Acompañar la soledad que ha traído consigo la pandemia
El último encuentro diocesano de pastoral de migraciones contó con el testimonio de varias personas que ha sufrido especialmente el aislamiento en los últimos meses.
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El pasado miércoles concluyó en la parroquia de Nuestra Señora de Fátima el XV encuentro diocesano de pastoral de migraciones, dedicado en esta ocasión a reflexionar sobre los efectos de la pandemia escuchando testimonios en primera persona y conociendo algunas experiencias de Iglesia en salida.
Después de haber escuchado los efectos que la crisis sanitaria dejó en los trabajadores del hogar y en las personas que trabajan en la hostelería, el miércoles tuvo lugar un acercamiento a la «soledad sobrevenida» con la irrupción de la pandemia y las semanas de confinamiento y restricciones a la movilidad.
Daniela, oriunda de Venezuela, contó cómo vivió el confinamiento recién llegada hacía una semana de su país y sin conocer a nadie. Rosario, de Ecuador, compartió su dolor en soledad por la enfermedad muy grave de dos de sus hijos allí, estando ella aquí y sin poder viajar. Por último, Teresa, de Perú, habló de cómo se vive la muerte de una hermana sin poder ir a despedirla porque están las fronteras cerradas.
Situaciones todas ellas muy duras, que fueron respaldadas después a la luz de la fe, de la Palabra de Dios y de algunas frases del papa Francisco en su encíclica Fratelli Tutti. Finalmente, Víctor Román presentó la nueva realidad diocesana del Centro de Escucha San Camilo, como una oferta gratuita de acompañamiento en situaciones difíciles para poder volver a recuperar el tono vital después de los duros golpes que da la vida.