El fin de las mascarillas llega también a los lugares de culto

Desde la vicaría general exponen que «queda la libertad de usarlas, especialmente cuando el sacerdote o los fieles sean vulnerables a infecciones respiratorias».

mascarillas iglesias

 

El 20 de mayo de 2020, el BOE publicaba la orden que obligaba al uso de mascarillas en el país. Pasados exactamente dos años de aquella disposición y tras la aprobación en el Consejo de Ministros celebrado ayer, el Boletín del Estado exime desde hoy la obligatoriedad de usar el cubrebocas en los interiores, entre los que se encuentra, de igual modo, los templos y lugares de culto.

 

Desde el estallido de la pandemia, han sido numerosas las restricciones que han alterado las celebraciones litúrgicas, desde la supresión del culto público a clausura de algunos templos e iglesias a limitaciones estrictas de aforo. Con la supresión de la obligatoriedad del uso de mascarillas en interiores, la pandemia parece entrar en una nueva etapa, permitiendo que los actos de culto en las iglesias vuelvan a recuperar las costumbres previas a la crisis sanitaria.

 

No obstante la normativa, y sin olvidar «el sentido común» y que «la pandemia aún no ha terminado», desde la vicaría general de la archidiócesis se proponen algunas recomendaciones, como el uso del gel hidroalcohólico a las entradas de las iglesias y en sus presbiterios para que los sacerdotes puedan aplicárselo antes de la distribución de la comunión. Sobre el uso de la mascarilla, se subraya que «queda la libertad de usarla, especialmente cuando tanto el sacerdote como los fieles sean más vulnerables a infecciones respiratorias».

 

El uso de la mascarilla será obligatorio, en todo caso, en la celebración del sacramento de la penitencia, si se realiza en el confesonario o a una distancia inferior a metro y medio, tanto para el fiel como para el sacerdote. Para la distribución de la comunión y la administración de los sacramentos de la unción, bautismo, confirmación o matrimonio no es necesario el uso de la mascarilla, ya que el contacto físico, en estos casos, es puntual. «No obstante –subrayan desde la vicaría general–, atiéndase a la vulnerabilidad del fiel y utilícese el gel hidroalcohólico». En las residencias para mayores, capellanías de hospitales y velatorios será obligado cumplir las prescripciones dictadas en cada lugar.

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