Círculo de Silencio: esperanza ante un camino lleno de dificultades
El pasado lunes 13 de marzo tuvo lugar un nuevo Círculo del Silencio en el Paseo Sierra de Atapuerca organizado por la delegación diocesana de Pastoral de Migraciones. En esta ocasión, se unieron los seminaristas de Burgos, en vísperas de la celebración del día del Seminario bajo el lema «Levántate y ponte en camino». Un camino que, en ocasiones, lleva a millones de personas a otras tierras.
En el círculo de este mes de marzo se recordó la vida de tantas personas migrantes que comienzan un camino cargado de esperanzas, pero también de dificultades. «Queremos mostrar esperanza y continuar luchando por un mundo más justo; especialmente queremos mostrar nuestra disposición a estar junto a aquellos que más nos necesitan». Y en la lucha por un mundo más justo está también la necesidad de denunciar las situaciones que no respetan la vida y la dignidad de las personas migrantes. Como la tragedia ocurrida el 26 de febrero, una más, frente a las costas de Calabria (en el sur de Italia) donde al menos 76 migrantes perdieron la vida y otros 25 están desaparecidos. O cómo en las últimas semanas han llegado a España refugiados que estaban acogidos en los lugares donde se produjo el terremoto del mes de febrero. La ONU estima que, de los 9 millones de siniestrados que dejó el terremoto en Turquía, más de 1,7 millones son refugiados. Y también la situación que se está viviendo en Nicaragua, con el destierro y encarcelamiento de opositores, entre ellos, el obispo Rolando Álvarez. «Apelamos a la conciencia de quienes hacen las leyes y deciden políticamente a diferentes niveles, para que respeten los derechos de las personas y su dignidad», reclamaron desde la delegación.
«Hacemos silencio y traemos a la memoria y al corazón tantos sufrimientos y tantas esperanzas. En el silencio se hacen especialmente presentes las heridas de la humanidad, el egoísmo que margina y no deja de oír los gritos de los débiles. En el silencio escuchamos el ruido mortal de tantas guerras y violencias que provocan muertes y migraciones forzosas; más de un año de invasión de Ucrania, por ejemplo. En el silencio percibimos que nada humano nos es ajeno. La voz de las personas más débiles es, para quienes aquí estamos, sonido de esperanza y compromiso de fraternidad y justicia», concluyeron en la lectura de un manifiesto.