Honorato Alonso: un «volcán» de generosidad
Honorato Alonso Saiz nació en Rioseras, es salesiano y se formó en Guipuzcoa, Zaragoza, Deusto, Santander y Pamplona. Desde hace 40 años reside en la República Democrática del Congo. Cuenta que en Goma, que desde 1981 a 1993 era una de las ciudades más pacíficas que había en el Congo, a partir de ese año se han vivido una serie de acontecimientos convulsos, como el desplazamiento de la población al interior del país, la crisis de los refugiados ruandeses en 1994, en 1996 la vuelta de esos refugiados hacia Ruanda y la división del país en 1998. Por si ello fuera poco, en 2002 una erupción volcánica atravesó la ciudad, en 2008 los grupos de rebeldes se aproximaron y crearon una inseguridad que llevó a la población hacia el interior y en 2013 se repitieron los acontecimientos. En mayo de este mismo año se produjo otra erupción volcánica que afectó a parte de la ciudad y Honorato tuvo que remangarse para echar una mano y ayudar.
En la República Democrática del Congo, el 70 u 80% de la población son cristianos, y de ellos más del 40% católicos. Quizá sea el país de África con mayor cantidad de católicos, apunta. En cuanto a vocaciones, en su diócesis hay más de 200 sacerdotes y de ellos el 90% son autóctonos. «Misioneros ya hay pocos y de cierta edad. En cambio, nativos, diocesanos o de otras congregaciones, hay muchos».
Honorato fue profesor y responsable de talleres del Instituto Técnico Industrial de Goma, con un millar de alumnos, y reconoce que de ese contacto con la juventud ha aprendido mucho. De hecho asegura que su mayor aprendizaje ha sido la acogida de la gente. La experiencia más fuerte fue la vivida en 1994, con la llegada de los refugiados. «Fue bastante impresionante, en el sentido de que ves que la vida de una persona puede cambiar muy rápido. La gente llegaba sin nada, era mes de julio, hacía mucho calor y no había una estructura para acogerlos. Empezó a haber casos de cólera. Veías cómo la gente moría en poco tiempo, casi en un día. Había decenas de miles de personas que morían».
«A veces, cuando se ha vivido en situaciones muy diferentes y en un lugar donde hay menos facilidad para adquirir las cosas y hay menos comodidades, eso te ayuda a apreciar las cosas que tenemos aquí y ciertos valores, no solo materiales, sino valores humanos y valores espirituales», reflexiona. Desde que los misioneros llegaron se ha producido un cambio positivo en la Iglesia, asegura, porque la mayor parte de responsabilidades las tiene ahora el clero nativo. También es una zona donde hay varias vocaciones misioneras, en concreto un poco más al este de Goma, los salesianos han encontrado varias vocaciones, varios jóvenes que han pedido ir a misiones a otros países.
Honorato concluye que su experiencia y vivencia misionera en el país africano «ha sido una gracia»: «La gente allí es muy religiosa, y eso ya te orienta de otra manera».