Hacía años, exactamente tres, que la Virgen de las Viñas no salía de su ermita. En las fiestas de septiembre del año 2018 fue la última vez que la patrona de Aranda de Duero salió en procesión. La lluvia en el año 2019 y la pandemia del Covid-19 en el 2020, habían impedido a la imagen salir al exterior en los últimos años.
Ayer domingo 12 de septiembre, los arandinos celebraron con algo más de normalidad, el día grande de sus fiestas patronales. Lo hicieron manteniendo todas las medidas de seguridad que desde primera hora de la mañana se apreciaban en la preparación de la misa de campaña. La cofradía de Nuestra Señora de las Viñas fue la encargada de organizar todos los planes previos y de engalanar a la imagen.
Alrededor de 500 arandinos acudieron a la tradicional Eucaristía Solemne que este año se celebró en las proximidades de la ermita, en el campo de rugby, manteniendo así todas las medidas de seguridad. El arzobispo de Burgos, don Mario Iceta Gavicagogeascoa, presidió la celebración, emotiva y cargada de devoción. El prelado pidió a la Virgen María en su homilía caminar en fraternidad para «dejar los propios intereses y volcarnos en el bien común, para poder ver juntos la luz y no dejar a nadie atrás». Como es tradición en la localidad ribereña, los cantos litúrgicos de la celebración fueron interpretados por el Orfeón arandino Corazón de María.
Al finalizar la misa, don Mario se acercó a saludar a las distintas autoridades que acudieron y a los fieles que aguardaban a la salida. También aprovechó para visitar a las Hermanitas de los Ancianos Desamparados y las Benedictinas.
La Oficina de Información del Arzobispado de Burgos convoca a los medios de comunicación a participar en una rueda de prensa en la que se darán a conocer los resultados de una encuesta sociológica realizada a la sociedad burgalesa en el último verano. El estudio, desarrollado por la empresa Ikerfel, busca conocer la relevancia del hecho religioso en la provincia y la percepción de los burgaleses ante la labor de la Iglesia católica.
La rueda de prensa tendrá lugar mañana martes 14 de septiembre a las 10:00 horas en el salón de actos de la Casa de la Iglesia (calle Eduardo Martínez del Campo 7 de Burgos) y en ella participarán:
Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa, arzobispo de Burgos
Dª. Beatriz Núñez Angulo, profesora de la Facultad de Educación de la Universidad de Burgos
D. José Luis Lastra Palacios, vicario de pastoral de la archidiócesis de Burgos
La pandemia impidió el año pasado celebrar el encuentro anual de cofradías que esta vez se desarrollará cumpliendo todos los protocolos sanitarios. Este vigésimo primer encuentro pretende llenar a los cofrades de la gracia de Dios, para que alcancen la indulgencia plenaria y den testimonio de Jesús.
El encuentro se desarrollará en la capital el sábado 18 de septiembre, en torno a la Catedral, recordando que se cumplen ocho siglos de la colocación de la primera piedra del templo. Sumergidos también en el Año Santo Jubilar, un año de gracia otorgado a la archidiócesis por el Papa Francisco, los cofrades tienen que renovar su vida cristiana favoreciendo el encuentro con el Señor.
Para este encuentro de cofradías, la delegación diocesana de religiosidad popular ha organizado una diversa programación. Los actos comenzarán a las 09:45 horas con la acogida a los asistentes en el Seminario de San José, donde podrán estacionarse los vehículos. Posteriormente, en la Catedral, los cofrades podrán visitar la exposición de las Edades del Hombre en cinco turnos: 10:00, 10:15, 11:00, 17:15 y 17:30 horas. Cada grupo no podrá superar las veinte personas y la visita tendrá una duración de una hora.
Los actos centrales del encuentro llegarán a las 12 horas, con una concentración de cofradías en la Plaza del Rey San Fernando. Seguidamente, a las 12:30 horas, comenzará la procesión que llegará hasta la Plaza de Santa María y atravesará la Puerta del Perdón. A las 13 horas se celebrará la Eucaristía Solemne presidida por el arzobispo de Burgos don Mario Iceta en la nave central de la Seo.
El XXI Encuentro de cofradías de Burgos finalizará con una comida de hermandad a las 14:30 horas. Se desarrollará en los comedores del Seminario de San José.
La delegación diocesana de religiosidad popular y cofradías de Burgos organiza este encuentro con la colaboración del Cabildo catedralicio y la Diputación de Burgos, para acercar la Misericordia de Dios a todos los cofrades y que se conviertan en portadores de fe.
Tras tantos meses sombríos de pandemia que ha generado tanto sufrimiento, escuchamos la voz del Señor Resucitado invitándonos a empezar de nuevo. Comienza un nuevo curso pastoral, un nuevo tiempo de esperanza y servicio. «Incluso de los escombros de nuestro corazón, Dios puede construir una obra de arte; aun de los restos arruinados de nuestra humanidad, Dios prepara una nueva historia». Estas palabras, pronunciadas por el Papa Francisco durante la Vigilia Pascual que presidió este año en el altar de la cátedra de la Basílica Vaticana, resuenan con intensidad en mi corazón. Y es que el Señor nos precede siempre, aunque tantas y tantas veces nos cueste ver la luz cuando las tinieblas nos rodean.
Durante toda mi vida, he experimentado cómo detrás de la lluvia y del desgarrado Viernes Santo, la vida vuelve a florecer. Siempre. Porque la Resurrección llega, y el Resucitado atraviesa la luz sepultada del sinsentido para asombrarnos con su gracia en la cotidianeidad del día a día. Porque detrás del silencio doliente de la cruz, del sepulcro vacío y del miedo que enardece un nuevo amanecer, la esperanza vuelve a renacer.
Y, por eso, de nuevo, cuando nos llega el momento de recomenzar, Jesús vuelve a salir a nuestro encuentro para recordarnos que vayamos a Él, que posemos sobre su altar nuestros cansancios y que abramos los ojos a su gracia para cegarnos con su belleza. Una vez más, el Señor nos espera en Galilea. Con su vida habitando en el centro de nuestras tareas y obligaciones, nuestra vida comienza de nuevo. Comienza en la familia, en la casa, en el trabajo, en la Iglesia, en la amistad, en el servicio, en la entrega. Él, que hace nuevas todas las cosas (Ap 21, 5), desea renovar nuestro corazón y desinstalarlo de la rutina, hacer de nuestra vida la oración del Padrenuestro y empapar nuestra alma del esplendor de las Bienaventuranzas (Mt 5,3-12): con esperanza, con mansedumbre, con humildad, con paciencia ante los sufrimientos, con misericordia, con limpieza de corazón, con amor por la justicia y con capacidad de soportar las persecuciones sin juzgar a los demás.
Dios Padre está deseando escuchar nuestras inquietudes para arrojarlas, como decía santa Teresita del Niño Jesús, «en la inmensa hoguera de su Amor Misericordioso». Y para empezar, junto a Él, de nuevo. ¡Qué regalo tan inmenso es recomenzar! «Y, en todo», como repetía san Ignacio de Loyola, «amar y servir». Y hacerlo, continuando la obra creadora de Dios como infatigables peregrinos, por Aquel que nos pone en la línea de salida, por las miradas que nos esperan al otro lado de la orilla, por nosotros, por los otros, por aquellos que ya no están físicamente, pero sí unidos a nosotros para siempre y por toda la eternidad en Jesús Resucitado.
Este comienzo es, también, un buen momento para agradecer la presencia siempre providente de Dios, para sentir el cuidado en la fraternidad, para poner los talentos al servicio del bien común, para pedir perdón y para perdonar. Al hermano que te hirió y a uno mismo. Como hijos de un mismo Dios. Queridos hermanos y hermanas: es tiempo de empezar, de nuevo, respondiendo generosamente a la llamada del Señor a echar las redes en su nombre. Su Palabra hace siempre la pesca fecunda y esperanzada. Un año que sigue siendo jubilar, una Asamblea diocesana que nos aportará la luz del Espíritu para mostrarnos las sendas que debemos recorrer. Un año de la familia y de San José. ¡Un año inmenso, verdadero tiempo de gracia!
La Santísima Virgen María nos ayuda en esta carrera de fondo que comienza prosiguiendo el camino que inició Jesús de Nazaret, celebrando la gratitud de saber que nada es nuestro, valorando cómo Dios nos espera tras la bruma del desconcierto. Solo así, con amor eterno, derramando –hilo a hilo– lágrimas de esperanza y consuelo, podremos escuchar ese canto de regocijo que nos recuerda, en la voz del evangelista Mateo, que la vida derramada a cuerpo entero es un verdadero regalo: «Alegraos y regocijaos porque vuestra recompensa será grande en los cielos» (Mt 5, 1-12a).
Con gran afecto, os envío la bendición de Dios y os deseo un maravilloso comienzo de curso, donde el Espíritu Santo nos regale a manos llenas la fe, la esperanza y la caridad.
La iniciativa surgió de algunas parroquias en 2017 completando las rutas de Santo Domingo de la Calzada a San Juan de Ortega y, ante el buen resultado, la oferta se amplió a todos los grupos juveniles de la archidiócesis de la mano de la delegación de Infancia y Juventud. La propuesta de realizar el Camino de Santiago en varios tramos en los últimos días de verano ha cuajado entre los adolescentes de la provincia, que ayer culminaron la peregrinación de este año atravesando el límite de Galicia, en O Cebreiro.
Con su entrada en la comunidad gallega, estos jóvenes están más cerca de llegar a la tumba del apóstol, a la que esperan peregrinar el próximo mes de agosto junto con jóvenes de toda Europa, que se darán cita en Compostela para celebrar el Encuentro Europeo de Jóvenes, que coordina la Conferencia Episcopal. «Es una buena manera de comenzar el curso pastoral», relata Carlos Navarro, miembro del equipo de la delegación de Juventud y coordinador de esta actividad. Además de que los adolescentes «puedan convivir y conocerse», también es una oportunidad para que sacerdotes y catequistas «puedan conocer las diferentes formas de trabajo con jóvenes que se llevan a cabo en la diócesis».
Dadas las medidas sanitarias actuales, este año 37 adolescentes de las parroquias de San Lesmes, San Juan Bautista, San Julián, San Cosme y San Damián, San Gil y Hermano San Rafael han pernoctado cada día en el seminario diocesano de Astorga, completando tres etapas del Camino Francés: de Santibáñez de Valdeiglesias a la capital Maragata, de Riego de Ambós a Ponferrada y de Ruitelán a O Cebrerio. «Hemos querido terminar en Galicia porque allí el próximo año tendrá lugar en Santiago la Peregrinación Europea de Jóvenes y nuestro ideal es que estos adolescentes que han participado en esta actividad puedan concluirla de una manera maravillosa en Santiago», sostiene Navarro. El propio arzobispo, don Mario Iceta, los acompañó en su salida desde Burgos y, antes de enviarlos con su bendición, les invitó a vivir en profundidad la ruta jacobea al comienzo del nuevo curso pastoral.