10 años defendiendo a los migrantes sin levantar la voz

Los círculos de silencio nacieron en Francia y llegaron a Burgos de la mano de varios colectivos de Iglesia. Ayer lo celebraron con una edición especial con la mirada puesta en la educación.
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Surgieron como un movimiento ciudadano en Toulouse en 2007, respaldados por algunas comunidades franciscanas. Pronto, aquella acción reivindicativa y no violenta se extendió por distintas ciudades francesas, sumando, mes a mes, nuevas convocatorias. La iniciativa llegó a Burgos hace exactamente 10 años de la mano de la todavía Mesa Diocesana de Pastoral de Migraciones (hoy delegación) y otros colectivos de Iglesia, entre los que se encontraban Cáritas diocesana, Atalaya Intercultural o la Casa de Acogida San Vicente de Paúl, entre otros. Desde entonces, han sido 91 las ediciones puestas en marcha como una manera pacífica de denunciar las políticas migratorias y la vulneración de los derechos de las personas migrantes y promover una cultura de la solidaridad y la acogida.

 

Tras mas de una década repitiendo este gesto (la delegación de Pastoral de Migraciones lo organiza cada dos meses en el paseo Sierra de Atapuerca) ayer quisieron celebrar este cumpleaños reclamando el derecho a la educación para los migrantes «en las mismas condiciones que los españoles». Por ello, solicitaron el acceso a una enseñanza básica, gratuita y obligatoria y la posibilidad de obtener la titulación académica correspondiente y poderse acoger al sistema de becas y ayudas.

 

Crisis migratoria en Ceuta

 

En el manifiesto que se leyó ayer, también se tuvo un recuerdo a la crisis migratoria acontecida en Ceuta el pasado mes de mayo y en la que se vieron involucrados adolescentes en edad escolar. Según se lamentó, se han sucedido varios actos de «rechazo y repudio» ante estas personas y no tanto a las causas de su migración o las situaciones por las que atraviesan.

 

Hicieron un llamamiento a la comunidad educativa y a la sociedad en general para que se unieran «a esta lucha por la dignificación y el respeto a todas las personas que llegan a nuestro país». «Confiamos en que el recuerdo de nuestro origen e historia migrantes, el agradecimiento debido a quienes nos acogieron y siguen acogiendo en muchas partes del mundo y nuestras convicciones religiosas o morales, nos lleven a todos los españoles a seguir siendo una sociedad acogedora». «Podemos tener ideas distintas sobre cómo abordar el fenómeno de la migración. Pero no debemos tener dudas sobre nuestra responsabilidad con todos los migrantes que desean vivir dignamente entre nosotros», concluyeron.

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