Un nuevo Círculo de Silencio pide el cierre inmediato de los campos de refugiados en Europa

Tras el reciente incendio del campo de Moria, en la isla griega de Lesbos, exigen buscar alternativas y reubicar a esas personas en lugares y situaciones en los que puedan vivir dignamente.
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El Paseo de la Sierra de Atapuerca fue ayer, una vez más, escenario del Círculo de Silencio, que ha alcanzado su 81 edición. De nuevo, alrededor de un centenar de participantes dijeron «¡basta ya!» ante la vulneración de los derechos de las personas migrantes y refugiadas. En esta ocasión denunciaron situaciones como la del campo de refugiados de Moria, en la isla griega de Lesbos, que ardió en la noche del 8 de septiembre «dejando a sus 13.000 ocupantes literalmente tirados en la calle. Era una tragedia previsible». «La existencia de estos campos de refugiados desde hace cinco años en plena Unión Europea, sin voluntad política de buscar alternativas, es una vergüenza. Además de suponer un peligro evidente en estos tiempos de pandemia. Y más cuando son muchas las ciudades y las instituciones que se han ofrecido para la acogida. Por eso, hoy también desde Burgos, pedimos el cierre inmediato de todos estos campos y la reubicación de esas personas en lugares y situaciones donde puedan vivir dignamente».

 

Por otra parte, recordaron que el goteo de llegadas en pateras y cayucos a las costas europeas durante este verano no ha cesado. Desde enero hasta finales de agosto, han llegado a España 830 embarcaciones con 12.532 personas. «Los muertos en el camino se cuentan por decenas. El mar no entiende de cierre de fronteras; la desesperación, tampoco. Todas estas situaciones ponen de manifiesto que hay millones de personas, hermanas y hermanos nuestros, que se ven obligadas a huir de sus países de origen».

 

Precisamente el lema propuesto por el papa Francisco para la Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado, que se celebrará el próximo domingo 27 de septiembre es «Como Jesucristo, obligados a huir». Millones de personas tienen que huir de sus hogares por violencia, persecución, desastres naturales, pobreza absoluta… En ocasiones son desplazados internos, es decir, emigran a otro lugar más seguro dentro del mismo país. Y otras veces tienen que terminar cruzando fronteras y yendo a países cercanos o en mejores condiciones. Hablamos ya de unos 272 millones de migrantes en el mundo, más de cinco millones en España. «Lo podemos ver como un problema, como un peligro, como una amenaza. O nos podemos poner en su lugar, y entonces posiblemente nos cambie la mirada. Ante alguien que se ha visto obligado a huir yo no puedo permanecer indiferente, y menos ser hostil. No cabe más postura que acoger, proteger, promover e integrar», rezaba el comunicado que se leyó durante el acto. En el mensaje de la Jornada de este año «se nos invita a los cristianos y a todas las personas de buena voluntad a conocer para comprender, a hacernos prójimos para servir, a escuchar para reconciliarnos, a compartir para crecer, a involucrar para promover, a colaborar para construir. Y por eso estamos aquí. Para denunciar las causas que provocan que millones de personas se vean obligadas a huir, y para construir una sociedad más justa y fraterna con quienes han llegado a nuestra tierra», concluyeron.

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