«Me confirmo porque quiero»

A sus 31 años, Rebeca García culminó el pasado sábado su iniciación cristiana, «algo que tenía pendiente» desde que era adolescentes.
confirmarme adulto

Rebeca recibió la confirmación el pasado sábado.

 

Rebeca García fue una de los 34 adultos que recibieron el pasado 27 de junio la confirmación en la parroquia de San Martín de Porres después de meses de formación específica. En su adolescencia, «la falta de tiempo» (comenzó a competir en un equipo de baloncesto con el que jugaba todos los domingos) hizo que se desenganchara de la catequesis y que, con el paso de los años, recibir el sacramento fuera «algo que tenía pendiente».

 

Un día, al pasar por la parroquia de San Julián (de la que nunca ha estado desvinculada del todo) vio un cartel en el que la diócesis ofertaba catequesis para adultos que deseaban recibir la confirmación y aún no habían tenido la oportunidad de hacerlo. Y pensó: «Confirmarme. Esto es lo que tengo que hacer, lo que tenía pendiente». Así es como decidió apuntarse y, tras haber recibido distintas catequesis presenciales y telemáticas a causa del coronavirus, ha completado su proceso de iniciación cristiana.

 

«En casa no resultó raro cuando dije que me iba a confirmar a mi edad», confiesa esta joven de 31 años, criada en «una familia en la que siempre ha estado presente la cultura religiosa». Entre los suyos, su elección era la esperada, aunque reconoce que para sus amigos la elección ha sido más «chocante»: «Yo les he explicado que es una decisión personal, que quiero confirmarme no por obligación, sino porque es lo que tenía que hacer», revela.

 

Desde febrero preparó su confirmación con varias reuniones presenciales. Sin embargo, con la llegada del coronavirus, fueron sustituidas por «tele-catequesis» con «deberes» desde casa que cumplimentaba con ayuda de su hermana, algo que, en su opinión, ha sido «menos enriquecedor que una reunión, donde hablábamos y compartíamos nuestras dudas e inquietudes». Pese a todo, se han adaptado a hacer «tareas» que enviaban cada semana a un padrino, Antonio, que la acompañado en todo momento. Pero, «si vuelve la pandemia –¡Dios no lo quiera!– sería más interesante hacer las catequesis a través de Zoom o Skype», sugiere.

 

Sea como fuere, y a pesar de las incomodidades del momento y que su celebración se haya retrasado desde el pasado Pentecostés, Rebeca ha culminado por fin su proceso de iniciación cristiana: «Me confirmo porque quiero».

Comentarios

Los comentarios están cerrados para esta noticia.