El arzobispo: «Deseo impulsar los planes de la archidiócesis, no los de Mario Iceta»
Se ha cumplido ya un año desde que llegó a Burgos y, tras recorrer 23 parroquias de la ciudad y otras 30 en la provincia, visitar todos los arciprestazgos y comunidades religiosas o haber participado en 160 actos con motivo del VIII Centenario de la Catedral, entre otras muchas acciones, el arzobispo lo tiene claro: «Ya no se puede devolver el tíquet y, después de este año intenso y gozoso, me reafirmo: me ha tocado un lote hermoso». Han sido las palabras con las que el arzobispo, don Mario Iceta, ha comenzado hoy su alocución en el tradicional encuentro navideño que mantienen cada año agentes de pastoral y miembros de la curia diocesana, a los que ha agradecido su «ilusión de evangelizar».
«Estamos vivido un año intenso de gracia con el Año Jubilar y la Asamblea Diocesana, con los que el Señor nos bendice copiosamente», ha recordado el arzobispo. Según ha deseado, ambos eventos deberán servir para «no perder la perspectiva misionera» y recordar que «somos enviados para hacer presente en Reino de Dios en este mundo». «Yo estaré en medio de vosotros como el que sirve, impulsado los proyectos de la archidiócesis y no los planes de Mario Iceta», ha indicado, a la par que ha solicitado una especial sensibilidad para «conocer los planes que el Espíritu Santo tiene para su Iglesia».
Dios responde a los deseos de la humanidad
En el marco de una liturgia de la Palabra, el arzobispo ha asegurado que el ser humano «desea estar con Dios» y por eso «Él responde viniendo a nuestro encuentro, habitando en el templo de la propia humanidad». Y lo hace, ha subrayado, «para iluminar nuestra oscuridad y guiar nuestros pasos por el camino de la paz», para que «podamos bendecirlo por el milagro de su presencia entre nosotros».
El pastor de la archidiócesis también ha reiterado su deseo de «cuidar personas» y no tanto las piedras, pues «no somos números intercambiables». «Yo también pongo mis dones y defectos para que juntos nos ayudemos a cuidarnos para saber evangelizar». Finalmente, y antes de mostrar la imagen del Niño Jesús a la veneración de los presentes, ha trasladado su deseo de que el pequeño de Belén «pueda renacer en el pesebre de nuestro corazón para que sea nuestra luz, nuestra salvación y nuestra paz».