Nuevo obispo de Tarazona: «Confío en ser una familia con ellos, quererles y dejarme querer»

Vicente Rebollo Mozos asegura ir a su nueva diócesis «con la 'L' en la espalda», para «aprender de la gente sencilla» y ser «un pastor con olor a oveja».
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El vicario episcopal para los asuntos económicos de la archidiócesis de Burgos, Vicente Rebollo Mozos, ha sido nombrado por el papa Francisco obispo de la diócesis de Tarazona tras haber aceptado la renuncia del ministerio episcopal, por razones de edad, de quien ha sido su pastor desde 2011, el agustino Eusebio Hernández Sola.

 

Vicente Rebollo recibirá la ordenación episcopal el próximo 17 de septiembre en una celebración que se desarrollará en la catedral de Santa María de la Huerta y en la que tomará posesión de la sede turiasonense, cuyos orígenes se remontan al año 449 y que cuenta en la actualidad con un territorio cercano a los 4.500 kilómetros cuadrados, una población aproximada de 85.000 habitantes y 144 parroquias agrupadas en cinco arciprestazgos atendidas por unos 80 sacerdotes. 

 

El hasta ahora también deán de la Catedral de Burgos se trasladará de una a otra diócesis rural en eso que se ha llamado «España Vaciada». En la diócesis que pastoreará abundan los pueblos de menos de 300 vecinos y la inmensa población se agrupa en torno a la capital maña. 

 

«Uno no nace para obispo», indica. «En el Seminario nos preparan para ser sacerdotes, pero nadie enseña a ser obispo». A pesar de haber formado parte del equipo de gobierno y haber colaborado de cerca con los últimos tres arzobispos de Burgos, confía «en la gente, los sacerdotes, los demás obispos, en la providencia de Dios y su misericordia» a la hora de desempeñar la nueva misión que le encomienda la Iglesia, que recibe «con esperanza» y con el debido agradecimiento al Santo Padre. «Voy con actitud de aprender», «con la ‘L’ en la espalda», ha bromeado. «La gente sencilla es la que más te enseña. Confío en ser una familia con ellos».

 

«Solo espero serles útil y servir al Reino, oler a oveja», explica. De hecho, en el vídeo que ha enviado a sus nuevos diocesanos esta mañana, cuando se ha hecho público su nombramiento de forma conjunta en Roma, Tarazona y Burgos, ha manifestado su deseo de compartir con ellos «vida y preocupaciones», siendo «un instrumento del amor de Dios». «Juntos haremos que el Reino de Dios siga extendiéndose en nuestra tierra, llegue a los pobres y necesitados, a los enfermos y los débiles, a los que están solos y viven sin esperanza», trasladaba en el mensaje. «Confío en ser una familia con ellos, quererles y dejarme querer», ha apostillado en su comparecencia a los medios de comunicación.

 

Otro guiño para Burgos

 

Tanto el propio Rebollo como el mismo arzobispo coinciden en señalar los continuos «regalos» que el papa Francisco está teniendo con la Iglesia burgalesa durante el Año Santo. «Es una riqueza para la archidiócesis que el Santo Padre se fije en ella», recordaba don Mario Iceta apenas un año después de la designación como obispo de Mondoñedo-Ferrol del burgalés Fernando García Cadiñanos, sin olvidar su propio reciente nombramiento como miembro de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos de la Santa Sede.

 

Maestro en transparencia

 

Vicente Rebollo nació en Revilla Vallejera en 1964. Recibió la ordenación sacerdotal en 1988 y ha desempeñado el ministerio en San Pablo Apóstol, Canicosa y Regumiel de la Sierra, Tardajos y pueblos del entorno, Ntra. Sra. del Rosario y la Catedral. Después de licenciarse en Teología Espiritual en la Facultad de Teología de Burgos (1999) solicitó permiso al entonces arzobispo, Francisco Gil, para realizar estudios relacionados con la economía, por los que sentía interés. Obtuvo en la UBU la diplomatura en Ciencias Empresariales (2004), la licenciatura en Administración y Dirección de Empresas (2006) y el máster en Investigación en Economía de la Empresa (2011). De este modo, los sucesivos arzobispos han puesto en sus manos las finanzas de la archidiócesis, aplaudidas por ser una de las que se gestiona con más solvencia y transparencia. 

 

«Ha sido un trabajo en equipo, una apuesta que ha salido muy bien», explica con modestia. Ese ejercicio de transparencia será uno de sus objetivos cuando sea obispo, superando su vinculación al factor puramente económico: «Es bueno que la gente sepa lo que somos, lo que hacemos y cómo lo hacemos. Eso, además, nos ayuda a ser más responsables», indica. 

 

Vicente, visiblemente emocionado, se ha mostrado agradecido a «su diócesis» de Burgos: Si el Papa quiere que sea obispo «es fruto de los sitios por los que he pasado y de lo que he aprendido de la gente que ha estado a mi lado», de los que ha querido dar debida cuenta. «Vosotros habéis sido mi seminario para ser obispo», ha dicho instantes antes de hacerse pública la noticia a sus compañeros de presbiterio. «Siento que dejo una gran familia a la que he entregado mi vida», ha declarado mientras bromeaba que «dejo algún barco en alta mar y con viento soplando».

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