Don Mario Iceta: «Me ha tocado un lote hermoso, me encanta mi heredad»

El nuevo arzobispo de Burgos ha tomado hoy posesión de su cátedra en una ceremonia en la que ha tenido muy presentes a las víctimas de la pandemia y ha llamado al pueblo a la esperanza.
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La Catedral de Burgos ha acogido esta mañana la toma de posesión de Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa como nuevo arzobispo metropolitano, en una ceremonia a la que, debido a la pandemia, se ha visto restringida la asistencia, y, pese a que el aforo permitía cubrir el 50% de la capacidad del templo, solo han participado 250 personas, incluidos miembros del coro y medios de comunicación.

 

El nuevo pastor de la diócesis, acompañado por el nuncio apostólico en España, en España, Bernardito Auza, ha sido recibido por el administrador apostólico y arzobispo emérito de Burgos, don Fidel Herráez Vegas, para acceder al templo por la Puerta Santa del Perdón y, una vez presentado al Cabildo y al Colegio de Consultores, acudir a orar a la Capilla del Santo Cristo, lugar de peregrinación de los burgaleses en tiempos de epidemias, donde ha permanecido unos minutos en oración al son de los cantos, en euskera, de la escolanía de los Pueri Cantores.

 

Antes de iniciarse la eucaristía, se ha dado lectura a las «Letras Apostólicas» del Santo Padre con el nombramiento del nuevo pastor de la diócesis, tras lo cual, el nuevo titular se ha sentado en la cátedra y el nuncio le ha hecho entrega del báculo. Dos sacerdotes, dos religiosos y una familia en representación del pueblo, han manifestado obediencia y afecto al nuevo prelado.

 

En su primera homilía, don Mario ha aseverado que «en la Iglesia recibir un ministerio no es subir, es abajarse al servicio», y ha recordado «a las familias, los parados, los que están en ERTE, los que tienen sus negocios cerrados y ven que no llegan a fin de mes, a los empresarios, autónomos… Dios quiera que pronto salgamos de esta situación. Saldremos con alegría». También se ha referido a los religiosos de vida contemplativa, «los confinados por amor», y a los misioneros.

 

«La pandemia nos ha revelado nuestra fragilidad, la de la humanidad entera, que aguarda la esperanza que nos trae el hijo de Dios», ha manifestado. «Necesitamos que nos laven los pies, si no, qué solos vamos a estar. Dios nos ha puesto en esta tierra para cuidarnos los unos de los otros». Jesús «creó una sociedad nueva, una humanidad de la entrega, del servicio, de la misericordia, del perdón. De ahí nace el pueblo nuevo, la tierra de los vivientes. Ponernos de rodillas a lavar los pies. Que nunca se nos caigan los anillos por servir, ni nos avergoncemos de que nos laven los pies. Necesitamos que nos laven los pies», ha insistido, en alusión al Evangelio.

 

Junto a ello, ha agradecido al Santo Padre su nueva misión de servicio a la Iglesia en Burgos. «Don Fidel decía que yo era un regalo para esta diócesis; pero no tiréis el tíquet por si hay que devolverlo», ha bromeado. «Para mí sí es un regalo esta Iglesia; me ha tocado un lote hermoso, me encanta mi heredad». Por su parte, el ya arzobispo emérito le deja como herencia una Iglesia con un futuro «muy esperanzador» que sabrá acoger a su nuevo pastor con «seriedad, sinceridad y fidelidad», «acogida de la que yo he sido testigo y he podido disfrutar», tal como le ha trasladado.

 

Representación limitada

 

Pese a las limitaciones sanitarias por la pandemia del COVID-19, varias autoridades han acompañado a Mario Iceta durante su toma de posesión, entre ellos, el consejero de la Presidencia de la Junta, Ángel Ibáñez, el alcalde de Burgos, Daniel de la Rosa, el subdelegado del Gobierno, Pedro Luis de la Fuente, el delegado territorial de la Junta, Roberto Saiz, y el presidente de la Diputación, César Rico.

 

Entre las autoridades eclesiásticas, además del arzobispo emérito de Burgos, Fidel Herráez, y el nuncio apostólico de España, Bernardito Auza, han asistido a la toma de posesión el obispo emérito de Jaén, Ramón del Hoyo, el abad de San Pedro de Cardeña, Roberto de la Iglesia, el abad de Santo Domingo de Silos, Lorenzo Maté, y casi una veintena de obispos. Entre ellos, quien fue su obispo en Bilbao, el cardenal Ricardo Blázquez, y su auxiliar los últimos años en Bilbao, Joseba Segura.

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