«Hay que afrontar este momento con espíritu positivo y así lo reflejo en mis canciones»

José Luis Villalaín es madrileño pero pasó gran parte de su infancia en Burgos. Desde muy joven su vocación es la música (compone desde los 14 años) y es miembro del movimiento Renovación Carismática.

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José Luis Villalaín Marqués nació en Madrid en 1966 aunque, desde los cinco años, pasó toda su infancia en Burgos. Estudió en el Padre Aramburu y posteriormente Delineación en la Escuela de Aparejadores. A los 25 años se trasladó a Madrid, donde realizó el Grado Superior de Sonido. A los 14 años compuso su primera canción, titulada Mira el rostro de Jesús en Cantos de Renovación Carismática y su primer disco fue Vuelos de Luz y Libertad, junto a Raúl Berzosa. Ha realizado numerosas colaboraciones musicales. Su último disco lleva por título Lucha por lo que quieres y su canción más reciente es Hoy sale el sol por mi balcón, dedicada a los sanitarios y quienes trabajan en la lucha contra el Covid-19. Además, es miembro activo de Renovación Carismática, movimiento de la Iglesia católica que centra su objetivo en el agradecimiento a Dios.

 

Desde muy joven su vocación fue la música, asegura. «Pedí una guitarra a los Reyes Magos y en tres días compuse mi primera canción para Renovación Carismática. Lo mío siempre ha estado relacionado con el sonido y la música». Llegó a Renovación Carismática por su madre, que perteneció al Opus Dei y mantenía una buena relación con este movimiento. «Mis padres han sido fundamentales en mi vida espiritual, guardo un gran recuerdo de ellos porque me dieron la mejor herencia que pueden dejar a un hijo, la fe. Es el mejor regalo que me podían hacer», sostiene.

 

«Renovación Carismática ha marcado mi vida, y sigo con ellos porque es un camino de aprendizaje y siempre hay algo nuevo que encontrar. Para mí es como un alimento en el día a día y llevo 40 años. La clave es sentirse amado, porque es lo que condiciona la manera de actuar de las personas. Cuando alguien se siente amado siente el deseo de expresarlo, de llevar ese amor a otras personas, quien no se siente amado, no puede dar amor a los demás, por eso el amor supone agradecimiento y reciprocidad. Ese es también el fundamento de la fe y en ello se basa Renovación Carismática».

 

«Como todas las personas, he tenido buenos y malos momentos», confiesa. «Pero hay uno especial cuando a los 13 años sufrí una infección de cadera y pasé un año en el hospital, con un gran disgusto porque los médicos no sabían muy bien lo que podían hacer. Finalmente me colocaron una prótesis y aquí estoy. Lo viví como una experiencia más de la vida, que todo enriquece y de la que también hay que dar las gracias a Dios. Cuando me recuperé pedí una guitarra y entonces comprendí que mi vocación estaba en la música y el sonido».

 

«En la sensibilidad, en la creación, siempre está Dios. Las canciones que transmiten amor han tenido el toque de Dios para conseguirlo, porque todo el amor proviene de Él»

 

Sus canciones son alegres, siempre con una temática positiva, «pero con letras que interpelan, en el buen sentido, sobre el ser humano y crean buen rollo», matiza. «Pretendo hacer un tipo de música que llegue dentro, capaz de cambiar el ánimo de las personas que la escuchan; mi objetivo es cargar en positivo a quienes escuchan mis canciones. En la mayoría de ellas no se habla de Dios expresamente, «pero está presente», aclara. «Intento que quien escucha la canción lo pueda descubrir; es mejor ayudar a descubrir a Dios que intentar presentarlo». «En la sensibilidad, en la creación, siempre está Dios. Las canciones que transmiten amor han tenido el toque de Dios para conseguirlo, porque todo el amor proviene de Él», añade.

 

Durante el confinamiento compuso una canción en homenaje a los sanitarios y a todos quienes trabajan contra la pandemia de coronavirus, que lleva por título Hoy sale el sol por mi balcón, de la que también ha editado un video que pueden verse en su página web www.jlvillalain.com. Todos los beneficios que se obtengan por su venta irán destinados al comedor social de la parroquia San Ramón Nonato de Vallecas, en el barrio de Madrid en el que vive. «Me pareció una forma de ayudar en el enorme trabajo que desarrollan, porque han pasado de ofrecer 300 comidas a 2.000 todos los días, a las personas necesitadas, que cada vez son más por la crisis económica que está generando el coronavirus y, además, todos los restaurantes de la zona que antes colaboraban han cerrado».

 

El tema, explica, «es una manera de presentar en forma de música el homenaje que todas las tardes a las 8 les ofrecíamos desde nuestros balcones en toda España. La canción busca llegar al corazón de las personas y animarlas en estos momentos difíciles, como hicieron los sanitarios con su dedicación y su trabajo, ya que fueron un soplo de aire fresco en medio del drama de la pandemia. Es una canción para dar las gracias, pero sin buscar la lágrima fácil ni la compasión, yo huyo de eso siempre, por eso es un tema en clave positiva, que plantea la esperanza como horizonte y la confianza en que el ser humano sabrá sobreponerse a esta situación tan complicada». José Luis mantiene esa esperanza: «Nos está costando mucho, pero lo lograremos. Todos los sectores económicos están tocados, el mío especialmente. Se nos han caído todos los conciertos previstos. Estamos viviendo momentos muy duros, pero ahora es cuando debemos estar más unidos, ayudarnos y ser solidarios, para salir adelante. Estoy convencido de que, con mucho esfuerzo, lo vamos a superar».

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