos en los que no han podido, por lo que los menores han perdido ese canal».

 

También constatan cómo muchos no tienen ni internet, ni ordenador ni tableta en casa, y si lo tienen es compartido entre muchos hermanos, por lo que no les queda más remedio que hacer las tareas a través del móvil, «al menos a los más motivados». También les preocupa la falta de relaciones entre los menores, «que de nuevo se incrementa con el confinamiento», por no hablar «de las adiciones que veníamos observando con el ordenador y los videojuegos».

 

De ahí que Cáritas manifieste una gran preocupación porque esta situación ahonde aún más en la exclusión social de los menores: «Es cierto que se han aplicado algunas medidas parciales para paliar, por ejemplo, la brecha digital, pero no han sido suficientes», aseguran. Además, sostienen, «una vez pasado el estado de alarma, sería imprescindible que los menores de familias más vulnerables pudiesen recibir toda la ayuda que precisen para recuperar este tiempo perdido».

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