«La Adoración Nocturna nos lleva a Dios en la oración más íntima y silenciosa»

Francisco Javier Villamor de Jesús es miembro de la Adoración Nocturna en San Lorenzo y está integrado en la Adoración Perpetua de San José Obrero. Hoy nos cuenta su experiencia.

FRANCISCO JAVIER VILLAMOR ok

 

Francisco Javier Villamor de Jesús  nació  en Burgos  en 1945 y siempre ha vivido en la capital burgalesa. Soltero, pertenece a la parroquia de San Julián. Desde 1963 es miembro de la Adoración Nocturna en San Lorenzo, donde continúa en la actualidad con un gran compromiso; dedicar una noche al mes al Señor. También está integrado desde sus comienzos en la Adoración Perpetua de San José Obrero. Ha pertenecido a los Cursillos de Cristiandad, que supusieron un impulso importante a su vida espiritual, centrada en la oración de petición y alabanza  hacia Dios.

 

Conoció la Adoración Nocturna a través de un compañero de Cursillos de Cristiandad. «Me llevó y me gustó mucho, entré en el turno 15, porque en aquellos años había muchos turnos, y aquí sigo muchos años después como si fuera el primer día, muy contento de pertenecer».

 

Francisco Javier destaca, sobre todo, «la buena relación personal entre todos los que participamos, el diálogo que tenemos entre nosotros, antes de iniciar los turnos, donde hablamos de los temas de actualidad y de nuestros propios problemas. Luego asistimos a una charla que nos ofrece el capellán y después la oración individual con el Santísimo, que constituye un momento muy especial, para dar paso a la oración comunitaria. Además también tenemos una misa y después volvemos a rezar oraciones del manual. Para mí la Adoración Nocturna es muy importante, ha marcado mi vida espiritual, porque supone vivir el momento más especial que puede tener un cristiano, al encontrarse directamente con Dios, en la oración individual y comunitaria».

 

«Hace años había mucha gente joven, pero ahora todos somos mayores. Es una pena, porque de seguir así llegará un momento en que no se pueda mantener la Adoración Nocturna»

 

La Adoración comienza sobre las 10 o las 11 de la noche y los adoradores salen en torno a las 2 de la madrugada. La mayoría son personas de cierta edad, muchos ya jubilados, así que procuran volver pronto a casa. «Hay muy pocos jóvenes y ese es un problema. Hace años había mucha gente joven, pero ahora todos somos mayores. Es una pena, porque de seguir así llegará un momento en que no se pueda mantener la Adoración Nocturna, no solo en Burgos sino en muchos otros lugares», lamenta.

 

En su opinión, la causa está «sencillamente en que falta compromiso, que cuesta dedicar una noche al mes al Señor para rezar, la mayoría de la sociedad vive en otra onda, y no conocen esta experiencia, por lo que no la valoran. Creo que nos tenemos que tomar esta situación muy en serio, porque sin jóvenes no hay futuro y debemos ser capaces de convencer a más gente para que se acerque a la Adoración, tanto los seglares como también los sacerdotes, que apenas hablan de la Adoración Nocturna en sus parroquias, por lo que no se conoce como debiera».

 

Para Francisco Javier, rezar por la noche es especial «porque la noche es silencio, es un momento especial para el recogimiento, la intimidad y la reflexión, es ideal para el encuentro con Dios. La experiencia de estar solo ante el Santísimo es difícil de expresar con palabras y es muy distinto rezar por la noche, que hacerlo por la mañana, con el ruido de la gente y la actividad. Por eso la Adoración Nocturna es muy especial, porque te posibilita acercarte a Dios en un momento de silencio donde todo se percibe mejor».

 

«Una cosa es orar y otra es rezar. Orar es ese encuentro personal con Dios, en el que le contamos nuestras cosas, nuestros problemas, es como una charla con el Señor».

 

«Rezamos por muchas intenciones, las del Papa Francisco, o las del grupo de oración en el que estamos, o por alguien conocido que está enfermo o que ha fallecido. Las intenciones se proponen primero y luego se escriben en un papel que se coloca delante del Señor. En definitiva es una manera de ofrecer la oración por los que más lo necesitan».

 

Matiza que «una cosa es orar y otra es rezar. Orar es ese encuentro personal con Dios, en el que le contamos nuestras cosas, nuestros problemas, es como una charla con el Señor. La oración es más personal, más profunda y requiere del silencio, mientras rezar es más repetitivo, se suele hacer más en grupo y supone una alabanza al Señor».

 

Su experiencia de oración, explica, «es muy variada, no siempre se repite. Hay ocasiones en las que salgo vacío de la oración, como que resulta complicado llegar a Dios, pero otras veces la oración me llena por completo, y me voy lleno de alegría. El Espíritu Santo sabe en cada momento lo que necesitamos y la oración es muy diversa en los sentimientos que nos produce en cada momento».

 

«Orar o rezar no sirve de nada si luego no va acompañado de obras y de una forma de afrontar la vida»

 

En definitiva, asegura, la Adoración Nocturna es y forma parte de su vida. «Espero con ilusión cada noche que me toca y es una alegría y una bendición a mi vida. He pasado por muchos momentos difíciles, estuve en el paro, y me he acogido a la oración y Dios siempre consuela y escucha, además nos ayuda a aceptar la cruz que tenemos que llevar en cada momento. La Adoración Nocturna nos permite vivir la vida siempre protegidos y guiados por el Señor que nos marca el camino, y eso es muy importante porque nos da seguridad y fuerza para salir de las dificultades. Y otra experiencia importante para mi ha sido la de conocer a gente muy buena, personas que te escuchan y te aconsejan, en las que puedes confiar, y que te hacer ver que no estás solo. Las relaciones personales en la Adoración Nocturna son para mí muy importantes».

 

Su pertenencia a la Adoración Nocturna también supone un compromiso de vida, «porque orar o rezar no sirve de nada si luego no va acompañado de obras y de una forma de afrontar la vida». «Pedimos siempre porque Dios nos conceda ser buenos cristianos y servir a los demás. Nosotros vamos también una vez al año al Seminario a pedir por las vocaciones y por los seminaristas. Ahora le pido a Dios que nos envíe más gente y a ser posible joven, para que la Adoración Nocturna no se agote y pueda crecer».

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