«No seamos mediocres. No busquemos el aprobado, sino el sobresaliente»
Han pasado 400 años desde su muerte y, aunque lo parezca, el mundo no ha cambiado tanto desde entonces. Los retos pastorales a los que tuvo que hacer frente san Francisco de Sales difieren poco de los que también deben afrontar los sacerdotes del siglo XXI. Los cambios epocales, antropológicos, sociales, religiosos y culturales que vivió el santo obispo de Annecy interpelan también a los sacerdotes de hoy. Las intuiciones del doctor de la Iglesia han servido a las reflexiones que los sacerdotes de la zona centro de la archidiócesis han mantenido esta mañana acompañados del arzobispo en su retiro espiritual de Cuaresma.
Para don Mario Iceta, Francisco de Sales llama a los sacerdotes a vivir como criterio último el amor, a compaginar acción y contemplación, a ser del mundo sin caer en la mundanidad, a amar la sociedad y la cultura en la que viven evitando la autorreferencialidad, a buscar la santidad en la vida cotidiana. «Es lo que también nos espera como tarea esencial para este cambio de época: una Iglesia no autorreferencial, libre de toda mundanidad pero capaz de habitar el mundo, de compartir la vida de la gente, de caminar juntos y escuchar y acoger… Francisco de Sales nos invita a salir de la preocupación excesiva por nosotros mismos, por las estructuras, por la imagen social y a preguntarnos más bien cuáles son las necesidades concretas y las esperanzas espirituales de nuestro pueblo», ha subrayado repitiendo las palabras del papa Francisco. «Tenemos que buscar la santidad en la vida ordinaria, no ser mediocres o dejar las cosas a la mitad. La mediocridad es el menos, la santidad es el más. No busquemos el aprobado, sino el sobresaliente», ha animado a los sacerdotes.
Como viene siendo habitual, el arzobispo mantiene con los sacerdotes de la archidiócesis varios retiros a lo largo del año, en torno al inicio del curso pastoral y durante la Cuaresma. El pasado 1 de marzo ya dirigió otro retiro a los sacerdotes de la zona norte de la provincia en el monasterio de El Espino, mientras que el día 20 hizo lo propio con los de la zona sur, esta vez en Caleruega.