Nuevo obispo en la «diócesis más bella del mundo»: «Somos convocados para llevar esperanza»
«El Señor me invita a expropiarme entregándome, encarnándome en estas tierras de periferia geográfica», en la «diócesis más bella del mundo». Han sido las primeras palabras que don Fernando García Cadiñanos ha pronunciado como nuevo obispo de Mondoñedo-Ferrol. «El Señor me envía para una misión: ser servidor de esta Iglesia milenaria y de hondas raíces, que quiere ser fiel al mandado de Jesús de vivir y permanecer en el amor desde la humildad y sencillez». «Vengo con fragilidad –ha proseguido–, pero con la fuerza de los que se dejan llevar por el Espíritu, con la certeza de que el Señor acompaña y reviste la fragilidad en fortaleza». El nuevo prelado (que también ha probado suerte con el gallego) ha invitado a todos los miembros de la Iglesia mindoniense a ser «discípulos misioneros» y «llevar la esperanza que surge de la Pascua» a un mundo «herido y desvinculado y envuelto en el drama de la iniquidad y de la crisis de compromiso comunitario». «Somos convocados a realizar una experiencia que nos configura y nos renueva, Jesús nos invita a la parresía de la fraternidad».
Ha sido la conclusión a una larga ceremonia que se ha desarrollado en la catedral de Nuestra Señora de la Asunción de Mondoñedo ante la presencia de una veintena de obispos (entre los que se encontraba el arzobispo de Burgos, don Mario Iceta), familiares y amigos (muchos de ellos llegados desde Burgos) y numerosos fieles, que han copado el 75% total del aforo del templo. El arzobispo de Santiago de Compostela, monseñor Julián Barrio, ha sido el encargado de presidir los ritos de la ordenación episcopal, asistido por el nuncio de Su Santidad en España, monseñor Bernardito Auza, y el arzobispo emérito de Burgos, monseñor Fidel Herráez. La imposición de manos y la oración consecratoria con el libro de los evangelios sobre la cabeza del candidato, la unción crismal y la entrega de las insignias episcopales de la mitra, el anillo y el báculo han sido los ritos previos antes de sentarse en la cátedra y convertirse en el cuarto obispo burgalés que preside la diócesis gallega.
Vivir la «fantasía de la caridad»
En su homilía, el arzobispo de Santiago ha invitado al nuevo obispo a vivir su ministerio «en actitud de servicio, con fuerza de ánimo y abandono en la acción del Espíritu Santo», pues, ha dicho, el episcopado «no es una honra». Para monseñor Barrio, la tarea del obispo difiere de la del «programador inteligente que se queda en lo puramente funcional», pues «Jesucristo pide prudencia más que estrategia» y ha animado a García Cadiñanos a servir a sus nuevos diocesanos «sin cálculos y con gestos sinceros», sin olvidar «mirar siempre a los alejados y favorecer la fantasía de la caridad».
La diócesis de Mondoñedo-Ferrol, sufragánea de Santiago, abarca toda la zona norte de la provincia de Lugo y la parte más septentrional de A Coruña. Comprende una superficie total de 4.523,68 kilómetros cuadrados, con 275 mil habitantes, 422 parroquias y más de cien sacerdotes que las atienden. Su patrona es la Virgen de los Remedios, a cuyo santuario se ha dirigido esta mañana para realizar allí profesión de fe y prestar juramento de fidelidad. Tras la toma de posesión de la diócesis en la Catedral de Mondoñedo, mañana domingo, monseñor García Cadiñanos hará su entrada oficial en Ferrol (donde habitualmente vivirá) con una eucaristía que presidirá en la concatedral de San Xiao a las 17:00 horas.