El autor de esta gran escultura es Diego de Siloé (siglo XVI). Representa a San Jerónimo como un ermitaño en penitencia, utilizando una composición iconográfica muy divulgada, que transmite la gran espiritualidad de este santo.
Casi calvo, con mechones sueltos sobre su cráneo, la frente está surcada por arrugas que subrayan la expresión dolorida de sus ojos muy hundidos. Con nariz recta, pómulos demacrados y larga barba y bigote de factura suelta, presenta la boca desdentada abierta, realizada con un realismo sorprendente, sin concesiones a la estética, con ese interés naturalista que también atrajo a los grandes maestros italianos como Leonardo. No hay que olvidar que Diego de Siloé se educó en Italia y que el mismo Leonardo presenta en su cuadro inacabado de San Jerónimo a un viejo calvo, de carne arrugada y brazos musculosos.
La anatomía del santo, que refleja el sufrimiento corporal en su flácida carne arrugada marcando los huesos y sus venas hinchadas, presenta, no obstante, una fuerte contextura en la realización de los músculos de sus miembros, con el brazo derecho extendido hacia atrás y sujetando con su mano la piedra con la que se golpeaba el pecho y apoyando la mano izquierda, doblada su muñeca en ángulo, en el libro cuyas páginas señala con sus dedos nudosos.
El torso se inclina hacia el crucifijo y a partir de la cintura se halla cubierto por un largo paño azul, doblando sus piernas fuertes y vigorosas. El Crucificado está situado bajo el fondo de lajas en un tronco de árbol con oquedades y un león se halla situado bajo una especie de mesa que forman las rocas.
San Jerónimo (340-420), Padre de la Iglesia y fundador de de la Orden de los Jerónimos, es representado generalmente en el desierto como ermitaño haciendo penitencia. Su cuerpo desnudo, propio de una persona entrada en años y mortificaciones, atrajo a los artistas del Renacimiento, que desarrollaron un estudio anatómico de su físico.
En la Catedral de Burgos también se puede contemplar una bella pintura titulada «San Jerónimo en su estudio», del taller de Joos van Cleve, ca. 1530, del manierismo flamenco.
El Instituto Superior de Ciencias Religiosas «San Jerónimo», de la Facultad de Teología de Burgos, oferta nuevos cursos de formación teológica para laicos y personas consagradas en los que se puede matricular por asignaturas sueltas o bien al curso completo.
En concreto, son cuatro las asignaturas que se proponen para este primer trimestre: Sacramentos I, La alegría de ser cristiano: bautismo y confirmación (miércoles y jueves del 16 de septiembre al 5 de noviembre de 18:30 a 19:40 horas), a cargo del profesor Roberto Calvo; Teología Moral Fundamental: el actuar moral del cristiano, impartida por Juan María González Oña (miércoles y jueves del 16 de septiembre al 19 de noviembre de 19:50 a 21:00 horas); Antiguo Testamento II: Profetas y sabios nos desvelan el misterio de Dios y del hombre (lunes y martes del 21 de septiembre al 22 de diciembre en horario de 18:30 a 19:40), a cargo del profesor José Luis Barriocanal, y Cristología: Historia y verdad de Jesucristo (los lunes y martes desde el 21 de septiembre hasta el 18 de enero en horario de 19:50 a 21:00 horas) a cargo del profesor Eloy Bueno de la Fuente.
Son destinatarios todas aquellas personas que tienen interés en el conocimiento de la Teología y la profundización de la experiencia de la fe cristiana y católica, así como los religiosos y religiosas en periodo de formación, los que se preparan para recibir el diaconado permanente, los que desean impartir clase de religión en Secundaria y Bachillerato, catequistas, educadores, miembros de asociaciones religiosas y demás agentes comprometidos en la pastoral parroquial y diocesana, y todos los que muestran inquietud por el fenómeno religioso.
Los interesados en participar en alguno o todos estos cursos deberán formalizar su ficha de inscripción en la secretaría de la Facultad de Teología (en el número 10 de la calle Eduardo Martínez del Campo) o bien a través del correo electrónico [email protected] o en el teléfono de contacto 629 051 756.
El arzobispo de Burgos, don Fidel Herráez Vegas, ha participado junto al director general de Patrimonio Cultural de la Junta de Castilla y León, Gumersindo Bueno, y el delegado territorial de la Junta en Burgos, Roberto Sáiz, en la inauguración de una exposición sobre el proyecto de restauración del conjunto escultórico del trasaltar de la Catedral. Obra de Felipe de Vigarny, estos relieves, gravemente deteriorados con el paso de los siglos, constituyen uno de los conjuntos escultóricos más sobresalientes del Renacimiento Hispánico.
El proyecto de restauración, puesto en marcha desde el año 2018, se lleva a cabo gracias a un convenio de colaboración entre la Junta, el Cabildo y la Archidiócesis de Burgos. Con él se pretenden frenar los factores de alteración del conjunto, recuperar la unidad de la obra y devolver su estabilidad al conjunto escultórico. Está previsto que las obras finalicen en los próximos meses (quizás para octubre, como ha adelantado Bueno), devolviendo su esplendor a uno de los últimos lugares emblemáticos por restaurar de la Catedral, que es un «edificio vivo en constante evolución y adaptación», tal como ha subrayado el arzobispo.
Exposición
Junto a las obras de restauración, esta exposición pretende mostrar a sus visitantes de forma divulgativa el conjunto de actuaciones llevadas a cabo para recuperar los relieves de la girola. Se pretenden dar a conocer de esta manera el bien y su contexto histórico y artístico, la metodología y los objetivos de la intervención, además de concienciar al público de su valor cultural.
Además, la exposición contará con visitas de escolares, talleres didácticos y elaboración de unidades didáctias específicas para los niveles de infantil y primaria. Para facilitar el conocimiento del conjunto escultórico del trasaltar se han reproducido, partiendo del escaneado láser 3D y fotogametría, los tres principales relieves, a escala 1/5, al objeto de explicar la técnica constructiva de los mismos, su despiece e iconografía.
Tras su paso por el claustro bajo de la Catedral durante el mes de septiembre, la exposición podrá visitarse más tarde, del 1 al 30 de octubre, en el Museo de Burgos.
El pasado domingo, 30 de agosto, el arzobispo, don Fidel Herráez, se desplazó hasta San Millán de Lara para celebrar la eucaristía y conocer allí la vida cristiana de las parroquias que atiende el sacerdote Carlos Palacios: Mambrillas de Lara, Campolara, Villoruebo, Lara de los Infantes, Quintanilla Cabrera, Villaespasa, Tañabueyes, Iglesiapinta, Quintanilla de las Viñas, Jaramillo de la Fuente, Rupelo, Vizcaínos y Cubillejo.
Don Fidel, recibido por Aurelio, alcalde del pueblo y colaborador de la parroquia, explicó a los presentes con numerosas anécdotas y alusiones a su vida personal el sentido de la visita pastoral, reducida en tiempo y espacio a causa de la pandemia. Ya en la homilía de la misa, resaltó la necesidad de cargar con la cruz, actitud que bien puede traducirse en vivir pendiente de hacer el bien a los demás, quererlos y dedicarles tiempo.
El arzobispo, además, pudo visitar otros pueblos del entorno, como Mambrillas de Lara (donde oró por los difuntos de su cementerio parroquial) y Campolara, donde firmó los libros parroquiales y visitó su iglesia acompañado por el sacerdote Abilio Moreno, hijo natural del pueblo, y Manuel, un colaborador asiduo de la parroquia.
El pastor de la diócesis también tuvo tiempo de conocer la iglesia visigótica de Quintanilla de las Viñas, el vestigio cristiano más antiguo de la diócesis, datado en el siglo VII. Por último, en Cubillejo también pudo visitar el templo parroquial acompañado de algunos vecinos.