«Dedicar tiempo, compañía y cariño a los enfermos» vale más que cualquier limosna
Con el lema «Cuida de él» las delegaciones de Pastoral de la Salud de toda España dieron ayer comienzo a su campaña anual, que se prolongará hasta el próximo 14 de mayo, cuando se celebre la «Pascua del Enfermo». Este año quieren poner el foco en el cuidado y la atención de los mayores, a quienes estos agentes de la pastoral quieren acercarse «no con estrategias, sino mejorando las relaciones humanas», tal como afirman desde el departamento de Pastoral de la Salud de la Conferencia Episcopal.
La campaña se inauguró también en Burgos coincidiendo con la fiesta de la Virgen de Lourdes. Enfermos y responsables de la pastoral de la salud de la archidiócesis se dieron cita en la parroquia de San Gil Abad para celebrar una eucaristía, presidida por el arzobispo. Don Mario Iceta aseguró en su homilía que «necesitamos profundamente el don del Espíritu Santo» para poder padecer la enfermedad y la ancianidad, para la que «ninguno estamos preparados». «Solo con Dios podemos alcanzar la plenitud de nuestra vida». «Es verdad que la medicina ha avanzado tantísimo, que tenemos numerosos remedios terapéuticos, pero necesitamos siempre esa preparación interior para situar nuestra vida cuando llega la enfermedad, la ancianidad o la discapacidad. No estamos preparados, necesitamos el don del Espíritu Santo para responder a esos desafíos formidables que se presentan en nuestra vida», aseguró.
De igual modo, trasladó que esa apertura a la acción de Dios permitirá no solo afrontar la enfermedad en primera persona, sino también cuando la padece algún familiar, pues «cuando alguien enferma, en cierta medida, enferma toda la familia». «Todos nos ponemos en situación de combate para acompañar, dar de comer, acompañar por la noche en el hospital, quién lo vigilará…» E, incluso, esa acción se puede prolongar más allá de los vínculos sanguíneos: «También podemos ofrecer ayuda a los enfermos que no son de mi familia, pues en el Señor todos somos hermanos. Quizás el Señor nos pide compartir lo que tenemos, que no es el dinero, sino nuestro tiempo, la compañía, el cariño. Eso vale más que una limosna, es compartir la propia vida con quien lo necesita». De ahí la llamada que el pastor de la archidiócesis hizo a los presentes de buscar el modo y las personas a las que ayudar en sus dificultades. «Hoy el Señor nos pide ‘cuidar de él’, como hizo el Buen Samaritano con el dueño de la posada. ¿De quién? Veamos quién está a nuestro alrededor, a nuestro alcance», exhortó.