Pastoral Obrera: «No podemos poner en cuarentena la esperanza»

Militantes y simpatizantes de Pastoral Obrera han mantenido esta mañana de forma virtual su encuentro diocesano para «curar, cuidar y compartir la debilidad del mundo obrero en pandemia».

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La crisis sanitaria provocada por la Covid-19 ha dejado tras de sí una crisis social sin precedentes. Se estima que el impacto de la pandemia en el mundo del trabajo es cuatro veces superior que la crisis financiera de 2009. La pandemia se está cebando con las familias más vulnerables: personas y familias cuyo futuro es totalmente incierto. Por eso, y dado que «sin una respuesta adecuada hay un grave riesgo de que la salida de la crisis profundice y eternice las desigualdades en España, empobreciendo a las personas más pobres mientras las más ricas se recuperan a paso firme», la delegación de Pastoral Obrera de la diócesis ha reflexionado esta mañana sobre cómo «curar, cuidar y compartir la debilidad del mundo obrero en pandemia».

 

Ha sido la primera vez que el encuentro diocesano de Pastoral Obrera (que alcanzaba su XXIX edición) se ha desarrollado por vía telemática. En él se han dado cita militantes, simpatizantes y colaboradores de la Pastoral Obrera, así como el arzobispo, don Mario Iceta. Sindicalistas, representantes empresariales, miembros de Cáritas diocesana y los propios militantes de la pastoral obrera han compartido en una mesa de diálogo virtual la situación actual del trabajo en la diócesis, infectado por el «virus de la desigualdad». En la segunda parte del encuentro, se ha abordado una mirada evangélica a la realidad mostrada en la mesa de diálogo. Con «los ojos de Dios», en clave de oración y en dinámica de trabajo en grupos, se han buscado finalmente pistas que puedan ayudar a «recorrer como comunidad diocesana» y dar respuesta que promuevan la humanización y la dignidad de las personas y del trabajo.

 

La delegada diocesana de Pastoral Obrera, Sagrario Villanueva, asegura que, en esta situación de crisis social, la Iglesia «no puede poner en cuarentena la esperanza», sino que «a partir de una aceptación de lo que sucede –que no significa resignación– curemos y cuidemos las heridas que nos encontramos en rostros concretos y situaciones de precariedad, compartiendo lo que somos, acompañándonos y apoyándonos con otras sensibilidades, pero con un objetivo común: humanizar el mundo del trabajo».

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